Mi hijo es adicto a la pornografía

Un líder espiritual dijo: "Huyan de la pornografía como de una enfermedad infecciosa y mortal, ya que los destruirá del mismo modo".

Rafael Vázquez

Miles de niños y adolescentes resultan heridos en diversos grados, e incluso pierden la vida por causa de participar activa, voluntaria o involuntariamente en alguna guerra. Algunos son reclutados como soldados, y muchos otros son alcanzados por fuego cruzado siendo ellos civiles neutrales. Esas heridas y muertes son de lo más lamentable.

Hay otro fuego cruzado que se dispara contra los jóvenes de la actualidad, y que es capaz de deteriorar y acabar con sus vidas: la pornografía y la adicción que genera.

Por desgracia, nosotros como padres no podemos vigilarlos ni protegerlos todo el tiempo, pero sí podemos ayudarlos a reconocer los peligros a los que se exponen si ceden a esas prácticas y, si ya están inmiscuidos en esas conductas, les podemos ayudar a restaurar su vida.

Triste, pero real

Estudios especializados han mostrado que cerca de la totalidad de la población adolescente han visto algún tipo de material pornográfico antes de cumplir los 18 años, y casi todos esos eventos han tenido lugar a través de internet, mientras hacen tareas escolares.

El dato es casi equitativo para chicos y chicas, pero algo más alarmante aún es que la edad promedio en la que los jóvenes se inician en la pornografía, e incluso desarrollan adicción por ella, es entre los 11 y los 13 años de edad. Si bien es cierto que este panorama no es muy lindo, seguramente nosotos los padres ya no nos preguntamos si nuestros hijos verán o no material pornográfico. Ahora la inquietud es cuándo pasará eso.

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  1. La protección en el hogar. Los programas y medidas de bloqueo administrados por los padres para controlar lo que se puede recibir en casa a través de la red pueden ayudar mucho, y con la mano en el corazón te quiero invitar a que averigües cuál puede funcionar mejor para tu familia, y lo actives. Ello no significa que desconfías de tu hijo o de tu hija, pero la red es una dimensión casi sin ley ni restricción, en la cual no puedes confiar plenamente.

  2. La protección de reglamentos y las leyes. Las escuelas, los centros de trabajo y algunas otras instituciones han restringido el uso de internet, ya sea mediante programas que impiden el traslado de material inadecuado o mediante disposiciones, multas y castigos a quienes utilicen los aparatos y las redes para ver pornografía. Ello también supone una ayuda sustancial.

  3. Bloquear la computadora de la casa no es suficiente. En lugares donde la red es completamente abierta, con los planes de transmisión de datos a los dispositivos móviles, y en lugares públicos u hogares de amigos o parientes, nuestros hijos siguen altamente expuestos a la pornografía. Aquí es donde entra toda la carga de valores morales que nuestros hijos aprenden en casa e incorporan a su diario vivir.

¿Mi hijo ve pornografía?

Los efectos de la pornografía han sido estudiados recientemente de modos muy serios por muchos grupos especializados e interdisciplinarios. Todos concluyen que la exposición a material pornográfico genera un deterioro en la personalidad, aunque este sea muy leve o esté disimulado por los efectos de otros momentos o dificultades (exámenes, angustia, etc.). Sin que la presencia de los siguientes signos sea exactamente el reflejo de una adicción a la pornografía, sí deben alertarte para averiguar si hay algún problema que tu hijo no puede solucionar solo.

Signos

  • Se deteriora la autoestima. El ver pornografía genera un sentimiento de culpa y vergüenza. Si es persistente, la autopercepción se deteriora con mayor velocidad, lo que se urde reflejar en un menor rendimiento escolar, apatía por cosas que antes lo entusiasmaban, alteración en los hábitos de higiene y de sueño.

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  • Procura la soledad. Los jóvenes procuran y defienden su privacidad, pero si el tiempo a solas es excesivo, sí debes preocuparte. Puede ser que esté desarrollando una adicción. Si ello se combina con una dificultad para socializar de modo adecuado, la frustración social podría hacer que se aíslen más y se “refugien” más en su adicción.

  • Conductas inusuales. La irritabilidad, la falta de honradez, la apatía por temas trascendentales, como la vida, el amor, la honestidad, la pureza, los planes serios, el proyecto de vida, los malos hábitos de sueño y el agotamiento físico, son señales de los efectos que una conducta adictiva está ejerciendo.

¿Qué hacer?

Antes de hacer cualquier otra cosa, necesitas calmarte. A tu hijo le costará mucho trabajo abrirse ante ti, como su padre o madre, de modo que cualquier plática que quieras tener con él debe darle la sensación de que estará seguro, a salvo, y de que hay esperanza de liberación. Ayúdalo a reconocer sus sentimientos llamándolos por su nombre: culpa, remordimiento, vergüenza, etc. Dile que esos sentimientos nos ayudan a darle seriedad a las cosas más delicadas de la vida, y luego pregúntale qué tipo de relaciones sentimentales le gustaría tener en su vida, con qué tipo de personas quiere relacionarse, qué tipo de adulto quiere ser y qué tipo de vida quiere tener.

Una vez que identifique sus deseos, ayúdale a decidir qué medidas tomar para evitar el contacto con la pornografía. Dile que comprendes que se sentirá inclinado a volver, pero que deberá ser fuerte y que tú lo ayudarás. Si fuere necesario, consigue ayuda de un profesional que comparta tu enfoque para ayudar a tu hijo a abandonar esta terrible adicción que tiene el poder de dañar todas las áreas de la vida de tu hijo. No exagero.

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