4 conceptos para entender a tu hijo adolescente

Entender a un adolescente es casi imposible, tal vez porque hablan el idioma de las hormonas. Sin embargo, es posible comprenderlos. Aquí te digo cómo.

Yordy Giraldo

La adolescencia es una especie de portal doloroso entre la infancia y la juventud. No importa lo que hagamos, resulta imposible llegar preparados para cuando nuestros hijos alcanzan esa edad. La causa tal vez sea que no hay nada más surrealista que ser dos personas en una: por un lado, un niño que no tiene idea sobre nada y por el otro, el casi adulto que empieza a emerger.

Y no sólo se trata sobre cómo lucen, sino cómo sienten. Es ésa, quizá, la parte más desafiante de esta edad. Ríen, lloran, se enamoran y desenamoran. Todo lo sienten como si fuera para siempre y, por lo general, dura un minuto. Desean lo mismo ser el centro de atención que pasar desapercibidos, saberlo todo y que no se les cuestione sobre ningún tema.

Pretender entender a un adolescente es casi imposible porque hablan el idioma de las hormonas. Sin embargo, es posible comprenderlos, porque aunque no sepamos bien a bien lo que dicen, tenemos conciencia de lo que viven porque todos hemos transitado antes ese camino. Aquí algunas cosas que puedes considerar:

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1. Piensan como adultos, pero no actúan como tales

Esto se debe a que ya tienen la agudeza para analizar desde otras perspectivas, pero la falta de experiencias de primera mano les impide reaccionar con la misma madurez con la que reflexionan.

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Emocionalmente, son inmaduros. Por un lado, sus cuerpos comienzan a lucir y a sentir ya no como niños, pero su mente todavía no sabe lo que eso significa, lo que los llena de una ansiedad que no saben manejar y los desespera.

2. No han definido una identidad

Lo mismo pueden ser un día darketos, hipsters, hippies, rastas o metaleros, y al siguiente vestirse y sentirse totalmente distinto. La idea es pasar por tanto como sea posible hasta sentirse identificados. Encima tienen que lidiar con ser hijos, hermanos, nietos, amigos… Experimentan mucho en poco tiempo, y esto, entre otras cosas, desencadena los cambios de humor, el mal carácter y las reacciones dramáticas y excesivas tan características de esta etapa.

3. Actúan con torpeza

El cuerpo de un adolescente no se desarrolla todo de una sola vez, sino que cada parte lo hace a velocidad diferente. Por ejemplo, los pies y las manos lo hacen antes que el resto del cuerpo. Es el momento en el que el cuerpo crece más rápidamente. Muchas veces se tropezará o romperá cosas accidentalmente. Tenle paciencia: está acostumbrándose a vivir en un cuerpo diferente al que tenía cuando era niño.

4. Todo gira en torno a su imagen

La fragilidad de su autoestima y la dependencia a lo que los otros piensen de ellos hace que cualquier cosa que atente con lo que quieren proyectar incida en su estado de ánimo y disposición para interactuar. Los cambios propios de la edad son los que más afectan. Las espinillas, crecimiento del vello, sudoración excesiva, y mal olor ponen a prueba su percepción de sí mismos.

Como padres no se trata de sentir lástima por ellos, a final de cuentas es un proceso normal al que todos tenemos que enfrentarnos. Sin embargo, es importante no perder la paciencia, ni la disposición para mantenernos en sus vidas, incluso a pesar de ellos mismos. Porque a esas edades no son ni chicos, ni grandes, sino todo lo contrario. Así se siente ser adolescente.

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Yordy Giraldo

Yordanka Pérez Giraldo, Cubana de nacimiento, mexicana por elección.