Una madre “un poco apegada”. ¿Cómo retirarla sin herirla ni alejarla?

¿Qué pasa cuando nuestra madre o nuestra suegra supera los límites y quiere influir sobre sus hijos como si aún fueran pequeños? ¿Cómo podemos hacer que se den cuenta?

Laura Abbott

Con seguridad habrán escuchado la frase “Madre hay una sola”, a la que muchos agregan, por razones personales, “¡Por suerte!”. Y es que las madres podemos ser amorosas y cariñosas cuando nuestros hijos son pequeños, pero muchas no sabemos reconocer cuándo los hijos crecen y a veces nos pasamos de la raya. Sobre todo, cuando el bebé que desvelaba nuestros sueños y preocupaciones ya se ha convertido en un lindo señor, jefe de una familia y con hijos a cargo. ¿Qué pasa cuando nuestra madre o nuestra suegra supera los límites, y quiere tener la misma participación y decisión sobre sus hijos como si todavía fueran pequeños? ¿De qué cordial manera podemos encaminar las situaciones a fin de hacerle notar su equivocación sin herir sus sentimientos? He aquí algunas ideas que pueden ayudarte al respecto:

Establece límites emocionales

Esto no se logra de un día para otro, sino que lleva su proceso y debe hacerlo cada quien con su madre (si no lo hicieron durante la adolescencia). Fijar límites no significa alejarse, ser grosero o poco atento; alude, por el contrario, a hablar con claridad sobre las situaciones que te molestan, a hacerle ver que ya tienes la edad suficiente para tomar tus propias decisiones con acierto; a que los consejos y las ayudas se dan cuando son solicitados, y a que es preferible evitar las opiniones negativas sobre tu pareja.

Dialoga mucho

No me refiero al tiempo, sino a la calidad del diálogo. No es necesario hablar todos los días por teléfono, ni comunicar cada paso que damos en la vida, como lo hacíamos de niños. Hablo de conversar con tranquilidad y confianza sobre las actitudes positivas que podemos adoptar para favorecer la unión familiar.

Presta atención

Hay conductas aprendidas que repetimos de forma casi automática. Prestar atención a ellas puede ahorrarnos inconvenientes, sobre todo con nuestra pareja. Ocurre que a veces tomamos decisiones sin consultar a los implicados, o preguntando demasiado a las personas equivocadas. Piensa que el exceso de apego, el perfeccionismo, muchas veces tiene su raíz en la ansiedad.

Limita la comunicación si es necesario

Si la otra persona (en este caso nuestra madre) no entiende nuestras razones y no respeta nuestros límites, es bueno poner algo de distancia en la comunicación y dejar en claro, de forma cortés, que existen temas que preferimos no conversar para evitar discusiones.

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Un consejo para las madres

Tu hijo ya creció, ya no necesita de tu protección y tiene una hermosa familia con la que puedes compartir momentos positivos y de felicidad para todos. No necesitas aconsejar ni presentar tu opinión sobre todos los temas, porque a veces pueden no ser bienvenidos, o generar algún conflicto. En cambio, si brindas tu apoyo y expresas tu intención de estar disponible ―en caso de necesitarte―, no confundirán tu desapego con indiferencia.

Un consejo para todos

La familia es única e insustituible. Podemos encontrar excelentes personas en nuestro camino, pero los seres que nos acompañaron desde nuestro nacimiento fueron ellos. Nos conocen, nos aman y, a su manera, nos cuidan. Por ese amor podemos hacer el intento y construir entre todos, más aciertos que errores.

El punto de vista del autor no necesariamente representa la opinión editorial.

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Laura Abbott

Laura Abbott tiene muchas pasiones:sus hijos, su esposo, escribir, la danza y el yoga, el contacto con la naturaleza, compartir con sus amistades, los libros, la música...Para contactar: lauabbott@hotmail.com