4 maneras de destruir a tus hijos y cómo evitarlo

Aunque no lo creas, tus hijos dependen de ti hasta para tener buena autoestima. Con este artículo tendrás un poco de luz en el arduo camino de la crianza.

Erika Otero Romero

Una de mis películas favoritas se llama Penélope. La historia cuenta cómo Penélope es la heredera de una maldición impuesta por un hechicero, muchos años atrás. Esta maldición fue lanzada sobre los miembros masculinos de su familia, pero las receptoras de dicha maldición serían las hijas de los varones del apellido Wilhern. Tal maldición, que dicho sea de paso, la hacía tener una simpática nariz de puerco, solo podría ser rota cuando fuera amada por alguien de su misma condición social.

La madre de Penélope, que desde que ella había nacido no hacía más que ocultarla o inventar diferentes situaciones para que los medios no se fijaran en ella, lo único que deseaba era que su hija creciera y encontrará el amor para que de esa manera la maldición se rompiera. Sin embargo, pese a cada entrevista infructuosa a cuanto joven adinerado encontraba, Penélope perdía cada día más la esperanza de que alguien llegara a amarla por cómo era, y no por cómo lucía. Para hacer corta la narración, solo el amor que ella sintiera por ella misma sería la forma de romper el hechizo. El poder solo estaba en ella, o en que alguien de la familia la amara realmente, con su nariz de cerdo y todo. Al final, ella encontró el amor y se amó a sí misma.

De la fantasía a la realidad

Puede que sea algo fantástico, pese a eso, sé de muchas personas que son bellas, muy hermosas realmente, pero que por efectos de los malos tratos o desprecios de sus familiares poco a poco van cayendo en la falta de amor propio. Pierden la confianza en sí mismos, lo que los lleva a vivir aislados del mundo, frustrados por no tener el valor de hacer sus sueños realidad. En conclusión: no confían en ellos mismos porque aquellos a quienes aman, no los aprecian y valoran como son.

Y, ¿a quién hay que culpar?

No se trata de culpar a nadie, pero si hay que responsabilizar a alguien de manera directa, sería a los padres. Por esa razón, este artículo va dedicado a las madres y padres que podrían parecerse a los de Penélope, de modo que, al leerlo, no repitan el patrón que muy probablemente ellos tuvieron que experimentar en su infancia. A continuación te dejo algunas pautas para que seas quien cultive en tu hijo la confianza y amor propio que requiere para tener una vida brillante:

1. No lo compares con ninguna persona

Si algo puede dañar la seguridad personal de alguien, es que le comparen con otros. Craso error, que aún muchas personas cometen, a veces sin tener la intención de dañar. Es fácil corregir esto, solo no lo hagas, pues no hay motivo para hacerlo: todos tus hijos son distintos entre sí, poseen diferentes talentos y gustos, aunque tengan a los mismos padres.

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2. Apóyalo en sus sueños y metas

Cree en tu hijo, aunque sus sueños sean un poco locos. Hazle notar cuando las cosas están bien o mal, pero jamás le des la espalda. Esto es vital para que desarrolle la confianza en sí mismo.

3. Confórtalo en sus fracasos

Es primordial que sienta que, a pesar de no haber podido alcanzar sus metas o pese a que todo le ha salido mal, tú estás ahí para aconsejarle, o solo para abrazarle. Ayúdale para que supere su dolor y sepa con certeza que tú crees en él.

4. No lo juzgues

Partiendo del principio de que nadie es perfecto y errar es humano, lo último que tu hijo necesita cuando se equivoca es que señales con ira su error. A veces es más fructífero el silencio en el momento justo, para luego pasar a la guía y crítica constructiva, después del desespero.

Hacer que tus hijos se amen a sí mismos es en realidad una tarea tan fácil, que puede pasar desapercibida. Es ahí donde surge el error, pero no te preocupes: solo dale la oportunidad de ser quién quiera ser, y nunca olvides tu papel de guía y padre amoroso.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.