Parto en agua: una muy buena opción ¿La has considerado?

Si estás buscando opciones para dar a luz a tu bebé, este artículo te será de mucha utilidad.

Emma E. Sánchez

Seguramente ya has escuchado hablar del parto respetado, que tiene que ver con ofrecer a la mujer una experiencia de parto positiva, respetuosa, humanizada y donde la mujer tenga la oportunidad de más opciones menos medicalizadas, agresivas y con la oportunidad de alumbrar en casa inclusive.

Una de estas experiencias que las mujeres están retomando del pasado, es el poder dilatar en las bañeras obstétricas.

De qué se  trata el parto en el agua

Hace muchos años, cuando el nacimiento de un hijo era una experiencia totalmente familiar, las parteras que acompañaban a la mujer, la invitaban a meterse a una tina con agua caliente a tibia para poder relajarse y favorecer el parto.

A esas bañeras  se agregaba un poco de esencias o plantas que llenaban el ambiente de olores  y temperatura que tranquilizaban a la madre y que la ponían cómoda para iniciar tan importante labor.

Hoy en día, cada vez son más las clínicas y los hospitales que están incluyendo en sus servicios gineco obstétricos la hidroterapia, las bañeras obstétricas y el parto en agua.

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El colegio estadounidense de obstetras y ginecólogos afirma que la inmersión en agua durante la primera etapa del trabajo de parto puede estar asociada con un trabajo de parto más corto y un menor uso de analgésico espinal y epidural ,y puede ofrecerse a mujeres sanas con embarazos sin complicaciones entre las 37 y 41 semanas de gestación.

Y claro, todo debidamente revisado, supervisado y acompañado por personal calificado como un médico, en caso de las complicaciones que pudieran presentarse.

Hidroterapia

Este tipo de terapia previa al parto se recomienda para relajar los músculos de la espalda la cadera e inclusive el vientre. Una vez que las contracciones inician, la hidroterapia puede comenzar.

El método más común es la mujer de pie, en la regadera, con agua de tibia a caliente, recibiendo chorros directos a su espalda, columna, piernas y vientre. Y dado que la temperatura y la sensación relaja mucho a la futura madre, la labor de parto puede iniciar ahí y buscar entonces recostarse o irse a la bañera.

Inmersión en la bañera obstétrica

Imagina una bañera, amplia, cómoda, limpia y con agua calientita. La mujer se pone cómoda dentro y comienza a relajarse y el dolor de las contracciones se vuelve más llevadero.

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La sensación de flotar o ingravidez tiene este efecto de relajación y la temperatura colabora en gran medida, pues los músculos perineales se relajan, se reduce el dolor y la sensación que producen las endorfinas entonces, invaden el cuerpo.

Los grandes beneficios de dilatar en el agua

Reduce significativamente la necesidad de consumir analgésicos y especialmente la intervención epidural.

El dolor de parto disminuye notoriamente.

La mujer tiene la sensación de control sobre su parto y no un médico que le da órdenes.

La mujer está alerta y sintiendo su cuerpo cómo se va preparando

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Proporciona una sensación de flotar, ingravidez que relaja la musculatura y con ello, reduce el estrés.

El parto se acelera de manera natural.

Las contracciones son muy efectivas pues los músculos están “flotando” y no contraídos por la tensión.

Contraindicaciones

El parto en agua no debe indicarse en los siguientes casos, pues podría poner en riesgo a la madre como al bebé:

Si la madre tiene una temperatura mayor a 37.5° C

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Si hay una infección al momento del parto

Si el embarazo tiene menos de 37 semanas

Si el trabajo de parto está tomando más tiempo y no avanza la dilatación

Si hay pérdida de sangre abundante

Si la madre es hipertensa

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Si la mamá es diabética

Si la mamá padece epilepsia

Si tiene problemas cardíacos

Si ya se le puso la epidural

Si este tipo de parto en el agua te interesa, debes investigar con anticipación aquellos lugares, preferentemente hospitales, que estén preparados para reaccionar ante una emergencia.

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Si bien es una práctica ya muy conocida y extendida, también es bueno saber que el parto propiamente en el agua también tiene algunos riesgos, especialmente si el pequeño viene con el cordón enredado o se rompe, pues maniobrar en agua resulta complicado, lo que puede traducirse en una hemorragia que impida ver lo que ocurre, un shock o dificultad respiratoria o hasta asfixia neonatal.

Si bien este tipo de casos son mínimos, toda madre que va a decidir dónde y cómo tendrá a su hijo, debe tener toda la información posible para su mejor cuidado.

Es fundamental que la madre visite las instalaciones, conozca a quien le acompañará en esos momentos y paso a paso todo lo que ocurrirá, así como las soluciones a posibles complicaciones o emergencias.

El que la familia de la futura madre esté informada y sepa lo que ocurrirá también es muy importante, pues las futuras abuelas o el padre del bebé en algún momento de emergencia deberán tomar decisiones vitales.

Una recomendación importante es que la futura madre se reúna con alguien que ya ha pasado por esta experiencia y juntas puedan compartir dudas, respuestas, inquietudes y corroborar si esta es la mejor manera a tomar.

Traer una nueva vida a este mundo sigue siendo el poner  dos vidas en un gran momento de vulnerabilidad, de ahí que daba ser tomada con mucha seriedad, entereza e inteligencia. Dejar de lado un poco el romanticismo es necesario y una vez que todo lo que está en tus manos, buscar disfrutar la experiencia con paz y tranquilidad.

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Las mujeres que pasan por el parto natural y en agua, también tienen una gran y rápida recuperación. Eso les permite también pronto sentirse anímicamente mejor.

Espero que toda esta información te haya sido de utilidad.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.