Si sientes que vas de fracaso en fracaso, no importa. ¡Sigue adelante!

Caer significa que has estado de pie y en movimiento. Quien no se mueve no cae, pero tampoco avanza.

Emma E. Sánchez

¡Los seres humanos somos algo increíble! Las criaturas más fascinantes de este planeta y los más extraños. Si existieran los extraterrestres, estarían más que encantados estudiándonos y tratando de comprender por qué somos tan complejos, pudiendo tener vidas más ligeras y sin tantas complicaciones. Tal pareciera que nos gustan las emociones fuertes y por eso nos complicamos tanto el diario vivir. ¿No me crees? Te platico un ejemplo:

Te esfuerzas, trabajas duro, estudias, tienes una familia hermosa, salud, desafíos y problemas como todo mundo pero si alguien te preguntara si eres feliz, comenzarías a hablar de todo lo que no tienes, de todo lo que no eres.

Así es, la mayoría de las personas tenemos el mal hábito de poner nuestra atención en lo negativo de las situaciones o de las personas, en lo que no podemos hacer, tener o ser. Así, dejamos de lado todo lo bueno y positivo que tenemos, somos y hacemos. Si tienes la ligera impresión de que esto te sucede a ti, porque solo ves fracasos en tu vida, sigue leyendo, que esto se va a poner muy interesante:

¿Qué es el fracaso?

El fracaso solamente es un resultado diferente al que esperabas tener. Es saber que de esa manera no se encuentra lo que buscas y no que sea imposible obtenerlo. Solo hay que seguir insistiendo por otros medios y canales o, incluso, llegar a cambiar de objetivo. Todo eso está en tus manos y en tu mente.

El fracaso y la resiliencia

El fracaso sirve y es de utilidad cuando lo tomas como algo normal en la vida de todo ser humano, cuando te aporta un nuevo conocimiento o experiencia que enriquece tu vida. No sirve si lo que te provoca es frustración, ansiedad, depresión y cualquier otro sentimiento que te derribe o no te impulse a seguir adelante.

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Los padres de familia podemos y debemos enseñar a nuestros hijos a procesar el fracaso, manejar la frustración y no depender de la opinión de los que nos rodean para ser felices o constantemente sentirnos aprobados.

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Pon tu atención, energía e interés en todo lo bueno

Si las cosas no van bien en la oficina, el trabajo te abruma y ya no sabes ni por dónde continuar, comienza por realizar una tarea a la vez. Concéntrate en hacerla bien, llénate de confianza en ti misma y quita la palabra error o fracaso de tu mente y tu vocabulario. ¡En serio! Busca frases como áreas de oportunidad, oportunidad de mejora, desafío o prueba, pero ya deja de usar frases y palabras que te descalifique a ti o a cualquiera.

Busca mantener una actitud positiva, inclusive en lo que se refiere a las relaciones personales que no se dan o no concluyen de la manera en la que esperabas. Que algo no funcione con un hombre, no significa que no funcionará con ninguno. Mantén una actitud positiva en las cosas, en la gente, las relaciones y en ti misma.

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Haz tu lista de éxitos, proponte metas diarias

A muchos de nosotros, nuestros padres no nos enseñaron a sentirnos orgullosos de quienes somos, y mucho menos a motivarnos solos. Pero eso no es pretexto para que hoy, que somos adultos consientes, no podamos tomar en nuestras manos nuestros sentimientos, emociones y actos. A mí me ayuda a animarme y recobrar fuerza para volver a intentarlo, cuando pienso en las cosas que ya he logrado en el pasado, en las pruebas y desafíos que he vencido, y me aferro a ello.

Las grandes metas se logran a base de pequeñas conquistas. Un maratón se cumple corriendo kilómetro a kilómetro, y cada kilómetro se logra una zancada o un paso a la vez. Te puedes caer y flaquear, sentir que no puedes más, llorar inclusive, pero nunca dejar de moverte hacia la meta. Toma el tiempo que necesites, lleva tu ritmo y tu paso seguro. No escuches nada, excepto ovaciones y llena tu mente de ideas positivas. ¿Estás lista? Toma agua y ¡nos vemos en la meta!

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.