4 respuestas a los que te critican por amamantar a un niño mayor de 1 año

¿Está bien o mal? Éstas 4 respuestas le cerrarán la boca a muchos.

Fernanda Gonzalez Casafús

Amamantar es uno de los actos más naturales y nobles que pueda realizar el ser humano. Sin embargo, no es raro cruzarse con personas que tengan prejuicios sobre la lactancia. Cuando estás convencida que estás haciendo lo mejor para tu hijo, nadie puede detenerte en este acto de amor, sin embargo debes estar preparada para saber responder con altura a las críticas de la gente de afuera.

Hoy en día hay numerosos estudios científicos que aportan datos reveladores sobre los beneficios de la leche materna. Es sabido que que al año de vida de un bebé, su sistema inmunológico aún no está desarrollado en su totalidad. La importancia de la leche materna, después del año radica en que la misma sigue cargada de anticuerpos protectores, y además es una merienda completa y nutritiva. Son muchísimos los beneficios que trae amamantar, por lo que cuando alguien te critique o juzgue infórmate y responde con total confianza. Nadie mejor que tú para saber qué es lo mejor para tu bebé.

¿Aún le das el pecho?

¡Pues claro!. Es mi pecho, es mi hijo, es nuestra decisión. La Organización Mundial de la salud recomienda una lactancia mínima (sí, mínima) de 2 años de duración, continuando si el niño y la madre quiere, unos años más. Cuando te pregunten por qué le das el pecho a tu hijo de 2 o 3 años tú re-pregunta ¿Por qué no habría de dárselo?. No hay estudios científicos serios que digan que amamantar a un niño mayor de 2 años pueda afectarlo psicológicamente. Si procuras darle a tu hijo siempre “lo máximo”, ¿por qué deberías darle “el mínimo” tiempo de lactancia?

¿Para qué le das el pecho si después de los 6 meses ya es sólo agua lo que sale?

Me he quedado seca cuando me han comentado ésto. Pero nunca me quedo callada. Nada es más alejado que decir que nuestra leche es “agua”. La leche de las madres van variando en su composición de acuerdo a las necesidades del lactante. Cuando una madre amamanta a un niño de 2 ó 3 años lo está proveyendo de ricos nutrientes, que junto con la alimentación complementaria, hacen un excelente combo nutritivo. A esa edad los niños necesitan gran energía, por lo que la leche materna tiene altos niveles de grasa. Cuando alguien te salga con que tu leche ya no alimenta responde “pues qué raro, porque mira qué saludable se ve mi hijo”.

“Qué feo, tan grande y tomando el pecho”

Tú puedes contestar con altura, que esos prejuicios están en la mente de quien plantea esa tontera. Nunca es “feo” ver a un niño tomar el pecho de su madre. El tabú está sólo en la mente de las personas. Los niños asocian el acto de amamantar con el calor de su madre, el cobijo, la protección. Ningún niño de 3 años asociará el pecho de su madre con connotaciones sexuales. Si tú y tu niño están a gusto, no tienes por qué destetar a tu hijo.

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“Sácale la teta ahora, luego ya no podrás”

Yo no conozco ningún adulto de 25 años que siga alimentándose con el pecho de su madre. La edad antropológica del destete de un niño es entre los 2 y los 7 años (sí, los 7 años). nadie va a ir por la vida amamantando en público a un niño de 6 o 7 años, pero según la ciencia podría ser perfectamente posible, sólo que culturalmente no estamos acostumbrados. El destete respetuoso es el que sigue el ritmo natural del niño. Si quieres destetar primero pregúntate si ambos quieren, y si sólo tú como madre quieres, y tienes tus razones, pues hazlo de una forma paulatina y respetuosa.

A pesar de todo, puede ser que sigas encontrando personas que se nieguen a reconocer los beneficios de la lactancia prolongada. Mientras estés informada y sepas que todo lo que haces es por el bien de tu bebé, pues entonces vas por buen camino. La época de lactancia es una de los mejores momentos en la vida de una mujer, no dejes que nadie lo opaque.

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Fernanda Gonzalez Casafús

Fernanda es Licenciada en Periodismo, especialista en Redacción Digital y Community Managment. Editora de contenidos y redactora en Familias.com. Nacida en Argentina y mamá de dos, ama los animales, la danza, la lectura y la vida en familia. Escribir sobre la familia y la maternidad se ha convertido en su pasión.