Prepara a tu hijo para la separación: 7 tips para su primer día de escuela (con una GRAN sonrisa)

El primer día de escuela marca el inicio de un camino que puede estar lleno de éxitos y satisfacciones si lo inicias con el pie derecho. Prepárate para dar el gran paso junto a tu hijo.

Emma E. Sánchez

Llevo más de veinte años en la docencia y cada que inicia un ciclo escolar, sin falta, no me pierdo de dar una vuelta por la sección preescolar, pues generación tras generación siempre se repite la misma historia: niños y madres que lloran ante aquel empezar un nuevo proceso.

A veces para las educadoras resulta complicado explicarle a la madre que no llore frente a su hijo porque lo pondrá nervioso, y más aún pedirle que se retire pronto porque lo único que logra es prolongar la despedida y con ella la tristeza de la separación.

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Pare evitar estas tristes escenas y el sufrimiento inútil, o hasta el rechazo a la escuela, se requiere preparación en casa, y este artículo te dice cómo hacerlo. Lee con atención y deseosa de aprender:

Las primeras lecciones del desapego

De las cuestiones que más les cuesta entender a las madres es aceptar que deben preparar a sus hijos para que se vayan, para que vuelen y un día dejen el nido. Cada vez que le digo esto a una madre (sobreprotectora, por lo general) ¡casi se les salen los ojos! No toleran la idea de pensar que un día sus hijos no las necesitarán. Bueno, pues comenzaré diciéndote que la entrada a la escuela es la primera de muchas separaciones que experimentarás con tu hijo y, por lo tanto, deberás hacerlo muy bien.

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La preparación para ir a la escuela por primera vez inicia cuando comienzas a dejar a tu hijo con otra persona que no sea su papá o sus abuelos, pero sí de tu entera confianza por periodos mayores a dos horas. El niño aprende que te irás, pero que siempre regresarás y que no pasa nada malo con ello.

Los niños que asisten a guarderías por necesidad desde muy temprana edad, desarrollan su autonomía muy temprano y la dependencia a la madre no existe para ellos. En cualquiera de los dos casos que se encuentre tu hijo, al regresar y volverse a encontrar, se confirma el amor; acarícialo y dile lo mucho que lo quieres, pero no que lo extrañaste.

La escuela es para disfrutarla

Habla de las cosas buenas y divertidas que encontrará, lo mucho que se divertirá y aprenderá con sus nuevos amigos. Habla de manera positiva pero sin exagerar y no toques el tema constantemente y lo acatarres hablando de eso todo el día.

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Evita generar ansiedad

Así que, ¡relájate! No pienses en cosas negativas, ni escuches chismes o rumores. Confía en tus instintos, piensa que todo está bien y que eres muy afortunada en poder acompañar a tu hijo en el inicio de su vida académica. Si tienes dudas, ve a la escuela y expón tus preguntas, aclara todas tus dudas y hazte acompañar por tu hijo. Recorran los salones, preséntate con la futura maestra y sobre todo, vayan a la zona de juegos, baños y comedor. Si tú estás tranquila, tu hijo lo percibirá y todo estará muy bien.

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Ten las cosas listas

El uniforme, los zapatos, el almuerzo y todo lo que sea necesario. Lleva al niño a dormir temprano, despiértalo con tiempo suficiente para no andar corriendo y para que tenga un buen desayuno. Correr y no tener los útiles a mano genera estrés, enojo y malos sentimientos.

Tómate tu tiempo y sé puntual

Dice el viejo refrán: “Tranquilo, que llevo prisa”. Toma tu tiempo con calma para llevarlo a la escuela y tiempo para llegar a recogerlo. No cometas el error de estar ahí una hora antes de que salga o mucho menos de que te esté viendo. Tómate tu tiempo, no lo acostumbres a que salga e invariablemente estés ahí esperándolo, porque el día que llegues tarde será terrible para él. Si él te ve llegar, no corras, camina y sonríe, provoca en tu hijo una sensación de paz y de alegría, nunca de urgencia.

Establece rutinas

Ir a la cama temprano, bañarse, desayunar, tener todo listo una noche antes, abrazarse y darse un beso de despedida o al volverse a ver y no correr, son rutinas que formarán hábitos saludables para toda la vida no sólo escolar; por consiguiente, dedícale el tiempo suficiente para hacerlo muy bien. Esmérate en estos detalles.

Inaugura el puente de la comunicación

Platicar de camino a casa sobre lo que aprendió, lo que hizo y los amigos con quienes convivió, son tesoros invaluables. Cada vez que tu niño te platique de su día y que tú te intereses en saberlo, construirán un puente de comunicación que te ayudará a entender y conocerlo, así como su mundo.

En la adolescencia, los hijos dejan de platicar con sus madres, pero el puente no se destruye, es normal, pero se trata de un tiempo de un poco de silencio y de mucho respeto que luego, en la juventud y la edad adulta, te dará grandes frutos, tendrás una comunicación sana y un diálogo muy interesante con tus hijos adultos, que volarán y regresarán con gusto a su nido para contarte todas las maravillas que pueden ver y disfrutar.

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Un niño que ha sido preparado en su casa para volar no llora el primer día en el preescolar, entra sonriendo y listo para disfrutar su vida. De la madre de ese niño no te puedo decir mucho, son quienes sonríen mientras los ven correr y decir adiós con su manita; ellas derraman una o dos lágrimas de emoción a solas, de camino a casa porque saben que ese pajarillo está aprendiendo a volar y lo está haciendo muy bien.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.