Aunque haya mucho dolor de por medio, jamás hables mal a tu hijo de su padre
Aunque duela, y aunque a veces el enojo nos pueda, evitar hablar mal de su padre demuestra que tú amas a tu hijo entrañablemente.
Erika Patricia Otero
La niña no era feliz, hacía mucho no lo era, pero su dolor era más agudo el 24 de diciembre. La vida en casa no era igual desde que su papá se fue del hogar, más aún en la Navidad. Para ella, Nochebuena no era cuestión de regalos; ella solo quería a sus padres juntos de nuevo.
Mientras en la calle los niños corrían felices, la niña miraba por la ventana con lágrimas en sus ojos y un brillo de esperanza que poco a poco se extinguía, mientras pasaban los segundos hasta la llegada de la medianoche.
Una noche que se supone debe ser feliz para todo niño, para ella no lo era. En secreto envidiaba a sus amigas; ellas tenían a toda su familia unida, ella solo a su madre y su hermana que trataban de hacerle sentir mejor.
Llegaban las 12, los niños recibían los regalos de parte del Niño Dios; ella recibía los suyos pero no el más anhelado. Entonces, ya con la esperanza extinguida y lágrimas en los ojos, la niña de 10 años abrazaba a su llorosa madre y encontraba consuelo en aquellos brazos amorosos.
Pese a todo el dolor que el padre generaba a la pequeña, la madre jamás habló mal de él aunque lo mereciera. Esa madre sabía que su hija crecería y por sí misma descubriría la verdad. Ella sabía que su hija se daría cuenta de las cosas, que ella decidiría qué sentir y si perdonarlo o no por los dolores causados.
La niña aprendió a vivir sin él, creció y lo perdonó.
Ningún padre es perfecto
Cuando uso el sustantivo padre me refiero tanto a los hombres como a las mujeres. Y sí, ninguno de nosotros nace dotado de un manual que indique cómo desempeñar bien su papel como progenitor. Sin embargo, no es excusa para equivocarse una y otra vez con los hijos. Es justo que como padres nos equivoquemos, pero también lo es el hecho de aprender de esas equivocaciones.
Algo que siempre ayuda a ir con calma en las lides de la crianza, es ponerte en el lugar de tus hijos. Recuerda tu infancia, lo que te gustaba y no de la crianza que te dieron tus padres; adapta las buenas enseñanzas y esfuérzate por sacar de tu vida los vicios de la misma. Así es cómo de a poco aprendes a ser una buena mamá; ya tus hijos te dirán si lo eres, ellos son jueces justos.
Ser una buena madre a pesar de la tempestad
La historia con la que comencé esta nota es real, sentida y vivida por una familia. La madre de esa niña vivió un infierno con el padre, y aunque fue doloroso para ella, lo dejó ir. Supo que era lo más sabio que podía hacer por ella y sus hijas.
Esa mujer sabía que si quería el bienestar de sus hijas, jamás debía hablarles mal de su padre. Ella era conocedora de que las dañaría mucho más si en venganza decidía “envenenarlas” en su contra.
Jamás lo hizo. Esa madre decidió consagrarse a trabajar y a hacer a sus hijas lo más felices que pudiera, y lo logró.
Muchas mujeres pasan por esa situación. Algunas madres eligen el camino de la mujer de la historia, otras más dolidas y enfurecidas, optan por hablar mal del padre a sus hijos. Piensan que es lo correcto porque para ellas “es justo” que sepan que sus padres no los quieren.
Una experiencia al respecto
Una publicación en una red social de un terapeuta de familias causó revuelo a favor y en contra del post. Este decía que si una mujer amaba a sus hijos, jamás hablaría mal a ellos de su padre. Una mujer no estuvo de acuerdo y a punta de insultos a quienes estaban de acuerdo contó su historia.
Sí, el hombre se había portado muy mal. Había negado a su hijo por nacer y ella consideraba que lo justo era que su hijo lo supiera. Por más que se le dijo que lo estaba dañando, que estaba sembrando rencor en su pequeño ser y que no lo merecía, ella insistía en que hacía lo correcto. Nada que hacer, hay mujeres que no ven los hechos porque viven enceguecidas con la ira y el rencor. Debido a esto solo generan más dolor y odio, no es justo ni correcto con los niños.
¿Por qué no es correcto hablar mal de los padres a los hijos?
Porque al hacerlo, no solo siembras malos sentimientos en un niño inocente; además le faltas al respeto como ser humano. Él o ella no tienen la culpa del hombre que escogiste como esposo y padre. Al hablarle mal de él, estás hablando mal de ti y tus elecciones.
Puede ser que la ira te gane, que desees tu hijo vea las fallas de su padre, pero la criatura no necesita saberlo por tu boca; créeme, crecerá y se dará cuenta por sí mismo.
¿Cómo actuar?
Quieras o no, los niños se dan cuenta de lo que pasa en casa; así que no apresures lo que a su tiempo ellos conocerán. Espera, y si un día tu hijo te pregunta por qué su padre hizo esto o aquello, sin rencor alguno dile lo más sinceramente posible las razones y los hechos.
Si en algún momento tu hijo enfrenta al padre por respuestas, permite que sea él mismo quien afronte la situación, pero siempre abogando por la calma. No le sirve a tu hijo pelear con su padre; es justo que sepa, pero de la manera correcta, sin odios ni malas maneras.
Solo deseo que sepas que tu hijo a la larga apreciará que no le hayas hablado mal de su padre, por mucho que así lo mereciera. Por encima de tus intereses y dolor, está el bienestar mental y emocional de tu hijo.
Piensa en la calidad de vida que tendrá, en el padre o madre que pueden llegar a ser, y en esforzarte por darle un buen ejemplo; eso le valdrá para ser fuerte y para saber que aunque su padre se “portó mal” con él o ella, tú estuviste firme y amorosa en su vida.