Ella supo usar el maltrato a su favor, entérate cómo lo hizo (lee la historia más poderosa del mundo)

Sanar las heridas dejadas por años de maltrato no es fácil, pero tampoco es imposible. Acá Te comparto algo que podrá ayudarte.

Erika Otero Romero

El maltrato en cualquiera de sus versiones es un tema tratado a diario por todos los medios de comunicación, terapeutas, políticos, ONG y demás entes interesados en hacer algo para cambiar la realidad de muchos seres humanos en el mundo. Al ser de esa manera, se esperaría que al estar en la mira pública y al no ser un tema del que ya no se hable por miedo o vergüenza, las cosas hubieran cambiado; lastimosamente la realidad es muy diferente y en lugar de ir en detrimento parece que todo tiende a ser peor, dejando ver día a día aspectos terribles de la violencia y todas sus gamas.

La violencia deteriora tu vida

Lo que expondré a continuación es mi propia experiencia, misma que me resulta dolorosa pues son heridas que aún no sanan del todo. Por años fui maltratada por una de las personas que más quiero en el mundo. Si soy honesta contigo, no entendía entonces por qué tenía que sufrir de esa manera y no logro entenderlo ahora; pero es claro que dejó sendas huellas en mi personalidad y mi amor propio que me marcaron durante mi juventud y pusieron las bases de la persona que soy hoy.

En mi adolescencia me sentía fea e insegura, mirarme al espejo era terrible y trataba de evitarlo lo más posible. No sé si era por mi condición mental o por sentirme inferior a las chicas de mi edad, pero eso me hacía un imán para las personas abusadoras, adultos o de mi edad. Eso hizo que me volviera agresiva, con lo cual cada vez que alguien quería sacar provecho de mi supuesta indefensión, yo respondía de una manera que mis agresores no se esperaban. Lo cierto es que eso me ganó el desprecio de muchas personas a mi alrededor pero los mantenía a raya y así evité durante los últimos años de mi bachiller que abusaran de mí.

En la universidad, aunque las cosas no fueron extremas sí estuvieron algo pesadas. Para ese momento, las injusticias ya lograban hacerme enojar bastante y no solía quedarme callada por nada del mundo; ya no me iba a puños, ahora usaba la retórica a mi favor. Por fortuna, había desarrollado una especie de armadura que me protegía de palabras hirientes y las humillaciones que no se hacían esperar.

El cambio lo determinas tú

Poco a poco me empecé a dar cuenta que podía hacer un cambio y así usar todo el dolor y resentimiento defensivo, que había acumulado por años de malos tratos, para ser fuerte y luchar por lo que siempre había querido hacer, sin miedo a la burla, al rechazo y al dolor que pudieran surgir de los malos recuerdos.

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Sé que es difícil hacer ese cambio y que se requiere mucha fuerza de voluntad para frenar que el dolor y la autodestrucción te asesinen emocionalmente, pero sí se puede y quiero compartir contigo la forma en la que lo logré:

1. Sanar es difícil y lento pero no imposible

Va tomar tiempo y fuerzas emocionales y habrán días que no sabrás de dónde sacarlas, solo vive un día a la vez. Te ayudará mucho hablar con alguien de tu confianza y que te diga que ve bueno en ti y en qué deberías cambiar o qué deberías fortalecer para sentirte mejor contigo misma.

2. Usa el dolor como trampolín

No le des por un solo segundo la oportunidad al dolor, rencor y miedo de estancarte; en su lugar, lucha con las uñas por demostrarles a todas esas personas que una vez te dañaron que las cosas no eran como ellos creían y que a pesar de todo el daño hecho no lograron derrumbarte.

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3. No permitas que los demás te dañen

Vas a encontrar a lo largo de tu vida personas que han pasado por lo mismo que tú, pero que en lugar de haber hecho algo bueno por ellos mismos se enfocan en dañar a los demás, no te lo permitas. No los dañes con sus mismas armas, solo pon un alto y aléjate de ellos. Descubrirás que lo más sano es no responder de manera agresiva y así los desarmarás y no podrán seguir lastimándote.

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El maltrato puede dañar tu vida solo si lo permites, en su lugar úsalo para llenarte de fortaleza y luchar por tu futuro y tu amor propio, si yo pude, tú puedes.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.