Mujer dona su riñón a su ex esposo para que sus hijas conserven a su padre

Dan y Kelly llevaban ya cinco años separados, pero ella no dudó nunca de su decisión: donaría su riñón a su ex esposo, y lo haría por amor.

Marilú Ochoa Méndez

Dan Pyatt sufría una condición médica difícil desde que era adolescente: nefropatía por IgA en ambos riñones. Poco después de casarse con Kelly Hope, su mejor amiga de la infancia, en 2008, los doctores le comentaron que tal vez en diez años requeriría un trasplante de riñón, pues su condición era degenerativa.

Cuando el momento llegó, siendo padre de dos pequeñas, y luego de cinco años de divorciarse de Kelly, recibió de ella una gran lección de amor hasta el extremo.

Llevaba casi doce meses esperando un trasplante, y su condición empeoraba. Entonces, Kelly fue al hospital y le avisó que se haría las pruebas para convertirse en su donante ¡Era algo increíble!

Al instante, Dan le dijo que no, que no podría pedirle eso.  Con mucha seguridad, la madre de sus hijos le comentó que comprendía cabalmente las consecuencias de su decisión, y que la llevaría adelante hasta el final.

“No estoy preparada para que mis hijos se queden sin padre”

La justificación que daba esta valiente y generosa mujer a los que le preguntaban la razón de su decisión, es bella y admirable: “No estoy preparada para que mis hijos se queden sin padre“, afirmaba contundente.

Advertisement

Sus dos hijas, Jeannie de 11 años y Billie de 16, fueron la razón de peso para que Kelly donara su riñón.  “Dan tiene 44 años, aún le queda mucha vida por delante“, fue otro de sus argumentos.

La apuesta de Kelly era muy arriesgada

Kelly había vivido con Dan las dificultades médicas de este último año, pues desde el inicio él tuvo que someterse a varias diálisis.  Esto implicaba que él estuviera conectado a la máquina tres días por semana, durante seis horas cada uno.

Esta alteración a la dinámica familiar fue compartida por los cuatro miembros de la familia, ya que Kelly y Dan habían logrado ser un gran equipo a pesar del divorcio. “Hubo momentos en los que fue muy difícil, pero hemos sido amigos por tanto tiempo, que decidimos encontrar la manera de hacerlo funcionar“, menciona Kelly.

Desde el diagnóstico, asistían juntos a las citas médicas, y fue fácil para Kelly darse cuenta que tanto tiempo esperando el riñón dañaba a su ex esposo y a sus dos pequeñas en varios sentidos. “Era difícil tener tiempo de calidad juntos, y para mis hijas era doloroso verlo realmente mal“, cuenta la mujer.

Kelly quería ayudar, pero los doctores les habían dicho que aunque su órgano era compatible, los tipos de sangre de Dan y ella, no.  Cuando la situación se puso crítica, ella decidió dejar de esperar y arriesgarse. Habló con los doctores y juntos harían su máximo esfuerzo para aprovechar el buen gesto de Kelly.

Advertisement

Ella confiaba en los doctores, y en verdad quería ayudar

Sin embargo, cuando salía hacia el quirófano para la extirpación de su órgano, en el cuarto del hospital se sentían el ambiente de duda e inquietud, pues no era seguro que el cuerpo de Dan aceptara el riñón. Poco antes de perderse de vista de sus hijas y de Dan, ella aguantó con entereza mostrándoles una fortaleza que no sentía en realidad.

Afortunadamente, tres días después y luego de varios procesos, pudieron trasplantar ese riñón a su ex esposo, y su cuerpo lo aceptó sin problemas. La familia no cabía en sí de alegría, al fin terminarían las largas estancias en el hospital y podrían recuperar su vida normal.

Esa Navidad, celebraron los cuatro miembros de la familia en Francia.

Un gran testimonio de amor y entrega

Cuando leí esta nota, me quedé asombrada. Y me acordé de aquel episodio de la Biblia sobre la mujer adúltera que estaba a punto de ser apedreada por sus vecinos judíos.

Jesús se presenta en el momento oportuno para darnos una gran lección ¿Recuerdas la historia? Cuando los hombres, iracundos, tomaban piedras y agarraban vuelo para lanzárselas en el cuerpo a esta mujer, Jesús los detiene con un acto sencillo. Comienza a escribir en el suelo.  Luego, sin sermones pegajosos ni ánimo subversivo, les invita: “Aquel que esté libre de pecado, que tire la primera piedra (Jn 8: 1-7).

Advertisement

He de confesarte que yo soy muchas veces como estos judíos.  Cuando me siento herida, y alguien cercano me daña, deseo lanzarle piedras.  Si percibo un “maltrato”, salto en automático.

He sentido que Jesús me habló al corazón aquella tarde que apareció esta nota ante mis ojos.  Creo que me habló con amor, firmeza y ternura, como debió haber hablado a estos judíos iracundos y apurados por “hacer justicia”.

Dejemos ya de tirar piedras

Creo que Dios quiso mostrarme este ejemplo de mi tiempo y mi época de una mujer que compartió una vida con un hombre.  Luego se enfrentó al fracaso de la relación, y buscó siempre salvar lo básico, lo más importante: la armonía de su hogar.

Me siento bendecida porque a mi alrededor encuentro muchas personas que saben ser como Kelly, y escuchan a Jesús que los sacude, como me sacudió a mí. Jesús nos invita a no devolver mal por mal.

La historia de esta familia nos conmueve, pero no es nada nuevo. Jesús mismo nos invita a amar hasta el extremo, a entregar todo hasta la muerte, y a hacerlo con alegría y buen ánimo.

Advertisement

Me impresiona siempre recordar los relatos en el Evangelio de la Pasión de Cristo, y ver que estando en la cruz, sometido a condiciones terribles de sufrimiento, Jesús tuvo palabras de aliento para todos, y antes de expirar, pidió perdón a Su Padre por los que le escupían, se burlaban de él, y lo trataban con saña.  Pidió también perdón por Pedro, que lo había abandonado y negado cuando Él necesitaba apoyo y contención. Pidió perdón por Judas, que prefirió 3o monedas de plata a ser leal a su amigo.

Sé que Jesús pide perdón por tantas veces que yo soy egoísta y que no quiero devolver bien por mal. Y le pido de corazón, que el ejemplo de esta gran mujer me ayude a mantenerme en este camino de amor, perdón y entrega generosa. ¿Nos esforzamos juntos por lograr esto?

Toma un momento para compartir ...

Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.