“En lugar de hacer todas estas cosas por mí… te abracé a ti”; las palabras más profundas de una madre con quien TODAS nos sentimos identificadas

Esto es SIMPLEMENTE ser mamá, y así de bello y difícil, puede ser a la vez.

Mariel Reimann

Muchas madres hoy utilizan hoy en día las redes para compartir sus verdaderas emociones acerca de la maternidad.

Mientras algunas son puro amor, y hacen ver la maternidad como lo más fácil del mundo, otras mujeres optan por hablar de lo negativo o de lo difícil que puede ser. Sin embargo, la maternidad es un poco de todo. Es risas sin fin, llantos que nos quiebran el alma, es noches sin dormir y mañanas que no queremos que lleguen por que estamos acurrucadas con nuestros bebés en la cama. Es miedo a equivocarnos y una felicidad incomparable cuando sabemos que hemos acertado.

La maternidad es quejas, reproches, deditos que nos señalan y nos hacen responsables de algo malo que nunca quisimos que pace; es regalos escondidos, teléfonos llenos de fotos que para los demás parecen copias, pero para nosotros, cada una representa un tesoro de nuestras vidas.

La maternidad son esas limpiezas profundas que hacemos por que van a llegar los abuelos, los cabellos estirados en una colita y las sonrisas perfectas que dan testimonio de que somos buenas madres. La maternidad es el mayor logro y la peor caída. La maternidad es todo a lo que renunciamos por un ratito más con estas personitas que nos dieron el mejor título del mundo: Mamás.

Una madre como tú y yo

“Hoy mi paciencia está muy delgada y en lo único que podía pensar era en tener unos minutos para mí, pero como tú te quedaste profundamente dormida sobre mi pecho, fue una elección fácil a pesar de que tenía una lista de cosas que necesitan ser hechas.

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Porque en su lugar … te abracé a ti.

Iba a descargar el lavavajillas y la pila desbordante que tengo en el fregadero.

Pero en su lugar… te abracé a ti.

Iba a doblar la ropa de la secadora e iba a volver a lavar la ropa que quedó mojada durante la noche.

Pero en su lugar… te abracé a ti.

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Iba a tomar mi ducha de dos minutos y si tenía suerte, iba a secarme el cabello y quizás iba a ponerme un poco de maquillaje.

Pero en su lugar… te abracé a ti.

Iba a responder a algunos correos electrónicos de mi trabajo e iba a regresar algunas llamadas perdidas que han estado esperando por las últimas 72 horas.

Pero en su lugar… te abracé a ti.

Iba a aspirar los cereales que accidentalmente arrojaste en la sala y escaleras, y también iba a recoger algunos de los juguetes que se esparcen en cada habitación, pero no en la sala de juegos.

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Pero en su lugar… te abracé a ti.

Iba a cenar la comida cocinada en la olla eléctrica y pasar por la pila de correo que ha estado encimera de la mesada desde el lunes.

Pero en su lugar… te abracé a ti.

Iba a llevarte arriba y acostarte; estaba bastante segura de que no despertarías si lo hiciera. ¿Tal vez hubieses estado más cómoda en tu cama?

Pero en su lugar… te abracé a ti.

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Ves, tus pequeñas piernas ya tocan la silla, y parece que fue ayer que tus diminutos dedos seguían descansando sobre mi estómago.

Tus pequeñas respiraciones y dulces manos encajan perfectamente a mi alrededor, pero pronto preferirás estirarte en tu propia cama de niña grande.

Resulta que los planes que tenía para este momento no iban a lograr lo que tengo ahora entre mis brazos.

Encontré mi calma, la paz y la satisfacción justo aquí, ahora, debido a una simple elección …

Pero en su lugar… te abracé a ti”.

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La versión original de “Pero en su lugar… te abracé a ti”

fue publicada en inglés en el Huffington Post. Puedes leer más cosas que esta mamá escribe en su cuenta de Facebook.

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Mariel Reimann

Mariel Reimann estudió leyes en la Universidad de Córdoba, Argentina y vive en Salt Lake City, Utah. Es madre de dos hijas que son la luz de su vida.