4 habilidades que tienen las personas con inteligencia emocional

Inteligencia emocional no es reprimirte ni autocastigarte, es amarte cada día más al conocer tus luces y tus sombras.

Erika Patricia Otero

Todo el mundo habla de inteligencia emocional como hablar de pan; sin embargo, son muy pocas las personas que saben realmente de qué trata este tema.

La inteligencia emocional no es un rasgo de la personalidad; tampoco es el santo grial del éxito personal o profesional. Esto es solo un mal concepto que un día una revista de tiraje internacional hizo.

La inteligencia emocional va más allá de ser empático. Tampoco funciona como un elemento motivacional para volverte más productivo. Mejor aún, no tiene como fin ser la lámpara de Aladino que te otorgue felicidad instantánea.

Todos estos conceptos están increíblemente lejos de ser ciertos.

Acercamiento a lo esencial

John D. Mayer, es psicólogo de la Universidad de New Hampshire. Él, junto a Peter Salovey, introdujeron el actual modelo de la inteligencia emocional. Sostienen que el objetivo principal de la IE es razonar y pensar de forma más inteligente sobre nuestra vida emocional.

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Así entonces, la inteligencia emocional consiste en la capacidad de entender las propias emociones y las de los demás. Además, es aprender a distinguirlas, etiquetarlas de manera correcta; esto, para saber usar esa información emocional y así dirigir nuestro pensamiento y comportamiento. De esta manera, nos ajustamos a cada situación de la vida.(Goleman, 1995; Mayer y Salovey, 1990).

Hay personas que son naturalmente poseedoras de una gran IE. Ellos tienden a tener una mejor atención en las emociones de los demás y las propias; además, las entienden, saben usarlas y manejarlas. Estas habilidades sirven a funciones adaptativas que les otorgan ventajas a ellos y a los demás. Salovey y Mayer explican que hay 4 habilidades básicas que una persona con alta inteligencia emocional posee:

1 Capacidad para percibir y expresar las emociones propias y ajenas de forma correcta.

2 Habilidad para usar las emociones de forma que permita un pensamiento claro.

3 Capacidad para entender emociones, lenguaje emocional, y signos emocionales.

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4 Habilidad para gestionar emociones con el fin de alcanzar metas.

¿Se puede desarrollar o mejorar nuestra inteligencia emocional?

Sí, pero no es un proceso fácil; toma tiempo y dedicación. Con esto presente describiremos lo que debemos hacer para desarrollar esta habilidad.

1 Prestar atención a tus emociones

Por el afán de cada día es poca la atención que prestamos a cómo nos sentimos. Esto a la larga es contraproducente porque terminamos reprimiendo y lastimándonos.

Entonces, lo que debes hacer es conectarte contigo mismo; dicho de otra manera, hacer introspección y “observar cómo te sientes”.

Puedes hacer este ejercicio: en tu móvil activa una alarma cada 2 o 3 horas al día. Cuando esta suene, lo que harás a continuación es respirar profundamente y “observar cómo te sientes”. Habiendo identificado lo que sientes y por qué razón te sientes de esa manera, será más simple manejarlas. Poco a poco, ya no tendrás que recurrir a la alarma; el proceso se dará sin darte cuenta.

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2 Aprender a manejarlas

Cambiar tu estado emocional es difícil. No vas a pasar de la ira a la alegría por arte de magia. Hacerlo necesita que actúes, cómo hacerlo será tu elección.

Algunas personas salen a dar un paseo, otros golpean un saco de box. Algunas personas prefieren hablar con un amigo; otros duermen. Algunos más cocinan, y hay quienes prefieren hacer yoga o relajación.

El punto es que al identificar que estás enojado porque alguien robó de la nevera tu almuerzo -por ejemplo-; no reacciones impulsivamente. Tampoco supongas, remítete a los hechos, averigua qué ocurrió. Seguro hallarás una razón; entonces y solo entonces permítete expresar cómo te sientes.

No puedes controlar las acciones de los demás; aún así, si puedes medir las tuyas y cómo permites que te afecte lo que otros hagan.

3 Saber expresar cómo te sientes

Poder manifestar cómo te sientes respeto a algo o alguien es vital para mantener sanas las relaciones personales cercanas.

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Puede ser que te cueste una vida decirle a alguien que lo amas o aprecias lo que hace por ti. Sin embargo, bien puedes dar un abrazo o mirarlo con cariño. El punto es que quienes te rodean sepan que reconoces lo que sienten por ti y que son correspondidos.

4 Toma la responsabilidad de tus acciones

Asumir la responsabilidad de nuestras acciones habla de madurez emocional. Solo los niños “se tiran la pelota” cuando han cometido una falta y saben que van a ser castigados.

Hacerte responsable de lo que hiciste demuestra un nivel de conciencia importante sobre ti mismo. Esto como recompensa beneficiará todas las áreas de tu vida.

No es empatía, es comprensión propia

La empatía es la capacidad para sentir como siente el otro. En cambio, la inteligencia emocional consiste en tener autoconciencia de la manera cómo sientes y actúas según esto. Cuando una persona domina sus propios demonios, es menos probable que desquite en los demás lo que otro le hizo.

Es de esta forma que se actúa con más bondad y amor por el prójimo. Es justo por eso que sabrás que si alguien un día te lastima, no reaccionarás instintivamente.

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Puedes y debes sentir, no estás muerto, pero no actuarás por impulso. Esto se llama inteligencia emocional, que no es nada más y nada menos que el mayor acto de bondad que harás por ti mismo.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.