Niño de tan solo 8 años abandonó una entrevista en vivo para cumplir una de las 8 reglas de oro más conocidas y que muchos hemos olvidado

Su accionar lo volvió famoso, y a sus padres también, ¿les enseñas estas reglas a tus hijos?

Viviana Domínguez

Una nota recientemente publicada por Soy Chile, cuenta una particular historia que sucedió mientras que un periodista realizaba una nota en vivo en la ciudad de Bogotá, Colombia cuando Daniel Santiago Diosa, pasaba por el lugar en dirección al colegio, y como todos las criaturas, comenzó a saludar y bailar por detrás, para aparecer en cámara, por lo que el periodista decide hacerle unas preguntas, las que él responde informando cual es su nombre y que se dirigia a la escuela.

Inmediatamente cuando el entrevistador pregunta si va tarde o temprano es cuando Daniel se da cuenta que puede llegar tarde si continúa con la entrevista, por la que sale corriendo y diciendo a la vez “voy tarde”, abandonando la entrevista sin previo aviso.

El mejor sentimiento del mundo

No hay mejor sentimiento cuando sabes que haz hecho lo correcto, y mejor aun si eres un niño y por eso te haces famosos, ya que Daniel después de la entrevista sin saber se convirtió en un “ejemplo de puntualidad” para todo un país, ya que prefirió llegar a tiempo a la escuela a continuar con la entrevista, y según sus propias palabras “se siente chevere ser famoso” ya que el video se hizo viral, y al ser entrevistado nuevamente pero más tranquilo, recomendó a los niños, “tienen que ser juiciosos, que le hagan caso a la mamá, y que tiendan la cama a la mañana”.

Definitivamente se puede afirmar que detrás de esta historia protagonizada por Daniel, hay un personaje que sabe hacer su trabajo, la mamá (padres).

El tiempo, nuestra verdadera riqueza

Cuando se toca este tema, enseguida se piensa en cómo es uno mismo con respecto al tema, y aunque parezca un detalle poco importante, suele ser un gran problema si como adulto no sabemos ser puntuales en nuestras responsabilidades, especialmente en el trabajo.

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Pero todo comienza desde mucho más temprano, la puntualidad no sólo afecta al trabajo, sino también en el estudio, en nuestra vida social y a las otras personas que indirectamente afectamos con nuestro comportamiento irresponsable.

Seguro que a este punto estarás pensando en esa amiga que siempre llega tarde, y que te hizo perder tu valioso tiempo. Hace mucho aprendí que el tiempo de las personas era la única riqueza que poseemos y que cada vez que se usa inapropiadamente, si te pones a pensar en tu propia vida, nunca se tiene tiempo para lo que uno desea hacer, por eso se convierte en algo sumamente valorable y para las personas que aprecian y entienden ésto, la puntualidad pasa a ser una conducta de honor.

La puntualidad un valor de la vida

De pequeña aprendí a ser puntual gracias a mi madre, no teníamos un vehículo ni dinero para el transporte por lo que nuestra única forma de traslado era “caminar”, y como a mi madre le interesaba que recibiéramos la mejor educación, nos mandó a la escuela del “centro” la que quedaba más lejos.

Así nos levantaba bien temprano, desayunamos e iniciamos la caminata diaria de 30 minutos hacia el centro de la ciudad, siempre con el tiempo adecuado para llegar 10 minutos antes del timbre, y así me acostumbré a ser puntual para todas las cosas en la vida, sin importar las circunstancias, sin olvidar que antes de dejar la casa, mis hermanos y yo debíamos hacer la cama.

Se diga lo que diga, que eran otros tiempos, no lo creo así. Sí, reconozco que se vive distinto y con mayores posibilidades, pero en tema de puntualidad, es un valor de la vida que todos debemos aplicar y enseñar a nuestros hijos.

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En lo personal con mi hijo adolescente, quien sabe pelear estás batalla muy bien, para convencerme que está bien que llegue tarde a la escuela, cuando lo hace, sabe que ese día debe ir a dormir 30 minutos antes.

Cuando más pequeños, mejor es

De acuerdo a un articulo publicado en Guía Infantil, la puntualidad se define como “el cuidado y diligencia en hacer las cosas a tiempo”, esto implica ayudar a los hijos a ser puntuales en la entrega de sus tareas escolares, para cumplir con una asignación del hogar, o cuando le damos permiso para una actividad hasta cierta hora, etc.

Por supuesto que los padres somos los primeros maestros en el tema, y ser un ejemplo es fundamental en la educación de este valor.

  • Las primeras experiencias que tiene el niño con respecto a este tema es cuando ingresa a la escuela, y por supuesto depende aún especialmente en los primeros años de escuela de los padres. Pero es el momento justo para mostrar con el ejemplo y guía el llega a horario a la escuela.

  • Debido a la era digital, muy pocos saben la hora de un reloj de agujas. Enseñarles a reconocer la hora, es fundamental para que ellos puedan saber con cuanto tiempo cuentan, ya que un reloj digital no te muestra la totalidad del tiempo, a diferencia el reloj de aguja, por lo que cuando son pequeños, a aprtir de los 7-8 años es muy bueno enseñarles a leer la hora en un reloj de agujas.

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  • El sentimiento de empatía, cumple un papel importante aquí, ya que sólo reconociendo que un compromiso de hora implica respeto por el tiempo de la otra persona que nos “espera”, y valoración de lo que puede sentir. Empatía, es saber ponerse en el lugar del otro.

Conclusión

Si como padres realizamos bien el trabajo, a través del ejemplo y dirección cuando ellos son más pequeños, después ellos sabrán dirigirse por sí solos, aunque haya etapas como la adolescencia en la que sólo les gusta ser puntuales a lo que ellos les interesa, pero con perseverancia y paciencia se puede educar en el valor de la puntualidad a los hijos.

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Viviana Domínguez

Psicopedagoga, escritora y orientadora familiar. Oriunda de Argentina, actualmente reside en Utah. Es amante de la buena literatura, la música, el arte y de pasar tiempo en familia.