¿Alguien en la familia tiene celos del nuevo bebé?

No cabe duda: un bebé recién nacido siempre viene a destronar a alguien. Si hay alguien en la familia que está lidiando con esos sentimientos, aquí te doy algunos consejos.

Marilú Ochoa Méndez

Cuando recién me embaracé de mi segunda hija, mi bebé tenía apenas tres meses. En los primeros días, en que estaba invadida aún por las hormonas del puerperio y además experimentaba las emociones por la llegada de otro pequeñito a la familia, no podía evitar sentir cierto tipo de celos con respecto a cómo se sentiría mi bebito cuando esa nueva personita invadiera su espacio, ocupara a sus papás y demandara atenciones. Era una sensación que no controlaba, solo la percibía y me ponía a reflexionar.

Celos y temor

Fueron muchas las suposiciones que hice durante los nueve meses antes de que naciera mi segunda hija, pero lo que realmente me sacó de dudas y me emocionó intensamente fue descubrir que ese sentimiento estaba absolutamente infundado. Solía pensar sobre la enorme felicidad que mi primer hijo había traído a nuestra casa, cómo sus risitas y travesuras nos emocionaban y ocupaban todo mi tiempo. Estaba preocupada por cómo lidiaría con dos bebitos al mismo tiempo y olvidé que iban a pasar largos nueve meses en que mi pequeño crecería y maduraría, y mi nena apenas estaría lista para llorar, dormir y comer.

Cuando nació mi nena, me encantaba ver que mi hijo, de apenas once meses veía a su hermana con mucho interés, la tocaba y apretujaba con curiosidad; pero lo que me emocionaba de verdad es que mi segunda hija nunca “usurpó” el lugar de su hermano: en mi corazón y el de mi esposo, se mantuvo el amor inmenso que sentíamos hacia mi hijo mayor. Dios hizo crecer el amor que podíamos dar, porque esa misma cantidad de amor la sentimos hacia mi hija, y luego hacia mis siguientes dos hijos, y seguramente lo sentiremos igual para la bebita que estamos esperando para dentro de unos meses.

Cómo manejar esos sentimientos

La reflexión que me llevo es que está bien permitirnos sentir muchas cosas durante el embarazo. Hay que acoger los sentimientos, rumiarlos, madurarlos y darnos la oportunidad de descubrir, con cada pequeñito que llega, la lección maravillosa que tienen debajo del bracito.

Si existe algún sentimiento non grato en tu corazón o el de tu esposo por la llegada del nuevo bebé, mi consejo es que en primer lugar lo “dejes estar”. Los sentimientos son meras expresiones emocionales de algo que tu corazón te pide ver, y hay que aprovecharlos para mirarnos dentro, y aprender. Es normal, además, que la mujer sufra de miedos; miedos que a la gente de afuera pueden parecer irracionales o hasta injustos. Mi consejo es que evites juzgarte y recibe tus pensamientos y sentimientos de manera abierta para poder darles cauce.

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También los hermanos mayores pueden sentir celos

Hasta ahora hemos hablado de los celos o miedos de los padres, pero ¿qué hacer con los hermanitos mayores? Sabemos que la llegada del nuevo bebé para ellos puede ser un proceso difícil, y desatar también en ellos muchas emociones. Mi sugerencia es que consideres algo básico y te preguntes: ¿no es así la vida? Continuamente debemos experimentar el cambio y lidiar con emociones complicadas. La diferencia en esta situación es que los pequeñitos pueden aprovechar enormemente que un adulto les ayude a identificar sus emociones y les diga que el sentimiento “va a pasar”.

Además, involucrar a los hermanos mayores en las actividades y necesidades del nuevo bebé también los hace sentirse útiles. Desde antes de que nazca, podemos pedirles que le hablen al bebé en el vientre materno, que le den las buenas noches, que ayuden en el acomodo de su ropita. Después, que nos acerquen un pañal, la cobijita, o si la edad lo permite, que incluso los acunen, abracen o pongan a repetir después de alimentarse.

El servicio genera apego

Con paciencia, amor y conciencia, podemos superar este reto fortaleciendo la autoestima del hermano mayor, uniendo más a la pareja y dando un recibimiento amoroso al nuevo miembro de la familia. Hay que recordar que un hermano es un regalo para toda la vida, y si bien puede ser un poco complicado o demandante atender un nuevo bebé y además lidiar con tus celos, los de tu pareja o el sentimiento de un hijo anterior, en unos años que se conviertan en confidentes o compañeros incondicionales, te sentirás muy satisfecha por haberlo superado juntos.

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Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.