Maternidad tóxica: los 6 actos “de amor” que dañan a nuestros hijos

No siempre todo lo que hacemos por y para nuestros hijos es necesariamente un acto de amor. ¿Sabías que podrías dañarlos aún sin quererlo?

Fernanda Gonzalez Casafús

Decir que el amor daña sería una locura. Sin embargo, a veces como padres cometemos actos inconscientes que no logran el efecto deseado. Decimos que todo lo que hacemos es por y para ellos. Pero, ¿qué pasa si nos estamos equivocando? ¿qué pasa si ese “acto de amor” que creemos perfecto en realidad está dañando a nuestros hijos?

Hace poco escuchaba hablar a una pedagoga sobre el amor tóxico de los padres hacia los hijos. Y aunque suene algo raro, porque es un término que asociamos al amor de pareja, también se da en la paternidad. Existen padres y madres tóxicos, y existen también comportamientos tóxicos en padres que parecerían tener todo bajo control.

Amor tóxico con los hijos

Si bien el comportamiento tóxico muchas veces es de ambos progenitores, hoy nos vamos a centrar en la maternidad y cómo nosotras podemos llegar a tener un amor tan “ciego” que dañe lentamente a nuestros hijos.

Para muchas madre cuidar en exceso es proteger, dar lo mejor. Sin embargo, aunque no se haga adrede, muchas veces esa protección en demasía puede hacer aún más vulnerables a nuestros hijos.

Un amor sano es aquel que promueve la salud emocional de nuestros hijos. Si nuestros “actos de amor” le dan inseguridad a nuestros niños, los hacen más miedosos o más vulnerables, habrá que rever entonces qué es aquello que estamos haciendo mal.

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6 Actos “de amor” que dañan

El amor hacia nuestros hijos es el sentimiento más puro y noble que podemos experimentar. Sin embargo, si te sientes identificada con estas acciones, probablemente aún haya cosas que debas sanar de tu niña interior, pues puedes estar proyectando tus limitaciones y frustraciones en tus hijos.

1 Sobrevolar todo el tiempo

¿Has escuchado hablar alguna vez de los “padres helicóptero”? Son aquellos que sobrevuelan a sus hijos todo el tiempo, tratando de resolver sus problemas. Cuando estás allí todo el tiempo sin darle la oportunidad de que tu hijo resuelva por sí solo, estás dando un mensaje incorrecto.

En tu afán por amarlo y que se sienta querido y valorado, le estás diciendo inconscientemente que él no puede valerse por sí mismo. Controlar al 100% lo que hace, salir en su defensa al mínimo e insignificante pleito con sus amiguitos, eso también es dañino aunque no lo creas.

2 Vivir para y por ellos

Sí, es cierto que siempre decimos que vivimos para nuestros hijos. Pero también es cierto que debemos amarnos y cuidarnos a nosotras para poder estar bien para ellos. Si vivir por y para ellos significa que no tengas un minuto de distracción, o que nunca te des tiempo para tus citas con amigas o tu sesión de masajes, eso puede pasar factura a tu maternidad.

No sientas culpa. Tú necesitas verte y sentirte bien para poder estar bien para los demás. Y si tu vida entera la dedicas a tus hijos y te olvidas de cuánto amas tu profesión, y te pones siempre en último lugar, ello también será contraproducente para tus hijos, que necesitan verte feliz. Necesitan una madre que se sienta orgullosa de quien es y que luche por sus sueños.

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3 Recordarles cuán “dura” es la maternidad

Recriminar a nuestros hijos cuánto sacrificio hacemos por ellos los daña profundamente. En el afán de demostrarles que todo lo que haces lo haces por amor a ellos, les estás diciendo que en realidad, para ti la maternidad es una carga.

Si en tus actividades cotidianas de madre te sientes molesta, o les demuestras a tus hijos cuánto sufres, o si nunca ven en ti una sonrisa, estás dando un duro mensaje. Sí, la maternidad puede ser agobiante, pero que no sea este el único mensaje que dejas a tus hijos.

4 Maltratarlo de forma indirecta

Cuando le dices a tu hijo “a mí me duele más que a ti” o “lo hago por tu bien”, luego de haberlo agredido verbal o físicamente, esta justificación puede ser sumamente tóxica.

El maltrato hacia nuestros hijos “en nombre del amor” suele dejar huellas imborrables.

5 Reprochar y recordar todo lo que has dado y hecho (y esperar algo a cambio)

“Me he dedicado a ti y dejé mi profesión de lado”, o “no saben cuánto me costó criarte”, pueden ser frases que encierran mucho más de lo que dicen y se trata de un comportamiento tóxico hacia los hijos.

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Todas las decisiones han sido personales, y no es bueno hacer responsables a nuestros hijos por nuestras frustraciones. Si has dejado algún sueño de lado, no se lo eches en cara, sino más bien convéncete de que aún estás a tiempo de alcanzarlo. Ese es el mensaje que debes dejar. 

Tampoco eches en cara que te deben algo por “todo lo que has hecho” por ellos. Los hijos no nos deben nada. Vinieron al mundo sin pedirlo. 

6 Hacer las cosas por ellos

Resolverles la vida y hacer todo por los hijos no los hará sentir necesariamente más amados. A veces las madres somos un poco “sirvientas” de nuestros hijos, porque se nos dificulta discernir cuándo están listos para tal o cual cosa.

Así, nos encontramos que tienen 13 años y seguimos doblándoles sus ropas o preparando sus mochilas de la escuela. Hace unos días mi hijo, que está en primaria, notó antes de entrar a la escuela que no había traído su carpeta de dibujo. Todos sus compañeros la llevaban, menos él. Antes de salir de casa le había recordado tres veces que la pusiera en su mochila. Luego de eso, jamás volvió a olvidar algo y ahora revisa su bolsa antes de salir. La experiencia lo marcó.

Estas acciones, y algunas otras más, pueden dañar a nuestros hijos sin darnos cuenta, aunque en lo más profundo de nuestro corazón no sea nuestra intención. Como adultos, tenemos la responsabilidad de revisar nuestras acciones y todos aquellos dogmas e ideas que arrastramos o que aún no resolvimos, para que los mismos no afecten a nuestros hijos.

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Y tú, ¿qué otro acto “de amor” consideras dañino? 

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Fernanda Gonzalez Casafús

Fernanda es Licenciada en Periodismo, especialista en Redacción Digital y Community Managment. Editora de contenidos y redactora en Familias.com. Nacida en Argentina y mamá de dos, ama los animales, la danza, la lectura y la vida en familia. Escribir sobre la familia y la maternidad se ha convertido en su pasión.