A veces me aburría, pero con estos consejos, nunca más

Todos nos hemos aburrido en algún momento en nuestras vidas, pero cuando el aburrimiento te impide ser feliz es necesario darle la bienvenida y dialogar con él.

Marta Martínez Aguirre

Decía Arthur Schopenhauer que la humanidad oscilaba entre la necesidad y el aburrimiento. El aburrimiento es ese estado en el que todas tus emociones tienden a ser negativas; surge la apatía, la pérdida de placer y nada parece satisfacerte. Muchas veces a este estado emocional se le adhiere un claro desinterés por salir de la rutina. Entonces te llenas de falta de iniciativa y te descubres cada día más harta de seguir y seguir girando en la rueda del tedio y la pereza.

Viktor Frankl decía que el aburrimiento era lo que daba hoy más trabajo a los médicos, psicoterapeutas y especialistas de la salud, puesto que es una enfermedad psíquica que dice “presente” en casi todos los consultorios. Así, el ser humano está viviendo una época en la que se pasa del ajetreo de una vida acelerada al aburrimiento dominical.El aburrimiento no es otra cosa que un síntoma del vacío existencial; por eso es necesario sentarse a dialogar con él y ver qué sucede.

Cada día surgen nuevas posibilidades de llenar ese vacío, desde pasar horas mirando la caja tonta (televisión) a ofertas de ilusorias realidades virtuales. Crecen las propuestas para nuevos deportes extremos, nuevas adicciones y todo tipo de promesas en las que las emociones son anestesiadas para matar el aburrimiento. La irrealidad comienza a llenar todos los espacios de tu casa (videojuegos, chats, aplicaciones, drogas), y ser libre duele en demasía.

Mi madre solía decir, “No tengo tiempo para aburrirme”,

y realmente era así, cuando no estaba en el jardín ayudaba a mi padre en su consultorio, preparaba el mate mientras ya horneaba para la merienda, zurcía alguna prenda, pintaba un cuadro, preparaba una lección para la iglesia, conversaba conmigo y atendía los gatos. Y yo que era adolescente no comprendía de dónde sacaba tanta energía. Hoy, con muchos carnavales encima, comprendo que su secreto estaba en el ejercicio de su capacidad de ser una mujer libre y de su capacidad de amar todo lo que hacía.

La cultura del “llénate de todo” se preocupa de los bienes materiales, pero deja el espíritu empobrecido. Eso nunca lo vi en mi madre. Por lo tanto, ¿me permites que comparta algunas cosas que descubrí a medida que iba creciendo? Aquí van:

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Afronta, no evadas

Es muy común que en casi todas las áreas, al principio el entusiasmo por lo nuevo no deje lugar para el aburrimiento. Tu nuevo hogar se llena de color y aromas pero, a medida que pasan los años, las cortinas se destiñen, el pasto se convierte en selva y hasta las personas comienzan a tener fallas, pues ahora tu esposo no te parece tan seductor, comienza a tener canas, grasa en el abdomen, tus hijos son revoltosos y la vecina pasó a ser fastidiosa. Las cosas se destiñen, se desgastan, cambian. No centres tus expectativas en el placer del plazo corto; pon tu interés en lo eterno. ¿Cómo? A la cortina desteñida puedes teñirla, reciclarla y darle otro uso, eso permitirá que tu ilusión por un hogar dulce y dichoso continúe. ¿El abdomen de tu esposo crece? Puedes proponerle salir a caminar juntos, hacer deporte o alguna actividad que permita centrarse en el estar en compañía y así descubrir nuevas facetas del otro.

Asiste a la biblioteca municipal y lee

La lectura de un buen libro te ayuda a recuperar la imaginación, la ilusión, enriquece tu vocabulario y amplia tus conocimientos. No te estoy sugiriendo que te compres un libro, sino que asistas a la biblioteca de tu zona. Eso va a contrarrestar tu aburrimiento, dado que implica salir de la rutina, caminar o abordar un ómnibus y luego recorrer los estantes para seleccionar el libro que deseas. El asistir a la biblioteca además te permite conocer gente, hacer amistades, estar informada sobre actividades culturales y motivarte a participar sirviendo de alguna manera.

Escucha la radio

Las estaciones radiales suelen tener mucha programación interesante y amena. El radio es un medio de comunicación que se ha dejado de lado y, sin embargo, sigue siendo atractivo. Vuélvete seguidora de algún espacio radiofónico, hay estaciones donde regalan entradas para conciertos y actos culturales, otorgan premios y donde te hacen sentir que formas parte del equipo.

Mira una película

Puedes ir al cine una vez a la semana, o alquilar un filme. Quizás dirás, “Pero tengo televisión por cable o satelital”; bueno, entonces mejor aún. Lo que te propongo es otra cosa: salir de la rutina. Si no sales de ella los sentimientos de aburrimiento seguirán sentados contigo en el living tomando el té de las cinco. Te propongo darle un giro a tu existencia. Ahora que si optas por quedarte en casa, sé creativa, compra palomitas acarameladas, ten listo un vaso de refresco, vístete e invita a alguien a una tarde de cine. Luego, pueden tomar un tiempo para conversar sobre la película, reflexionar y pasar unas horas distintas.

Estudia algo nuevo

¿Sabes?, el sustantivo estudio, studium, es de origen latín y significaba “empeño”, “afición”, “afán”. Es así el afán de aprender, de conocer algo nuevo. Cuando estudias dejas que tu mente se llene de nuevos horizontes, desarrollas y amplificas dones y talentos. Estudiar también te permite socializar, enriquecer tu vida y proporcionarte mucho placer. Tal vez ya no puedas estudiar a nivel académico, pero puedes asistir a talleres de arte creativo, manualidades, pintura al óleo, cerámica, telar, algún instrumento musical o todo aquello que sientas que va a ennoblecer tu vida.

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El aburrimiento, si bien puede volverse un visitante que amarga tu vida, puede ser también un compañero que le susurre a tu alma que algo necesita cambiar en tu día a día. El aburrimiento como puerta de entrada al cambio. Tú eres quien decide si el aburrimiento te hunde en un pozo de depresión y hastío o te anima a conquistar nuevos sueños, dando lo mejor de ti.

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: