6 cosas que tus hijos aprenderán de ti (te guste o no)

Estas son cosas que los padres hacemos de manera inconsciente y que los hijos llegan a imitar. Evítalas para que tus acciones no sean contradictorias.

Adriana Acosta Bujan

Sin duda somos el ejemplo a seguir de nuestros hijos, sus maestros de vida y héroes; todo lo que hacemos o no, será su modelo a seguir. Es por ello que debemos tener mucho cuidado de lo que hacemos, decimos y actuamos, porque ellos nos llegarán a imitar tarde o temprano.

Como dice Martha Alicia Chávez, autora del libro Tu hijo, tu espejo”, existen proyecciones que desconocemos y que negamos reconocer, que sin duda nuestros hijos cargarán con nuestras propias frustraciones y fracasos, en caso de no poder realizar un cambio profundo en la relación con ellos. 

Los hijos son nuestro vivo reflejo, para lo bueno o malo. En ocasiones esto puede generar muchos conflictos porque de manera inconsciente tratamos de enseñarles que hagan lo que nosotros no pudimos hacer en la vida, exigiéndoles cosas que tal vez ellos no desean hacer. 

Incluso algunos padres proyectan sobre sus hijos su propio enojo e infelicidad al grado de convertirlos en personas depresivas, con poca confianza en ellos mismos y poco amor propio. 

Por ello es tan importante hacer una reflexión sobre la manera de enseñar y educar a nuestros hijos, para que no carguen con nuestros propios errores y frustraciones. Y sobre todo comprender qué cosas debemos modificar en nuestras acciones, actitudes y comportamientos para evitar que ellos sean como nosotros.

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Lo aprendí de ti

Una vez dicho lo anterior, hagamos una reflexión de lo que nuestros hijos pueden aprender de nosotros y que puede ser un grave error. 

1. Poca o mucha autoestima

Es común escuchar a los padres decirles a sus hijos que son bellos, hermosos, únicos, especiales, valientes y demás cualidades y virtudes, para que ellos crezcan con un elevado amor propio

Sin embargo, no siempre lo que decimos lo llevamos a la práctica. Existen padres que carecen de amor propio y son los primeros en autocriticarse, lastimarse y herirse, creyéndose poca cosa.

Ellos no tienen confianza en sí mismos; guardan miedos, dudas e inseguridades, que son imposibles de ocultar. 

Para ejemplificar un poco este punto piénsalo de esta forma: Pregúntale a los hijos ¿Me veo gorda con este vestido?, “Eso no lo voy hacer porque no puedo”, “Me veo terrible”.

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También podemos convertirnos en personas depresivas, con poco confianza en nosotras mismas, y al hacerlo nuestros hijos aprenderán a imitarnos. 

2. Decir mentiras piadosas

Una de las cosas que deseamos como padres es que nuestros hijos aprendan a decir la verdad y eviten mentirnos. Pero muchas veces nuestro ejemplo a seguir es contradictorio cuando ellos nos observan decir mentiras (aunque sean piadosas).

Simplemente el ejemplo de cuando suena el teléfono y le pedimos a nuestro hijo que responda y diga que no estamos en esos momentos, son ejemplos que debemos evitar.O cosas tan simples como decir que las verduras son deliciosas cuando en realidad no te gustan. 

Por tal razón es importante pensar bien lo que vamos a decir, para que nuestros hijos no aprendan malos ejemplos de nosotros.

3. Romper las reglas

A veces es muy fácil y excitante romper con algunas reglas, por ejemplo al conducir, algunas personas se les hace sencillo ir a toda velocidad cuando no está permitido, o pasarse un semáforo en rojo; o cuando nos vamos de vacaciones y no está permitido meterse a nadar en la alberca sin antes darse un duchazo, entre otros ejemplos.

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Si frecuentemente rompemos las reglas porque hemos tenido suerte de no tener consecuencias, entonces nuestros hijos también lo harán; pero tal vez en esa ocasión a ellos les toque asumir las consecuencias de sus acciones. 

Así que evitemos romper las reglas aunque parezcan que no son tan importantes; ya que tus acciones irán en contra de lo que realmente quieres enseñarles a tus hijos.

4. Decir groserías

Algunos padres dicen groserías constantemente como parte de su personalidad, sin embargo, quiero imaginar que eso no es lo que quieren enseñarles a sus hijos. Y aunque algunas veces sea gracioso escucharlas decirlas a los pequeños, no es algo de lo que deberíamos sentirnos orgullosos.

Es por ello que debemos omitirlas y aprender a expresarnos de maneras distintas para que los hijos no aprendan a decir malas palabras. Incluso sería ideal explicarles a los hijos que las groserías solo se dicen en ciertos contextos y situaciones y que no es apropiado integrarlas como parte de su vocabulario habitual y cotidiano.

5. Impuntualidad

La puntualidad es un valor fundamental que debemos aprender a ejecutarlo en todos los aspectos, ya que ser puntuales no solo te abre las puertas a mejorar tus relaciones, sino que integra más valores como el sentido de la responsabilidad y el compromiso.

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Si quieres que tus hijos siempre cumplan con sus responsabilidades escolares en tiempo y forma y que no tengan problemas en su futuro, entonces esfuérzate para evitar llegar tarde a cualquier lugar o de dejar las cosas para un mañana cuando las puedes hacer en esos momentos. Recuerda que tus hijos te están observando e imitando todo el tiempo.

6. Falta de empatía

En ocasiones suele pasar que dejamos de ponernos en los zapatos de los demás convirtiéndonos en personas insensibles por enfocarnos en nuestros propios problemas, sin darnos cuenta que existen personas que pueden llegar a necesitar de nuestra ayuda.

Es importante estar alertas en todo momento para ayudar a quien lo necesite, a ser más comprensivos con los demás, a ser más humildes y a ser flexibles cuando las personas se equivocan, así lograremos que nuestros hijos sean más empáticos para que fortalezcan sus relaciones.   

Recuerda que tú eres el ejemplo de tus hijos y que todo lo que inconscientemente haces es un aprendizaje de vida, que los puede llegar  a marcar para bien o para mal.

Por tal motivo te invito a reflexionar y a realizar un esfuerzo para modificar algunas acciones o comportamientos que tal vez realizas de manera constante. ¡Adelante!

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Adriana Acosta Bujan

Adriana Acosta estudió comunicación, es madre y abuela, y actualmente se dedica a la enseñanza e investigación a nivel universitario en Puerto Vallarta. Publica sus escritos esperando que ayuden a las personas que leen sus útiles vivencias.