¿Tu hijo es malo?

Si tu hijo tiene comportamientos que te sacan de quicio y te preocupan, y comienzas a pensar que tal vez él es malo ¡tienes que leer esto!

Marilú Ochoa Méndez

Lucía no sabe qué hacer. Adora a su hija Sonia, la conoce bien (o al menos eso parecía) y la ha educado de la mejor manera. Sin embargo, hay ocasiones en las que no entiende su comportamiento, sobre todo cuando lastima a otras personas (a veces a la misma Lucía) o cuando contesta con desaires o ira. Simplemente no entiende y entonces se pregunta: ¿es mala mi hija? ¿Alguna vez has sentido lo mismo?

Es difícil ser mamá, ¡pero esto es otra cosa!

Ir guiando a los hijos en el día a día y cumplir con lo necesario para ayudarlos a ser responsables, es una labor agotadora, pero necesaria. Sin embargo, lo que realmente resulta imposible es lidiar con comportamientos agresivos, iracundos, groseros e hirientes, ya que éstos lastiman y decepcionan no solo a nosotros, sino también a nuestros hijos y a quienes están alrededor. ¿Qué hacer en estos casos?

Te invito a leer: Es terrible, ¡soy una mala madre!

No es fácil hacer lo correcto

¿Cuántas veces tú como yo comemos aquello que nos tienta, a sabiendas de que no es la mejor decisión para nuestro organismo? Si a nosotras, que somos adultas nos resulta difícil hacer lo correcto, imagina lo que pasa con nuestros hijos que apenas están aprendiendo. Es por ello que es preciso guiarlos con amor y paciencia, pero ¿qué sucede cuando de plano sientes que no te ven, ni te escuchan? O algo incluso peor, cuando parece que buscan la ocasión para sacarte de quicio, romper los límites y demostrarle al mundo que son unos desordenados o groseros.

Empatía: ¿desde dónde estás viendo a tu hijo?

Shel Silverstein, poeta estadounidense (1930-1999), escribió lo siguiente: “Un día le pregunté a la cebra: ¿Eres una cebra blanca con rayas negras o una cebra negra con rayas blancas? La cebra, mirándome me preguntó: ¿Tú eres un niño inquieto con momentos tranquilos o un niño tranquilo con momentos de inquietud? ¿Eres descuidado de maneras ordenadas u ordenado de maneras descuidadas? ¿Eres feliz con momentos tristes o eres triste con momentos felices? Nunca más le preguntaré a la cebra sobre sus rayas”. Piensa: ¿desde dónde estás mirando a tu hijo?

Advertisement

El mundo está patas para arriba

Tú sabes cómo está el mundo, sabes el estrés con el que lidias día a día y que no siempre reaccionas como deberías. Imagina ser un niño pequeño que está acoplándose al mundo, a las exigencias de los adultos (que vaya que somos complicados), las tareas, las clases extra, los conflictos entre compañeros y los vaivenes de sus padres. Es muy difícil ser niño, ¿no lo crees?

¿Conoces en verdad a tu hijo?

No me lo tomes a mal, pero ¿conoces qué temperamento tiene tu hijo? Esto es importante, porque no todos los niños reaccionan de la misma manera a los mismos estímulos. Puede ser que un niño que llora mucho tenga un temperamento flemático, que hace que necesite horarios más claros y rutinas que le brinden seguridad; o que un niño retador se comporte así porque es muy activo y se siente reprimido con las normas tan estrictas que algunos colegios exigen.
Mira aquí un video que explica un poco el tema de los temperamentos.

Mira a tu hijo con amor, sin cansarte

Sé lo que es desesperarse y sentirse desanimado en la labor de la maternidad. Es frustrante intentarlo una y otra vez, sentir que nuestros hijos no escuchan y que nunca van a cambiar. ¡No caigas en el desánimo! No importan los problemas que puedas tener con tus hijos, te invito a que siempre procurares mirarlos con amor. Hay una frase que me encanta: “quiéreme cuando menos me lo espere, porque es cuando más lo necesito”.

Espero de todo corazón que el cuento de la cebra que tanto me ha ayudado a mí, te ayude también a ver que los hijos son joyas preciosas que si las sabemos medir, pesar y aquilatar, brillarán con todo su potencial. Pido a Dios que nos ayude a ver que aquellos quienes hoy nos parecen trozos de carbón, son verdaderos diamantes en potencia. ¡No desesperes!

Toma un momento para compartir ...

Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.