5 cosas que puedes hacer cuando te sientes triste y solo

Sentirse solo y triste es algo normal que experimentamos en la actualidad a pesar de estar rodeados de personas. Te comparto cinco claves para recuperar tu felicidad.

Adriana Acosta Bujan

Conversando con una amiga, esta me decía: “En más de una ocasión he tenido la oportunidad de estar rodeada de personas, escucho sus risas y conversaciones, a la vez observo detenidamente sus acciones, algunas veces me suelo preguntar por qué son tan felices”.

“Es como si necesitara entender la razón de su alegría para poder imitar sus comportamientos; ya que en momentos me suele invadir una sensación de tristeza profunda y soledad, es como estar desconectada de este mundo, sin encontrar una razón del porqué estoy aquí”.

Muchos creerán que la soledad es la ausencia de compañía. Y sí, tienen razón, pero también existe ese tipo de soledad que se genera desde el interior del alma a pesar de estar rodeada de mucha gente. Tal vez puedas identificarte con este tipo de sentimiento; es por ello que deseo compartirte algunas claves para estar bien a pesar de sentirse solo y triste.

La soledad en el interior

Como lo mencioné anteriormente, el concepto de soledad puede estar relacionada a la ausencia física, sin embargo, el tipo de soledad el cual voy a referirme es aquel que se define como un estado mental que genera una compleja realidad emocional.

Es decir, cuando nos sentimos incomprendidos, desvalorados, cuando no tenemos propósitos o metas, es como no poder encontrar el significado a lo que nos rodea y por ello nos sentimos aislados.

Ahora bien, ¿qué hacer cuando nos sentimos solos y tristes?

1. Describir el porqué

Para poder comprender y encontrar respuestas en nuestro interior debemos descubrir la razón que genera ese sentimiento y etiquetarlo; es decir, ponerle nombre. Cuando solemos nombrar a los sentimientos estos se hacen presentes y es más sencillo controlarlos, según lo afirma un estudio realizado en la Universidad de California que nos recuerda la importancia de dar nombre a los sentimientos.

Comienza por preguntarte qué te provoca sentirte triste y solo, cuáles son los momentos específicos que te hacen experimentar esa soledad y cuáles no. Una vez que te cuestiones, podrás comenzar a identificar las razones de tus sentimientos y así poder prevenirte o anticiparte para evitar sentirte de esa manera.

Por ejemplo, me sucede que, en ocasiones, me invade un sentimiento de tristeza y soledad cuando observo a parejas con sus hijos jugando en el parque, ya que eso me recuerda a mi hijo cuando era pequeño y ahora él ya no está viviendo conmigo porque ya es un adulto que formó su propia familia.

2. Desecha lo que no te sirve

Desafortunadamente, existen muchas personas con las que nos relacionamos pero estas son tóxicas, es decir, no aportan a nuestra vida nada bueno y solo critican, juzgan, desvalorizan y nos hacen sentir mal. Por tal motivo será conveniente hacer una introspección y comenzar a analizar con detalle esas relaciones sociales, para eliminar a esas personas que no generan un bienestar.

Por ejemplo, esto sucede a veces con los grupos de WhatsApp, esos grupos que por alguna razón debes estar ahí porque pueden ser de tus familiares o de personas que algún día tuviste intereses en común, sin embargo, hay veces en los que esos grupos te hacen sentir fuera de lugar. Créeme, mientras menos contacto social tengas con ese tipo de personas tóxicas, te vas a sentir mejor.

3. Deja fluir tus sentimientos

Si quieres llorar, hazlo, llora todo lo que quieras, ya que el llanto es una manera de aliviar el alma; cuando lloramos aclaramos nuestros pensamientos y por alguna razón nos hace sentir mejor. Evita reprimir lo que sientes, de lo contrario, solo podrás enfermarte y las consecuencias serán perores.

Si no quieres tener contacto con nadie, entonces busca un lugar tranquilo el cual te permita meditar, pensar y desconectarte, así podrás recargar nuevas energías y tal vez encuentres nuevas ideas para solucionar los problemas que tanto te aquejan.

Recuerda que no tiene nada de malo aislase, siempre y cuando lo hagas controlando tus sentimientos, es decir, olvídate de ser una víctima, al contrario, piensa en lo que quieres hacer, qué te apasiona, qué proyectos de vida puedes aplicar en tu día a día.

4. Reconéctate

Vive el presente, disfruta tu día a día aunque algunas veces sea una rutina, comienza a identificar los olores de se crean al amanecer (esa tierra húmeda), trata de escuchar el canto de los pájaros, siente el agua correr por todo tu cuerpo, mastica los alimentos lentamente para disfrutar su sabor; estas son algunas ideas que pueden reconectarte y dejar de pensar en el pasado o en las cosas que te provocan sufrir.

Proponte cumplir una meta diaria, aunque sea pequeña, y comienza a hacer cosas diferentes para que obtengas distintos resultado. A veces los pequeños cambios traen sorpresas inesperadas. Por ejemplo, de regreso a casa después del trabajo puede elegir tomar el camino más largo, tal vez descubras cosas nuevas e interesantes.

5. Rodéate de magia

Busca el contacto con personas que realmente se conecten contigo, que te alientan y motivan a seguir adelante, puede ser tu familia, amigos, compañeros de trabajo, incluso tus mascotas. Trata de estar rodeado de buenas vibras, de buenas compañías que te aporten cosas buenas, sin duda la alegría se contagia y eso es lo que precisamente se debe buscar, la alegría, la diversión, las risas entre otras cosas que te hagan sentir feliz.

Recuerda que la soledad y la tristeza son sentimientos pasajeros, que los puedes controlar, no reprimas lo que sientes, sin embargo, visualízate más allá de tus límites, de tu imaginación, ten en mente que eres una persona inteligente, valiente y capaz de hacer lo que quiera en este mundo, piensa en dejar un legado para aquellos que te aman y admiran. Vuélvete intensa y concéntrate en tu propio bienestar.

Adriana Acosta Bujan

Adriana Acosta estudió comunicación, es madre y abuela, y actualmente se dedica a la enseñanza e investigación a nivel universitario en Puerto Vallarta. Publica sus escritos esperando que ayuden a las personas que leen sus útiles vivencias.