¿Tu hijo no quiere abandonar el nido? Esto es para ti

La inmadurez emocional es una calamidad que bloquea la felicidad y anula vidas. Educar para alcanzar la madurez es tan importante como otros aspectos de la vida.

Marta Martínez Aguirre

Gabriel es un “inexperto en la vida” según su madre. Es un “inútil” según su padre. Y él mismo se autodefine como un “miedoso”.

Sea como sea, es un joven de casi veinticinco años que todavía vive con sus padres sin tener deseos de salir del nido. No ha terminado sus estudios y ni miras de querer formar un hogar. La palabra trabajo es algo ajeno a su vocabulario.

“¿Cuál es su enfermedad?”, se preguntan sus padres cada día y ya no saben cómo hacer para que sea un joven autónomo, con metas y para que quiera salir adelante. Su problema es la falta de madurez emocional para enfrentarse a la vida.

Desde que tiene uso de razón sus padres han hecho todo por él, hasta el papeleo para ir a la universidad, la cual abandonó hace tres meses. Ahora ellos se reprochan la manera en la que lo educaron y les parece imposible lograr que tenga metas propias, sea feliz y deje de quejarse por todo.

Dejaron pasar miles de conductas creyendo que tarde o temprano con los años él iba a cambiar, pero todo lo contrario: las quejas aumentaron, su estado de dependencia incrementó y la infelicidad se fue zurciendo a su columna vertebral.

Advertisement

Al venir a mi consulta, los padres de Gabriel llegaron preguntando cómo no equivocarse con el hijo menor. Aquí algunas respuestas:

1. Crea oportunidades para la autonomía

Recuerda que la madurez emocional no es algo que viene con el almanaque, sino que surge del trabajo cotidiano, del esfuerzo constante y del echar un vistazo en el adentro para ver cómo anda todo por allí. Pero para lograrlo todo comienza con una madre capaz de dejar a su hijo crecer. Enseña a tus hijos a lograr las cosas por sí mismos. No les des todo servido en bandeja. Permite que se equivoquen y aprendan de sus errores.

2. Enséñale a soltar amarras

El apego es necesario cuando tus hijos todavía son pequeños, pero cuando comienzan su etapa adolescente, es necesario que les enseñes a no depender emocionalmente tanto de ti. Permite que superen esa sensación de no poder hacer o alcanzar algo si no te tienen. Genera para ello oportunidades para que por sí mismos logren sus propias metas y aliéntalos cuando las logren o acompáñalos cuando no. Recuerda que el apego es inconciliable con crecimiento personal. ¿Imaginas un pájaro siempre en el nido?

3. Educa para que suelten el lastre

¿Sabes cuál es el secreto de los submarinos?, pueden subir a la superficie porque liberan el lastre que tienen en sus tanques de agua. En los submarinos el lastre es muy útil, pero no en tus hijos. Tal vez tu hijo haya tenido una experiencia en el pasado que fue muy dolorosa y por lo tanto quieras protegerlo, pero es necesario soltarlo para salir a la superficie y avanzar.

El pasado puede ser muy difícil de superar, pero no puede aplastarlos o hundirlos. Para avanzar es preciso que seas tú el modelo que les enseñe a olvidar el dolor, perdonar y avanzar. Por eso es vital que los eduques para que vivan el presente, dejando atrás el lastre del pasado. De ser necesario, inicien terapia familiar o individual pero no permitas que se conviertan en sus víctimas constantes.

Advertisement

4. Poner límites a la queja

La queja puede ser una termita que mina tu estado emocional y carcome tu salud mental. Si no estás dispuesta a enseñarles a no vivir en la queja, estás haciendo de tus hijos unos maravillosos infelices.

La queja no hace otra cosa que sepultarlos en el fango de los rechazos acumulados, los descuidos de los demás, los desplantes ancestrales y lo no alcanzado. De esa manera, más que ser hombres y mujeres felices se irán transformando en grandes banqueros de la desesperanza, vivirán con la deuda eterna de lo que nunca recibieron y lo que la vida no les permitió tener. Así no harán otra cosa que aumentar el capital de la angustia y los intereses de la desilusión. La amargura será un desayuno cotidiano y la queja de la incomprensión será una letanía infaltable. La queja bloquea la iniciativa y la percepción de la realidad, asume como real que la vida nunca les dio lo que se merecían, en vez de luchar por darle a la vida todo de sí.

La madurez emocional pasa por estos procesos necesarios, dolorosos quizás, pero esenciales. Permite que sean parte de la educación de tus hijos y vislumbra seres dichosos ante tus ojos.

Te invito a leer: Breve manual infalible para hacer infelices a tus hijos y también: Tu hijo adolescente mira la adversidad lleno de miedo. Ayúdalo a que tenga una vida fascinante

Toma un momento para compartir ...

Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: