3 cimientos de una herencia perdurable para tus hijos

A través de pequeñas acciones puedes enseñarle a tus hijos a tener su cofre siempre lleno.

Marta Martínez Aguirre

Gracias a mi padre soy millonaria. Cuando papá falleció, encontré en sus archivos de dentista una lista interminable de personas que nunca pudieron pagar por sus honorarios. Sin embargo, mi padre anotaba cosas tales como “Doña Adela no pudo pagar su dentadura, pero me trajo un kilo de limones”, “Los padres de Kevin no pagaron sus arreglos pero el niño vino a visitarme”.

Muchas de esas personas eran vecinos, conocidos o miembros de la Iglesia a la que asistíamos, pero también muchos eran desconocidos que él no podía ver “con la boca rota”. Su legado no es una cuenta bancaria, sino un millón de muestras de generosidad que explican por qué él nunca tuvo un auto “cero kilómetros” o, incluso, por qué llegué a verlo con zapatos rotos por meses.

Semejantes gestos de bondad son los que hacen a tus hijos mejores personas; al menos a mí me llenan de gozo y te puedo asegurar que me colma de orgullo el saber que él fue algo más que un buen padre: fue el mejor que Dios me pudo haber dado.

Ahora, reflexiona: ¿cuánto dinero en el “banco de los ejemplos” estás dejando a tus hijos? ¿Cuáles son los gestos por los que van a recordarte?

Un cofre siempre lleno

Kahlil Gibran dijo: “Hay quienes poseen poco y lo dan todo. Éstos son los que creen en la vida y en su generosidad, y su cofre jamás se verá vacío”. A través de pequeñas acciones puedes enseñarles a tus hijos a tener su cofre siempre lleno. La práctica de la generosidad hace que el corazón se llene y se supera el temor de ser frágil, porque el niño que aprende a compartir se hace más fuerte en su estima y fortalece su espíritu. Quizá puedas ayudar a tu hijo llevando una fruta extra para el compañero de clases que no llevó almuerzo escolar, o regalando un libro en la biblioteca de su escuela. Aquí te dejo algunas ideas:

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1. Regala emociones positivas

No solo se es generoso dando cosas, si no también compartiendo, regalando emociones a los demás. Además, esta práctica posee un efecto boomerang. Quizás puedes practicarlo en casa regalando sonrisas, abrazos, un gesto bondadoso en el ómnibus al ceder el asiento. No es algo sencillo, ya que ser generoso a través de las emociones requiere estar atentos a los demás. Por eso, es una práctica ideal para enseñarle a los más pequeños, para que crezcan desarrollando empatía y sensibilidad hacia los demás.

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2. No te quejes ni critiques por tres días

Continuamente somos excelentes recordando los errores de los demás y vivimos en la queja. No es una tarea sencilla la que te propongo, pero trata de no quejarte por tres días de ese cuarto desordenado, de esos calcetines viejos o ese juguete roto. No juzgues a tus vecinos y a tus compañeros de trabajo, esto te permitirá ver que puedes lograr más planteando que puedes dar una mano con ese proyecto que no sale, esa tarea que quedó sin terminar. Permite que tus niños lo pongan en acción: en vez de quejarse porque su hermanito tira los juguetes, dale la oportunidad de ayudarlo a juntarlos.

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3. Cancela una deuda de por vida

La mayoría de las veces vivimos aferrados al pasado. Una palabra grosera que alguien te dijo te sigue doliendo, un olvido de tu esposo se convierte en un reproche constante y así, en vez de soltar los resentimientos y recuerdos que nos atan, seguimos aferrados al dolor. Sin embargo, necesitamos cancelar las viejas deudas, liberarnos de ellas y dejar que sanen las heridas. Comienza por ti cancelando aquella crítica de tu suegra, esa palabra ofensiva de tu maestra en tu niñez y enseña a tus hijos a cancelar deudas con los demás. Si su amigo le quitó la merienda, es una buena oportunidad para enseñarle a perdonar y a cancelar deudas.

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Este tipo de gestos son los que tus hijos atesorarán en el alma, pues no hay herencia más millonaria que la de legar acciones que tienen el trazo de la mano de Dios, hechos por ti.

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: