10 normas esenciales para que los niños convivan mejor

En la escuela y en la vida en general, los niños necesitan aplicar estas normas de convivencia para aprender a vivir en sociedad de forma disciplinada.

Emma E. Sánchez

Uno de los retos más grandes que experimenta un niño al iniciar su escolarización es entender que la escuela no es la prolongación de su hogar, que en ella recibirá el mismo trato que a 20 niños iguales que él, y que por lo tanto deberá aprender a hacer fila, esperar su turno, levantar su mano para hablar y seguir muchas, muchas reglas.

Cuando un pequeño ingresa a la educación inicial o preescolar, el maestro puede notar con mucha facilidad si ese niño ha sido educado con reglas y normas, o si simplemente lo han dejado hacer su voluntad sin límites o consecuencias.

Los niños del primer caso, los que han sido educados con normas, se adaptan muchísimo más rápido, pues están acostumbrados a seguir indicaciones y acatar reglas; mientras que los que no tuvieron esta oportunidad de aprender en casa, deben hacerlo en la escuela enfrentado de golpe una experiencia muy complicada de un día para otro.

Como  padres, debemos entender y aceptar que las reglas nos protegen y dan seguridad

No  son un capricho y nunca deben ser para ejercer una autoridad injusta. Tampoco deben estar hechas para la comodidad de los adultos sino para la mejor convivencia y desarrollo de toda la comunidad o el entorno.

Contrariamente a lo que se piensa, a los niños y adolescentes les gusta el orden y que las reglas sean claras y constantes. Precisamente en la adolescencia, las normas de casa dan claridad  a lo que se espera de ellos, pues los límites de conducta y acción son constantes llegando ser un faro en una época y una etapa de vida tan cambiante.

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Si tu pequeño está por ingresar a la escuela, puedes ayudarle a que sus procesos de integración y socialización sean más fáciles y llevaderos llevando a cabo en casa estas sencillas recomendaciones:

Si cometes un error o lastimas a alguien, ofrece una disculpa

Reconocer nuestros errores, ofrecer una disculpa, perdonar y no buscar culpables, son cosas que se aprenden con el ejemplo, se vuelven un hábito y llegan a ser una gran virtud.

Los niños deben verlo en acción antes de comprender siquiera qué es cada cosa.

Los padres somos los primeros modeladores de estas conductas y recuerda: el niño aprende más observándote que las lecciones de moral que le puedas dar.

1 Pide permiso para tomar un objeto que no es tuyo

Cada vez que necesites algo que le pertenece a alguien más, hay que hacer la gran pregunta ¿me lo prestas? ¿puedes prestármelo? Y esperar a que nos den una respuesta. Si es favorable, devolver las cosas en buen estado y si es un no, aceptarlo sin mayor problema.

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Pareciera un trámite demasiado largo, pero créeme, hacer todo esto a tu hijo le ahorrará problemas con otros compañeros.

2 Alza tu mano para que los demás te puedan escuchar

Ya sea en una charla de sobremesa o en una reunión familiar,  siempre será un buen hábito ser respetuoso y cordial con quienes compartimos.

3 Escucha con atención cuando otra persona está hablando

Esta es una de las reglas más complicadas de seguir entre niños y adultos.

4 Espera tu turno

Si solamente tienes un hijo, no lo acostumbres a que sea el que primero reciba un servicio o una atención; por ejemplo si se va a servir el agua, puede primero servirse a mamá luego a papá, y al final al niño; y en otra ocasión primero papá, luego mamá, y al final él, y así ir variando.

Esto tan sencillo le enseñara a esperar, tener paciencia y reconocer que él no es el foco de atención de todos los que le rodean; si haces esto en casa regularmente tu niño no se ofenderá ni se sentirá mal cuando en la escuela no sea el centro de atención de la maestra.

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5 Establece una rutina diaria

Desde que se levanta hasta que se va a la cama, puede usar el reloj y una serie de actividades. En su mente se creará una estructura y un ritmo que le permitirá sentirse cómodo cuando conozca el ritmo de la escuela y su salón de clases.

6 Saluda al llegar y despídete al irte

No lo obligues a hacerlo, hazlo tú con gusto y alegría, entonces tu hijo querrá hacerlo también.

7 No pegamos, no gritamos

Una regla de convivencia fundamental en la casa y en la escuela. Educa en el diálogo, no en la violencia.

8 A los animales y plantas se les respeta como a cualquier miembro de la familia

Es una excelente idea que tu niño tenga ambos en casa y sea responsable ya sea de regar la planta o cepillar al perro; la responsabilidad y el cuidado van de la mano del amor.

9 Cuido y recojo mis cosas

Cuando un niño pierde todo en la escuela u olvida constantemente las cosas, es la manifestación de una madre que todo hace por él o que le resuelve la vida a cada momento.

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Los niños comprenden la importancia del cuidado de los objetos cuando se dan cuenta de lo que el objeto hace por ellos. Ejemplo, si olvidó la lonchera, padecerá hambre un día, no le pasa nada, no morirá de hambre, pero muy seguramente aprenderá la lección.

10 Permítele, en la medida de lo posible, que experimente las consecuencias de sus actos

Poner límites y reglas a un hijo es un acto de amor, pues lo preparas para enfrentar el mundo por sí mismo. No hacerlo, puede llegar a ser una verdadera crueldad.

Pon en práctica estas reglas de forma asertiva y constante para que tu hijo pueda aplicarlas en casa y en sus vínculos en general, logrando una convivencia armoniosa con quienes lo rodean.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.