4 pasos FÁCILES para ayudar a tus hijos en situaciones emocionales DIFÍCILES

Muchos niños viven con dolor, temor, soledad y desesperación. Necesitan de nuestro cuidado, amor y protección. Y quizá lo más importante: que los ayudemos a ser felices, pese a las dificultades.

Aida Rendón Morales

Como padres reconocemos el valor y la importancia que tienen los desafíos y las pruebas en la vida de nuestros hijos para lograr su progreso y desarrollo. Aun así, no es sencillo verlos pasar por dificultades. Estas circunstancias adversas pueden, sin embargo, darnos la oportunidad de construir una relación sólida con ellos al fomentar un ambiente de confianza y amor en el hogar.

Existen muchos temas complicados de tratar con los hijos, referidos a circunstancias no favorables que podrían estar enfrentando, por ejemplo: acoso escolar, exposición a un lenguaje soez, tentación por participar en trampas en la escuela, atracción hacia personas del mismo sexo, trastornos alimenticios, depresión y hasta pensamientos suicidas.

Podríamos pensar que se trata de una exageración, pero lo cierto es que nuestros hijos están expuestos a situaciones todavía más difíciles de lo que nos gustaría admitir o imaginar. Entonces, ¿cómo hacer frente a la situación cuando ellos luchan con asuntos difíciles? A continuación algunas ideas:

1. Dialogar siempre, sobre muchos temas

Platicar con los hijos es fundamental desde que son pequeños y aun cuando rebasen por mucho nuestra estatura. Procura conversar con ellos siempre que puedas y preguntarles mucho. Al hacerlo, intenta formular preguntas que no puedan ser respondidas con un simple “sí” o “no”; plantea interrogantes que fomenten un diálogo y permitan que se abran contigo para expresarse con libertad; por ejemplo: “Te veo extraño, ¿te preocupa algo?, ¿quieres hablar de ello?”.

Siempre que tu hijo te cuente un problema o preocupación, muestra cuánto te importa que lo haya hecho, y responde algo como: “Gracias por contarme esto y confiar en mí; ahora, ¿qué puedo hacer para ayudarte?”. Probablemente, lo más importante que puedas hacer para brindarle ayuda, ya lo hiciste al preguntar, escuchar y valorar lo que te ha dicho. No te quedes en eso, sin embargo, y da un paso más allá.

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2. Escuchar para comprender

Siempre que tu hijo necesite hablar, es un buen momento para escuchar. Por lo general, a los niños les gusta contar sus experiencias y a menudo lo disfrutamos, pero, ¿realmente podemos escucharlos sin interrumpir, por muy sorprendente o difícil que resulte el tema?

Es fundamental que aprendamos a escuchar y a no emitir juicios de valor repentinos, pues cuando lo hacemos corremos el enorme riesgo de cerrar la puerta del diálogo. Puerta que siempre debes mantener abierta. Una excelente manera de hacerlo es escuchar para comprender y no para juzgar o regañar. Tus hijos querrán hablar contigo si sienten que los escuchas, comprendes y confías en ellos.

3. Muestra respeto y evita las críticas

Demuestra respeto por tus hijos y sus experiencias de vida; esto implica, por supuesto, que te concentres en desarrollar tu paciencia y bondad. Tus hijos no necesitan que les digas que tú lo habrías hecho mejor en tal situación, o que se preocupan por algo sin importancia. Sé paciente y trata de comprender por qué para ellos es problemático algo que para ti puede ser sencillo de resolver.

Evita criticarlos, pues si lo haces puedes provocarles problemas de autoestima y falta de confianza en sí mismos. Resalta sus cualidades y lo bueno que pueden aprender de las situaciones difíciles.

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Mira a los ojos a tus hijos, siempre; cuando hables con ellos, busca que en tus propios ojos se refleje tu amor por ellos, con tal intensidad que tu amor se convierta en una gran certeza en su vida. Si no lo haces tú, ¿quién lo hará? Si no lo haces ahora, ¿cuándo?

4. Controla el enojo y la ira

Cada vez que muestras ira los alejas de ti, y lo que es más: la ira tiene el poder de destruir incluso la más sólida relación entre padres e hijos. Cuando nos enojamos, con frecuencia ese sentimiento obedece a que vemos en la realidad algo que no corresponde con aquello que deseamos, que desafía nuestra ilusión de control sobre las cosas y los otros. Cuando te enojes con tus hijos, recuerda que ese sentimiento viene de tu propia impotencia frente a las cosas, no de quiénes son tus hijos y lo que hacen. Si logras controlar tus reacciones de ira, te aseguro que tus hijos nunca tendrán miedo de decirte lo que sienten, piensan o están viviendo.

Finalmente, cuando no sepas qué hacer o cómo reaccionar frente a un problema que encaran tus hijos, simplemente pregúntate: ¿Cómo puedo utilizar esta situación para convertirla en una oportunidad para aprender y fortalecer mi relación con mi hijo?

Ser buenos padres es una tarea difícil y delicada, pero también trascendental, bella y gratificante. Hablar de los desafíos de la vida con los niños puede ser difícil y lo es más aún cuando son adolescentes, pues se encuentran en un momento en que luchan por formar su propia identidad, una que sea independiente a la de sus padres. Sin embargo, te aseguro que si practicas estos consejos tus hijos -no importa la edad que tengan- siempre sabrán que pueden contar contigo para enfrentar lo dulce y lo amargo de la vida.

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Aida Rendón Morales

Aida Rendón es madre de tres hijos y abuela de tres encantadores nietos. Disfruta de trabajar con niños y jóvenes y dedica parte de su tiempo al servicio y a la historia familiar.