Necesitas aceptar la separación para poder hacer tu duelo

No hay cosa más triste que dejar la casa, los rincones cargados de nostalgia y sobre todo, ese vacío en la cama.

Marta Martínez Aguirre

Victoria me pidió trabajar con una canción de fondo mientras hacía una tarea que yo le había asignado. La voz suave de Pablo Milanés parecía acariciar sus lágrimas mientras ella se animaba a tararearla:

“Todavía quedan restos de humedad

Sus olores llenan ya mi soledad

En la cama, su silueta se dibuja cual promesa

De llenar el breve espacio, en que no está…”

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Ella nunca creyó que ese cruel momento iba a llegar a su vida. ¿Acaso alguien se casa teniendo en mente la posibilidad de una separación? No hay cosa más triste que dejar la casa, los rincones cargados de nostalgia y sobre todo, ese vacío en la cama.

—Quiere que deje la casa —musitó entre llantos entrecortados—. Mi hogar, las paredes que yo misma pinté, mi jardín, no tengo donde llevar mis cosas, y ¿nuestro perro?

El hogar es siempre un lugar donde acumular los recuerdos buenos y los no tan buenos. Es el lugar donde las alegrías y las tristezas están impregnadas en todos lados, como marcas de nuestra existencia bajo ese techo. Ella, como la mayoría de las personas que reciben este ultimátum, guardaba dentro de sí la esperanza de un milagro.

“No lo vi venir”

Esa es la frase que casi todas las personas que se enfrentan a una separación repentina pronuncian con inmenso dolor y sorpresa. Una separación siempre es navegar en un mar desconocido donde multitud de temores se confunden con las olas inmensas de la angustia y la partida. Quizás esta es la peor parte de ser terapeuta: recordarte que una separación nunca es sorpresiva, siempre hay señales.

No, no todo fue armonía

Pretender vivir una mentira es la peor de las traiciones que se le pueden hacer al amor. El amor real conlleva momentos de dicha en la cima, pero también bajadas abruptas por la colina, pendiente abajo. Como dijo una vez Carl Jung, todo lo que tiene un nombre, existe porque existe un opuesto. Decirte a ti misma: “estábamos tan bien, siempre reinaba armonía entre nosotros” es idealizar la situación que venías viviendo. Seguramente hubo momentos de discordia que hoy no recuerdas, tardes de rabias acumuladas y llantos escondidos. Frases como “necesito algo distinto”, “ya no aguanto”, “tengo que trabajar hasta tarde”, “no me esperes despierta” alguna vez las escuchaste y seguramente las quisiste borrar de tu memoria.

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El disenso no es un enemigo que no debas recordar, todo lo contrario, es necesario que lo traigas a tu memoria para armar el puzle o rompecabezas y empezar a hacer el duelo por la partida.

No te ciegues a los sentimientos desagradables

Esos sentimientos infaltables, como el enojo, el aburrimiento, la ira, la tristeza y la indiferencia, suelen ser faros que alumbran en las sombras de todo matrimonio que está en crisis. Tómate tiempo para ver la imagen del rompecabezas en toda su dimensión, no te quedes con la caja de bombones que vino seguramente luego de alguna discusión fuerte, o el encuentro apasionado y salvaje luego de una dolorosa confesión que no quisiste escuchar. Trata de recrear como si fueras una experta en escenas del crimen, las escenas donde esos sentimientos estuvieron presentes, rebobina de ser necesario tu historia hasta que tenga sentido. Si ignoras las pistas, te sentirás estafada y seguramente el rencor se apoderará de ti, imposibilitándote sanar interiormente.

Ten en cuenta el dolor de la otra parte

No fue fácil para él pedirte que te fueras, no significa que él también no sufra. Quizás tú estás rodeada de tus temores, tus propios sentimientos y necesidades, pero la otra parte también está pasando por lo mismo. Él también tiene del otro lado de la puerta, un alud de interrogantes, sentimientos de ira, dolor, tristeza, desánimo y desconfianza. Quizás llora preguntándose porque no pudiste ver sus señales, o porque no fuiste atenta con sus solicitudes de cambio.

Quedarse atrapada en el dolor

No trates de quedarte atrapada en el dolor, sino de trascenderlo. Para elaborar un duelo, es necesario encarar la tristeza de saber que el amor no fue suficiente y que el rencor no te deja vivir la partida y aceptarla. En ese sentido, estos artículos te ayudarán:

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: