Los vínculos afectivos fuera de casa

Conocer las amistades de nuestros hijos nos permite ingresar en su mundo, conocerlo más íntimamente. Ayudar a afianzar esos vínculos permite incrementar la confianza familiar. Este artículo te brinda consejos para lograrlo.

Johana Barbeito

Es común escuchar que los jóvenes, los niños y más aún los adultos, estamos perdiendo poco a poco el contacto cara a cara el uno con el otro. Es cierto, las nuevas tecnologías lo permiten, pero no por fuerza hay que tomarlo como un aspecto negativo que tenga como consecuencia un retroceso en las relaciones interpersonales: para algunas personas, simplemente se trata de una nueva manera de comunicarnos. Así es, para muchos es una alternativa para estar más cerca de los otros a través de diferentes métodos, que van desde una videoconferencia, un mensaje multimedia o bien un simple mensaje de texto.

En mi opinión, si nosotros aceptamos estas modernas modalidades de comunicación, estaremos más cerca de poder guiar y entender a nuestros hijos. Parecería que es parte de la vida en el siglo XXI que desde niños manejen diferentes alternativas de interactuar con el otro, que las experimenten y finalmente vislumbren que lo mejor es complementar y no solo usar una de ellas. Asimismo yo aconsejo que nosotros, como padres, respetemos los usos que los adolescentes hacen de los medios electrónicos y de Internet, siempre teniendo el cuidado y la vigilancia necesarios.

Por supuesto, si hablamos de vínculos afectivos fuera de casa, el primer lugar en donde nuestros hijos interactúan, es en la escuela. No en vano se dice que la escuela es uno de los lugares donde el niño además de ir a educarse, va a convertirse en miembro de la sociedad, y es mediante la interacción que lo hace. Pero la pregunta persiste: ¿Cómo ayudar a nuestros hijos a socializar fuera de casa? Aquí te brindo algunos consejos para guiar a tus hijos en el camino de las relaciones sociales. Estas ideas tienen como objetivo el favorecer no sólo a tus niños al afianzar vínculos fuera de casa, sino en fomentar la confianza entre ustedes y el conocimiento mutuo:

Incentivar el juego creativo

Esto a primera vista parece no tener un correlato con la convivencia con el otro. Pero te aseguro que sí lo tiene. Bien, lo ideal es que tu niño juegue con juguetes (valga la redundancia) acordes a su edad. Y en este punto me detengo. Otorgar el celular a un niño para que juegue con él no es recomendable, puesto que los juegos creativos, realizados con objetos que lo incentiven, permiten que los pequeños intercambien roles y se desenvuelvan en ellos. Un aparato electrónico, por ejemplo, no lo permite ya que restringe su capacidad, y más aún se trata de un aparato tóxico por sus componentes, y por ser altamente manipulado.

Promover las visitas de amistades

Una vez ingresado el niño en el jardín de infantes o preescolar las amistades empiezan a formarse. Habrá un nombre, o varios, que tu hijo repetirá seguido, es con ello que reconocerás que el pequeño ha logrado vincularse con alguien más, con quien tiene afinidad. Lo ideal es que acompañes esta parte de su vida animándolo a que esa amistad no quede cercada en esas cuatro paredes del establecimiento. Además, como sabemos, la compañía de otros favorece el desarrollo de actitudes solidarias: el niño aprende a compartir, a convivir con el otro, a esperar los turnos y a respetar la propiedad ajena.

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Motivar los encuentros mediante fiestas temáticas

No siempre resulta fácil recibir otros niños en casa. Nos surgen preguntas de cómo animarlos en su estadía, y posiblemente te cuestionas si estás preparada para cuidar y entretener a más de un niño. Parece complicado, pero no lo es. Con organización y un par de ideas se sale adelante con el objetivo: que se diviertan. Si se trata de nenas, ten preparados vestidos o disfraces de tu hija. Ellas adoran eso y sobre todo una mesa de té y, por qué no, una receta de galletas fáciles para preparar juntas. Si los visitantes son nenes: una pelota y al patio, juegos de mesa, juego en la tv (no permitas que dediquen más de 45 minutos a ello… la idea es que interactúen unos con otros fuera del televisor o PC). Si tus chicos sobrepasan los ocho años, las elecciones ya están fijadas de antemano, pregúntale si desea invitar a sus amigos, qué le gustaría que suceda mientras ellos están en casa. Si es más grande ayúdalo organizando el evento, escuchando y aportando ideas. Puedes ofrecerte para preparar unas pizzas. Acompañarlos en estas instancias fortalece también la amistad familiar, los chicos saben que pueden confiar en sus padres, sabrán que sus amistades son bien recibidas y que su casa es un lugar donde refugiarse con los que más quiere.

Aconsejar sobre las salidas

Cuando los años avanzan, las cosas se complican, y ya no es en casa donde quieren pasar el tiempo con sus amigos. Es allí que surgen las salidas en grupo, especialmente en horario nocturno. Es una etapa que de jóvenes la hemos transitado, sabemos de lo negativo y de lo positivo. Puedes usar esta experiencia más favorablemente convirtiéndola en un consejo más que en una prohibición. Aclárale siempre las consecuencias de sus actos, ya lo has hecho cuando era más chico, ahora de adolescente se deben seguir remarcando algunas cuestiones.

Vigilar es parte de nuestro rol

El ítem anterior y este vienen de la mano. Porque de igual forma que proporcionas consejos sobre las salidas nocturnas, también es esencial tu vigilancia, sutil por supuesto. Así como la prohibición no es recomendable, tampoco lo es el resguardo excesivo (sabemos que es probable caer en ello). Un ejemplo de sutileza sería ofrecerte a llevarlos o buscarlos. De esta manera lograras conocer los lugares que frecuenta, para luego evaluar si estás de acuerdo con ello. Otro aspecto importante es la confianza que les tengas a tus hijos y en la enseñanza que les has dado en todos sus años de vida. Lo que les ayudará como padres a permanecer tranquilos mientras ellos estén fuera. La libertad, la educación y los ejemplos que damos como adultos son el bagaje que ellos llevaran en la vida.

En definitiva, se trata de compartir y de crecer junto con nuestros hijos. De aprender a usar las formas de comunicación que ellos utilizan (celulares, redes sociales, etc.), comprender sus usos y su elección. Acompañarlos en el camino de la amistad dejará como rastro una confraternidad de nosotros con ellos, lo que en pocas palabras significa amistad, cariño, empatía, comprensión y entendimiento. Con lo cual no solo conoceremos las relaciones de nuestros hijos fuera de casa, sino que también contribuiremos a alimentar una amistad familiar y hogareña.

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Johana Barbeito

Johana es mamá de dos niños de seis y dos años. Actualmente está estudiando una Licenciatura en Comunicación Social.