Yo pensaba que todos teníamos un tesoro en el corazón. Leer esto fue una gran sorpresa

No hay nada malo en ser reconocida, todos necesitamos ser reafirmados en lo que hacemos. El problema comienza cuando acumulas actividades fuera de casa para escuchar lo buena que eres. Pero el corazón no admite basurales.

Marta Martínez Aguirre

Hace unos días recibí por correo electrónico uno de esos mensajes maravillosos que se propagan por internet: cuenta que un hombre rico le entrega una canasta de basura a un hombre pobre. Este le sonríe y vacía la canasta, la lava y la llena de flores y se la devuelve. El hombre rico se asombra y le pregunta: “¿Por qué me ha dado flores, si yo le di basura?”. El hombre pobre responde: “Porque cada uno da lo que tiene en el corazón”. Lo cual nos trae a la mente las palabras del Señor en Mateo 12:35: “El hombre bueno del buen tesoro del corazón saca buenas cosas, y el hombre malo del mal tesoro saca malas cosas.”

¿Has escuchado del síndrome de Diógenes? Es un trastorno del comportamiento que afecta a ancianos que viven solos, y se caracteriza por el total abandono personal, social y el aislamiento voluntario en su propio hogar. Este síndrome no hace distinciones socioeconómicas, y puede afectar tanto a un anciano en situación de calle, como al que vive en una mansión.

Estas personas viven como si no tuviesen recursos económicos, acumulan en sus entornos grandes cantidades de basura, objetos inservibles para utilizar en un futuro, incluso recogen animales abandonados. Todo esto hace que vivan en condiciones insalubres. Sumidos en un total desamparo emocional, se sienten seguros atesorando todo tipo de posesiones y no pueden distinguir las cosas que tienen valor de las que no lo tienen. Por lo general son los vecinos quienes llaman a las instituciones especializadas, quejándose de la falta de higiene en el entorno, el mal olor y la propagación de plagas.

En estos tiempos está creciendo el número de personas afectadas por el síndrome de Diógenes en el corazón

Ya sabes, el corazón no admite basurales. Tarde o temprano alguien llama al 911 y pide que lo desalojen. Sé que no te has dado cuenta, pero mira cerca de la válvula aórtica y pregúntate si es hora de que te vacíes de tantas cosas acumuladas.

Quienes padecen el síndrome de Diógenes no poseen la capacidad de reconocer que guardan cosas innecesarias, del mismo modo sé que te es difícil reconocer los motivos nocivos detrás de tu exceso de actividades. ¿Te has dado cuenta que todo empezó de un modo justificado? Aunque parecía que estabas dando todo de ti, para servir en la iglesia, en la comunidad, en el colegio de tus hijos, en la ONG y en el refugio de ancianos, en realidad la necesidad de afirmación te estaba ganando.

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Todos necesitamos ser reafirmados en lo que hacemos

El problema comienza cuando acumulas actividades fuera de casa para escuchar lo buena que eres. Dice Elisabeth Lukas, doctora en psicología: “La búsqueda de uno mismo, el desarrollo personal, no pueden ser jamás la meta final de las aspiraciones humanas. Son, más bien, el corolario, de una vida creativa y responsable”. Tu familia es la comunidad primera donde debes volcar todas tus capacidades.

No estoy diciendo que vivas con el delantal puesto, la escoba en una mano y la plancha en la otra. Si no haces un alto y dejas de acumular actividades, pondrás en riesgo tu propia salud y, lo más importante, te arriesgarás a perder lo que más amas. Quizás lo haces porque en casa nadie valora tu entrega cotidiana y sientes que has dejado de ser la reina de los primeros años de casada, para pasar a ser la máquina dispensadora de necesidades.

Pero si buscas la solución afuera, adentro de tu corazón comenzarán a oler mal las cosas que no son tan valiosas. No tienes idea del daño que produce que seas una ausente emocional en la vida de tus hijos, que comienza cuando tus niños te preguntan: “Mamá, ¿vas a estar en casa está noche?”.

Tómate tiempo para estar a solas contigo

Escribe una lista de tus necesidades más íntimas: cariño, sostén, reconocimiento, gratitud, tiempo para ti. Planifica tu agenda de tal modo que no seas una fotografía sobre el librero, y prioriza lo valioso. Habla con tu familia, diles que el síndrome de Diógenes te está afectando, pero que a partir de hoy el reconocimiento que necesitas comenzará en casa.

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: