Mujer rompe a llorar en un autobús lleno de pasajeros; en minutos todos tienen lágrimas en sus ojos en un viaje que les cambió la vida

Nadie sabía que el llanto de una desconocida marcaría un antes y después en sus vidas.

Viviana Domínguez

Una noticia que me toca de cerca

Cuando decides emigrar de tu país, traes contigo una maleta de sueños, ilusiones, y no tomas en cuenta muchas veces las experiencias de las otras personas que ya han pasado por lo mismo. Es que tú sólo piensas que a ti te va a ir mejor y que planeaste las cosas con madurez.

Según lo publicado por Newsner Elin Edlund publicó en su facebook un incidente muy particular sucedido en su viaje en colectivo durante esa manana.

De acuerdo a su relato, mientras todos los pasajeros estaban inmersos en sus celulares o pensamientos, una mujer cerca de sus 30 años, repentinamente comenzó a llorar desconsoladamente, por lo que los pasajeros reaccionaron tratando de consolarla, asumiendo que había recibido una terrible noticia.

Luego de llorar inconsolablemente por unos 3 minutos (como lo cita la mujer que publicó lo sucedido) ella se detuvo y explicó la razón de su improvisado llanto.

“Acabo de recibir mi residencia. He esperado por tres años, y tengo dos hijos”, expresó la joven mujer. La respuesta de la gente fue espontánea, algunos aplaudían, la felicitaban y otros lloraban junto a ella.

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Ser inmigrante hoy día

Emigré a los Estados Unidos a fines del año 1997, junto a mi esposo y dos hijos, un niño de 9 años y mi hija de 7 años, dos hermanas mías ya residían en el país desde hacía más de 20 años y entraba con visa, motivo por lo que me sentía cómoda y tranquila con el cambio de país.

Pero no todo era como lo pensé, a la semana de estar en el país, me encontraba frente a un abogado que me decía “go home” (regresa a casa), a partir de ese día entendí que me había convertido en un inmigrante.

Con sólo leer la noticia me emociono, es que los recuerdos vienen a mi memoria, yo sé lo que se siente, sé lo que esperar por tu permiso de trabajo y estadía, sobre todo cuando tienes una familia que depende de ti, pues lo mismo sentí cuando recibí mi permiso de trabajo y residencia, pero antes de eso fueron muchas las noches de no dormir, y de pensar.

Sin duda el deseo de todo inmigrante es una mejor vida para su familia, especialmente los hijos. Recuerdo que dejé mi país por razones de seguridad, mi hijo de apenas 8 años junto con sus dos amigos fueron asaltados a mano armada por dos individuos que le robaron la camiseta de fútbol de marca, las zapatillas y las bicicletas.

Hace apenas un mes mi hijo mayor se graduó de la Universidad, un futuro prometedor le espera, por lo que puedo decir que todo el sacrificio valió la pena. Pero no todo inmigrante tiene la misma suerte que me tocó vivir, muchos, hoy en día aún viven con ese miedo constante de que lo que les pueda pasar mañana, creando ansiedad e inseguridad en sus familias, en especial los niños.

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La inmigración un problema que nos afecta a todos

Sabemos que un inmigrante es una persona que llega a un país diferente al de su origen para instalarse de forma temporaria o permanente, pero las razones son muy diferentes.

Oportunidad

Por lo general esto se da porque no todos los países tienen las mismas oportunidades económicas o de seguridad, y generalmente los padres abandonan sus países para un futuro mejor para sus hijos.

Ser perseguidos

Hay países que persiguen a su propia gente por ser de diferente religión o idea política, viéndose obligados a dejar su país para evitar ser asesinados o perseguidos.

Son forzados a salir

Es una de las razones más preocupantes y muy actual. Cuando ciudades enteras deben huir de su país por gobiernos extremos que imponen leyes a los ciudadanos que de no aceptarlas puede costarle la vida de su familia.

El movimiento migratorio siempre ha sucedido

Mi abuelo llegó a los 17 años a la Argentina desde España, mi bisabuela de Italia, gran parte de mi familia emigró de Argentina a los Estados Unidos, este país recibió a los inmigrantes que venían en busca de libertad religiosa, y es que este movimiento migratorio sucede desde siempre y seguirá siendo necesario para el balance de las naciones.

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¿Qué podemos hacer?

Más allá de las leyes y de las situaciones que obligue o emugen a una persona o a una familia a dejar su tierra para comenzar una nueva vida en otra, nunca debemos olvidar que todos somos iguales ante la vista de quien nos creó y que tenemos el deber moral de ayudar a quien nos necesite o a quien podamos ayudar.

Debemos aceptar a los demás sin discriminar, por que así como tú luchas tu propia batalla cada día, los demás también lo están haciendo.

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Viviana Domínguez

Psicopedagoga, escritora y orientadora familiar. Oriunda de Argentina, actualmente reside en Utah. Es amante de la buena literatura, la música, el arte y de pasar tiempo en familia.