11 cosas que nunca debes decir a una mujer embarazada

Ser mujer no es cosa fácil y la etapa de embarazo es aún más compleja y sensible. Por eso es importante que si conoces a alguien que está en la espera de su bebé, tengas presente estas recomendaciones.

Emma E. Sánchez

Cuando esperaba a mi primera hija gané peso, como toda embarazada. Recuerdo a una tía que cada vez que me veía volvía decir lo mismo, una y otra vez: “Hija ¡qué gorda estás!” Su comentario me generaba sentimientos como pena, tristeza y vergüenza por mi cuerpo, que no dejaba de cambiar. El amor paciencia y comprensión de mi esposo fue lo que evitó que esos comentarios me hirieran pero, ¿qué pasa cuando no se tiene a alguien que te defienda, te ayude a procesar las palabras duras, malintencionadas o aparentemente “inocentes”?

La mujer tienen cambios hormonales con cierta frecuencia en su vida normal, y estos altibajos suelen ser más agudos durante el embarazo. Si eres la amiga, un familiar o —mejor aún— el esposo de una embarazada, debes tener muy presentes estas sugerencias, para no hacer sentir mal a quien espera un bebé.

1. Hablar de su físico

Esta es la primera defensa que cae en una mujer embarazada, sin importar si es su primer o quinto embrazo, siempre es igual: hablar de su cuerpo y sus cambios es tema sensible. Si vas a hacer un comentario sobre el cómo se ve, reconsidéralo. Piensa si lo que dirás la lastimará o la hará sentir mejor.

Cualquier futura mamá —o mujer— siempre agradecerá enormemente que le recuerdes que es hermosa. Dale ánimo y no te limites en ayudarla a sentirse fuerte y bella. Por increíble que te parezca, muchas mujeres encintas, no reciben todo el amor, apoyo y cumplidos que necesitan en esta etapa de vida. Sé esa persona que a ella le haga sonreír en cuanto te ve. No como mi tía, a quien veía y quería ¡echarme a correr!

2. Hablar de su apariencia en general

Todo cambia durante un embarazo: el cabello es otro, la piel se transforma, hay manchas, estrías, dolor, calambres, gases… ¡Es una transformación total! Así que por favor, sé amable. El esposo juega un papel fundamental en la autoestima de su amada esposa: si él se muestra dulce, comprensivo y romántico, no habrá palabras hirientes que le hagan sentir mal en este mundo.

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3. Generar angustia

La futura madre se preocupa por su hijo. Ella solita, sin que nadie más se lo diga, piensa en cómo lo educará, dónde estudiará el preescolar, la primaria y hasta la universidad; piensa en cosas que solo quien ha tenido un bebé entenderá. Es perfectamente normal, es parte del proceso acelerado de maduración que ella está experimentando para estar lista cuando llegue el bebé. Así que no te esfuerces por hacerla pensar y que resuelva cosas que aún no suceden, ella ya tiene mucho en qué pensar y no la está pasando muy bien, muchas veces. ¡Anímala! ¡Dale confianza!

4. Ser pesimista sobre el futuro

No se trata de esconder información a la mujer, de engañar y fingir que todo está bien en nuestro mundo, se trata de ser prudente, de no exagerar, no ser paranoica o transmitir miedo. Al contrario, hay que hablar de los problemas desde la perspectiva de qué o cómo vamos a actuar para salir adelante trabajando y haciendo lo correcto.

5. Criticar sus decisiones con respecto a su hijo o su persona

Si la madre decide dar a luz en agua, en un río, hospital, parada, sentada o de cabeza, es su asunto. Si va a dar o no de amamantar, es su asunto, y lo mismo sucede con el nombre que le pondrá, cómo lo dormirá, si lo hará eructar; si ella decide ponerse faja, hacer ejercicio en un año, dejar de trabajar, salir a trabajar, cortarse el cabello, pintárselo o comer o no un buen filete, es asunto suyo. Cuando criticas, pones un ladrillo entre la persona y tú hasta construir una grande, gruesa y firme muralla. Cuando aceptamos y respetamos las decisiones de otros, construimos puentes firmes y seguros que nos unirán cada vez que lo necesitemos.

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6. Decirle que no está capacitada para ser mamá

¡Nunca digas eso, por favor! Cada mamá es la mejor madre que su hijo puede tener. La embarazada necesita escuchar y saber que puede hacerlo bien. Construye, ¡no destruyas por favor!

7. Resaltar sus carencias o minimizar sus fortalezas

Todas sabemos nuestros puntos débiles y poco reconocemos nuestras fortalezas, así que hazle un favor al mundo y apuesta por las virtudes y talentos de una mujer, sea tu hija, tu esposa o tu amiga.

8. Hablar mal de su esposo

Por muy mal que pudiera estar la relación entre la pareja, inclusive si el padre la abandonó mientras la espera del pequeño y aunque estés 100% segura que ese hombre es malo, no se lo digas. No eches en cara su error o su desventura, al final de cuentas, para ella él significa o significó algo importante y toda la vida será el padre de su hijo. No trasmitas malas ideas, no hagas crecer resentimientos y mucho menos los trasmitas.

9. Criticar su dieta o su rutina de ejercicio

¿Quedó claro que este no es nuestro asunto? Ella, junto con su médico, entrenador, esposo y bebé tomarán decisiones al respecto.

10. Darle consejos que no te pidió

A mí me pudo haber ido muy bien o muy mal, seguramente puedo tener mucha experiencia en el asunto de dar a luz o criar un hijo, pero nada de eso me da la autoridad para dar un consejo que no se me ha pedido y que, cuando se me pide, la prudencia va por delante. No lo olvides.

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11. Juzgarla

Si hay un pecado por el que todas las mujeres podríamos ser condenadas es el juzgarnos tan duramente unas a otras: madres a hijas, hermana a hermana y entre amigas, pensando tontamente que no nos hacemos ningún daño.

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Ninguna abeja produce miel con plantas amargas, la miel más dulce proviene de la flor que ofreció su mejor esfuerzo en la primavera. Sé pues esa flor que dé alimento a quien está formando lo más dulce de la humanidad: un pequeño bebé lleno de esperanzas y amor.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.