4 aspectos positivos que te deja el sufrir una tragedia

Si has pasado por grandes problemas en tu vida y sientes que no encuentras la forma de superarlos, dale la vuelta a la situación y ayúdate con esta lectura.

Erika Otero Romero

Hay momentos en la vida que te ponen al límite de tus emociones y tus fuerzas; otros que te colocan entre la espada y la pared de tal manera que no logras ver la salida. Aunque no lo creas, estas situaciones sirven para medir tu resistencia, tu capacidad de sobreponerte y seguir adelante, preparan tu camino para las experiencias que puedan llegar a tu vida y, por supuesto, te ayudan a madurar. Sin embargo, no todas las personas tienen la valentía suficiente para luchar y, en lugar de eso, escogen darse por vencidos o permitir que la marea les lleve hasta donde sea que tengan que ir. Esto es algo así como esperar a que los demás elijan por ti, en lugar de tomar las riendas de tu vida.

Hacerlo eso es algo que requiere valentía, confianza en ti misma y deseos de salir de tu zona de confort, lo que es igual a arriesgarse a hacer algo que nunca has intentado. Para ello, es importante que tengas la claridad y la sabiduría para elegir y que no te dejes confundir por el caos que exista a tu alrededor, o incluso, dentro de ti.

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Para sobreponerte a los momentos duros en la vida y tomar las riendas de tu vida, es necesario que tengas en cuenta los siguientes pasos, pues te ayudarán a encausar tu vida y tomar las mejores decisiones después de haber tenido una experiencia difícil o dolorosa.

1. Acepta que ya no eres quien eras antes

Toda experiencia hace que te transformes, algunas veces mucho y otras no tanto, pero siempre hay un cambio en ti. Ya sea en las cosas que sientes, lo que piensas o la manera en la que percibes las cosas y a las personas. No extrañes a la mujer que antes eras, ya que cada cambio te hace mejor, más fuerte y resistente a las tormentas de la vida.

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2. Cambia, pero siempre para bien y en tu beneficio

Por muy doloroso o trágico que haya sido lo que te pasó, no permitas que el odio, la venganza o el miedo se apoderen de tu ser. En su lugar, utiliza esa experiencia como un trampolín que te impulse de un salto a un mejor porvenir. Sé que en un principio será doloroso y difícil, sobre todo si no ha pasado mucho tiempo, pero el mismo te ayudará a sanar las heridas y ser una mejor persona.

3. Lucha, no te dejes derrumbar

Quien espera que la vida pase y sea la que ponga todo en la puerta de su casa, está muerto en vida. Existir es un compendio de acciones y sucesos que te llevan a acumular experiencias buenas y malas, nadie se salva de eso. Vivir consiste en que seas tú misma quien elija lo que desea experimentar, y no esperar a que todo te llegue por arte de magia.

Si después de un problema dejas que los días pasen sin más y no haces nada por seguir adelante, serás algo así como un autómata, no sanarás ni superarás lo que te ha ocurrido. Haz como el ave fénix, que después de cada muerte, renace de sus cenizas.

4. No olvides que no estás sola

Esto es vital. No olvides jamás que tu familia -por más dispar o problemática que sea- estará ahí para apoyarte, guiarte y fortalecerte. No importa si solo cuentas con tu madre, tu padre o un hermano, primo o tía, si buscas consuelo o una forma de desahogarte, sin duda ellos serán tu aliciente.

Si acaso no tienes ningún familiar cerca de ti, recuerda que los amigos son también como una familia que vamos construyendo a lo largo de la vida; no dudes acudir a ellos. Y por último, pero no menos importante, jamás estarás sola si buscas apoyo en Dios, que siempre es incondicional y jamás te dejará sola.

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Ser valiente no es igual a no tener miedo, es igual a luchar pese a todo el miedo y dolor que tengas, es no dejarte vencer. Tu vida está en tus manos y solo tú puedes luchar por dejar atrás el dolor, junto con todo lo que te ha dañado. Lucha por ser feliz.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.