La tecnología parece llenar el vacío y la soledad… y la hace más grande.

La soledad emocional es un sentimiento devastador si no sabemos cómo combatirlo. La mayoría de las veces es nuestra actitud la que nos lleva a sentirla. He aquí algunos consejos para combatirla.

Marta Martínez Aguirre

No conozco tu realidad: quizá estés casada, tal vez tengas hijos, hermanos, padres y aún cuando la casa esté llena de gente y ruidos, hay un claro vacío que te lleva a un sentimiento de soledad.

Cada día la ciencia y la tecnología nos regalan nuevos medios para estar “comunicados”, sin embargo, la soledad no desaparece aún cuando se tengan 375 amigos en la red social, el celular viva encendido y el wifi no se apague nunca. Sin lugar a dudas, los nuestros son tiempos de estar conectados pero no necesariamente comunicados, pues la verdadera comunicación se da de corazón a corazón.

Cuando escribí la palabra “soledad” en el buscador de google, encontré en unos segundos 21.500.000 resultados. Al afinar la búsqueda, me asombré de ver la gran cantidad de foros donde miles de mujeres buscan ayuda para vencer la soledad.

Existe una inmensidad de factores que favorecen el sentimiento de soledad en nuestros días. Se trata de una realidad muy dura y devastadora, especialmente para las mujeres solteras, viudas o divorciadas. La mayoría de las personas con este problema, refieren no poder vivir más tiempo con ese sentimiento que todo lo llena y parece deshabitar la vida de entusiasmo y energía suficiente para seguir adelante.

Hoy quiero decirte que yo también lo he sentido y que, en más de una oportunidad, este sentimiento se ha ahogado en mi garganta. Es por ello que te pido me permitas brindarte algunos consejos para enfrentar tu soledad:

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Sonríe

Los especialistas en relaciones humanas plantean que nada atrae más a las personas que la sonrisa. Una sonrisa sincera es contagiosa sin importar el estado de ánimo en que te encuentras. Sonreír te ayudará a relacionarte mejor con las personas que te rodean.

No te “tragues” tus emociones

Los estilos familiares y la cultura en la que vivimos pueden incidir en nosotros, de tal manera que quizás tú eres de las personas que no han aprendido a compartir sus sentimientos, aunque siempre estés lista para escuchar los de los otros. Cuando hacemos esto, la soledad se agiganta, sobre todo cuando estás pasando una etapa de incertidumbre o de crisis, pues el mensaje que recibe el otro de ti es: “Ella es fuerte, no necesita de mí”. Deja de esconder tus emociones y decídete a comunicarlas, pedir consejo, atención, ayuda.

No te aísles

Para algunas teorías psicológicas, el aislamiento es un mecanismo de defensa inconsciente. Se piensa que muchas veces acudimos a él para no resultar heridos, pero constituye un camino resbaladizo que no hace otra cosa más que acrecentar la infelicidad. El aislamiento a la larga lleva a que los anhelos, metas y sueños se desvanezcan. Aunque en principio te da cierta seguridad de que nadie va a herirte, termina por echar abajo la oportunidad de crear nuevos lazos y la soledad se extiende cerrando un círculo vicioso. Si este es tu caso, tal vez sea hora que dejes a un lado las jornadas frente al televisor o la computadora y extiendas tus manos hacia las personas que te rodean.

Sé amable

Tal vez de tanto sentirte sola has creado una coraza en torno a ti y has dejado de ser amable, si es así recuerda que la amabilidad engendra vínculos duraderos.

Cuida de ti

Por generaciones, las mujeres hemos sido educadas como personas que sólo viven para los demás. Tal vez tú fuiste educada así, para servir y pensar en otros, por lo que no estás acostumbrada a pensar en ti misma. Si tu vida gira en torno a tu esposo, tus hijos, el jefe, la comunidad, etc., al pasar de los años puede ser que veas que no has buscado suficientes espacios de realización personal. Dar servicio es un valor cristiano que nos hace trascender, pero también es necesario cuidar de nosotras mismas. Trata de buscar espacios propios, de este modo (y a medida que recuperes tu valía personal), cuando los otros no estén, la experiencia de soledad sólo será pasajera.

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Disfruta de tu propia compañía

Estar sola puede ser una experiencia placentera si aprendes a estar “a solas contigo misma”. Puedes leer libros, escuchar música, ir al cine, aprender algo nuevo, retomar los estudios o aquello que hace tiempo dejaste de hacer.

Sé tolerante

Muchas veces, las demás personas evitan estar a nuestro lado porque hemos dejado de ser tolerantes y todo nos molesta. Recuerda que de todos podemos aprender algo: mira a los otros como instructores en tu camino que pueden enseñarte algo que quizás por ti misma no podrías aprender.

Conversa

Si has perdido el placer de entablar una linda conversación y te limitas a dar respuestas cortas, el mensaje que envías a los demás es: “Prohibido pasar”. Mira a tu alrededor y comienza a conversar, siempre hay temas edificantes que al final de la charla te harán sentir mejor.

Busca cambiar de actitud

Puede suceder que, sin notarlo, tú misma generes el problema por la forma en la que te conduces en compañía. Si eres de las personas que levantan un muro impenetrable en torno a sí, piensa que eso disuade a los demás de su intención de conocerte.

Únete a grupos de afinidad

Muchas veces el sentimiento de soledad se incrementa cuando se está en círculos sociales donde nada se tiene en común. Reunirse con personas de la misma fe, hábitos o modos de pensar, es una buena manera de mitigar la soledad.

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Procura ser espiritual

Leer cada día una porción de la palabra de Dios te permite tener la confianza de que Él cuida de ti y está pendiente de tus necesidades. En las Escrituras hay cientos de mensajes de amor para ti. Dios puede llenar los vacíos de tu corazón y darte de beber del agua fresca que necesitas.

Recuerda que el ser humano es un ser social, vincularse es parte de su naturaleza. Pregúntate si hay aspectos para mejorar y decídete a actuar. La soledad se puede vencer y comienza con un deseo profundo de derrotarla.

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: