Un niño de carácter infernal

El peor enemigo de la educación de tus hijos es tu falta de fe en ti misma; cuando el carácter difícil de tu hijo no puede con tu deseo de verlo feliz.

Marta Martínez Aguirre

El peor enemigo de la educación de tus hijos es tu falta de fe en ti misma.

Gastón tiene apenas tres años pero manda a su madre, levanta la voz a su padre, incluso les dice algunas groserías a sus abuelos cuando no logra lo que quiere. Ayer vi a su madre llorar en el supermercado. Entonces pensé en ti y en ese temor a no poder con el mismo mal.

Los niños con mucho carácter pueden ser muy abrumadores y, en general, pueden significar una batalla en solitario. Con las leyes infantiles de protección contra el abuso (las cuales agradezco y celebro) poner límites a estos niños resulta agotador y frustrante, por miedo a cometer un abuso. ¿Qué se puede hacer, entonces? Aquí te comparto algunas ideas.

1. Sé creativa y directa

Establece las reglas que pretendes que tus hijos cumplan, como cepillarse los dientes después de cada comida, ordenar el cuarto, hacer la tarea, no romper juguetes. Según la edad, has una cartelera que tenga las normas de convivencia, con dibujos para los más pequeños y con una lista clara para los más grandes.

Los niños pequeños hasta los cuatro años no pueden cumplir muchas normas por vez, de modo que con un número de cuatro o cinco alcanza. Incrementa el número según la edad y madurez. Ponla en un lugar visible para todos. Incluye reglas para ti misma y los otros adultos. “Los adultos maduros hablan no gritan”, “en esta casa los adultos colaboramos unidos”. Una vez a la semana hagan una evaluación del cumplimiento y deja que todos opinen.

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2. No hagas de tu vida un ring

El truco de que tú eres más fuerte no funciona con un niño de carácter fuerte, por eso no entres en una pelea boxística de voluntades, a ver quién de los dos cede antes. Ten por segura que los niños temperamentales pueden mucho más que tú. Tu tarea es disciplinar no entrenar en resistencia. No es sencillo poner límites, pero es necesario. En todo momento mantén la calma y no cedas por más berrinches que tu hijo haga.

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3. Guía lejos de los caprichos y cerca de la generosidad

No permitas que los caprichos sean el motor de la discordia familiar. Un niño pequeño puede ser muy obstinado a la hora de conseguir lo que desea, por eso resuelve el conflicto hablando y dejando claro que tú eres la adulta en casa.

Un gran error de los padres es ceder por vergüenza, pero confía en que a medida que pasen los días irás perfeccionando tu puesta de límites. Ayuda a tu hijo a reconducir sus deseos egoístas compartiendo sus cosas con otros niños menos afortunados. Cuando se presente una oportunidad de servir en una buena causa, permite que se involucre donando juguetes, ropa o útiles escolares.

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4. Que la ternura sea el faro que alumbre el hogar

“Lidiar con Gastón no es fácil, hay momentos que no quiero que me visite”, dijo su abuela a una vecina. Como madre te ocupas a diario de tener una comida saludable, ordenar las medias desparramadas pero también de ordenar las ideas caprichosas acumuladas en el cerebro. Pero lo más importante sin lugar a dudas es estar atenta a que no haya carencias de amor.

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Cualquier carácter fuerte se vence con mucha ternura y paciencia. Aunque no lo creas, aún en medio del berrinche una caricia en el pelo, una palabra amable, un beso apretujado, dan resultados excelentes. Al principio puede que no resulten pero, con el tiempo, la ternura primará sobre el carácter conflictivo.

El amor de una madre es más potente que un niño difícil, porque tu corazón dulce de madre se ha propuesto cuidar de su alma y no solo de su carita sucia; invierte tiempo y confía en ti.

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: