4 técnicas para establecer límites a la privacidad dentro de tu familia

¿Crees que tus hijos o tu pareja no deberían tener "vida privada" ? lee este artículo y descubrirás si es o no factible tener límites de la privacidad intrafamiliar

Erika Otero Romero

Milena tiene 20 años de casada con Pedro, un hombre trabajador y bueno, además es madre de Julio y Diego que se encuentran en la adolescencia, pero a pesar de eso, son chicos bien portados que confían y les cuentan todo a sus padres.

Pese a esa confianza que existe entre las partes de la familia, Milena quiere mantener todo bajo su control y sin que su esposo e hijos se den cuenta, ella accede a sus cuentas de correo y redes sociales; incluso sus teléfonos celulares y sus habitaciones no se han librado de la estricta supervisión que ella les impone.

Su esposo tiene conocimiento de lo que su esposa hace a escondidas de sus hijos y no apoya ese comportamiento. Él tolera que se comporte así con él, no lo justifica y tampoco le gusta, pero lo pasa por alto porque no tiene nada que ocultar y poco o nada hace a escondidas de ella; pero no le gusta que haga eso con sus hijos. Considera que cada persona debe tener derecho a la privacidad. Esa situación ha llegado al punto de hacerlos discutir acaloradamente. Ella justifica su comportamiento argumentando que lo único que desea es saber los pasos en los que andan sus hijos y que es su derecho inmiscuirse en sus asuntos.

Pedro teme que sus hijos se den cuenta y terminen por alejarse de ellos debido a la conducta de su mujer. Él ya no sabe qué hacer para que Milena no siga violando la privacidad de sus hijos.

¿Qué lleva a cruzar los límites en la privacidad de los miembros de la familia?

No se trata de ser “metido en todo por gusto” en la vida de los seres queridos, se trata de mantener todo bajo control. Es tal el nivel de temor e inseguridad que siente la persona, que esto la lleva a investigar, más de la cuenta, la vida de sus seres queridos. ¿Tiene derecho? No. Las cosas no funcionan de esa manera. Nada bueno se logra a la fuerza; y mejor ni imaginarse lo que puede traer consigo que el ser amado que es “vigilado” se dé cuenta de ese nivel de intromisión.

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Técnicas para establecer límites de privacidad dentro de la familia

No hay nada más fácilmente explicado que la regla de oro, tal como está en

: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos”. No debo decir que está de más espiar al esposo o viceversa cuando se supone que la relación marital debe estar libre de secretos y colmada de comprensión, franqueza y confianza. Con los hijos la cosa es diferente, si la relación entre padres e hijos no es buena, la confianza será escasa o nula y a veces la relación puede ser buena entre los familiares. Sin embargo, cuando los hijos entran en la adolescencia suelen no querer confiar en los padres. Con todo, hay ciertas técnicas para establecer límites. Permíteme compartírtelas:

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1. La confianza

Desde pequeños, confiar en los hijos es el regalo más valioso que les puedes dar y es el mejor premio que puedes recibir por parte de ellos. Así que, ¿para qué violar su intimidad?

2. El respeto

Es uno de los valores, sino el más importante que debe existir en la familia. Si hay respeto, los límites están de más ya que se sabrá, a la legua, reconocer el espacio privado de cada cual.

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3. Establecer reglas claras

Es importante que desde que los hijos son pequeños se establezcan reglas que les permitirán saber a qué atenerse si incumplen con esos estatutos puestos por sus padres, como también deben saber que habrá circunstancias que llevarán a cambiar las reglas en el hogar.

4. El poder de la intuición

Todos los padres tienen este sexto sentido que les anuncia si algo va mal con sus hijos. No está de más ponerle atención.

Como puedes ver, si se desea tener una buena relación intrafamiliar colmada de calidez y confianza, lo mejor es respetar el espacio de cada quien, cultivar el amor, la confianza y el respeto total entre los miembros. De esa manera no habrá necesidad de ser “espía de los seres queridos” y así, correr el riesgo de deteriorar la relación de confianza y amor en la familia.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.