5 estrategias para desarrollar en tus hijos su inteligencia emocional

Aplica estas estrategias sobre la inteligencia emocional en la vida de tus hijos para que ellos alcancen la felicidad y el éxito que tanto deseas.

Adriana Acosta Bujan

En la actualidad, muchos especialistas repiten el concepto de Inteligencia Emocional como un término que tenemos que aprender a desarrollar para poder tener éxito en la vida. Cuando entendemos que conocer y controlar nuestras emociones utilizando la razón son vitales para adaptarse en cualquier situación de la vida, entonces estaremos a un paso de ser personas felices y exitosas.

Por tal motivo, es preciso aprender a desarrollar nuestra propia inteligencia emocional para así poder transmitirlo a nuestros hijos; ya que es el deseo de todo padre: que sus hijos sean exitosos y felices. Si reflexionamos detenidamente en la trascendencia de nuestras emociones en nuestra vida diaria nos daremos cuenta que son muchas las situaciones en que éstas influyen decisivamente en nuestra vida sin percatarnos de ello.

No necesariamente una persona debe obtener una calificación aprobatoria para medir su inteligencia para ser exitosa; existen muchos casos donde las emociones juegan un papel más importante que una nota aprobatoria. Cuando se pone en práctica las emociones en cualquier momento, estaremos más conscientes de lo que queremos, deseamos y necesitamos.

Siempre es un buen momento

Los niños a partir de los cuatro años son totalmente capaces para desarrollar su inteligencia emocional con la ayuda y apoyo de los padres. Como dice el Dr. José Luis Marín, presidente de la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia, la felicidad se obtiene cuando las emociones y el pensamiento se encuentran equilibrados.

¿Cómo empezar a enseñar a nuestros hijos?

1 Ser un espejo

Como sabes, las emociones más comunes son la ira, el miedo, la tristeza, la sorpresa y la alegría. Las dejamos fluir cuando vivimos ciertas situaciones en la vida, incluso hasta somos capaces de catalogarlas como positivas y negativas. Sin embargo, lo primero que debemos conocer es que todas las emociones son buenas, ya que sería algo irracional no sentir tristeza cuando perdemos a un ser querido o recibimos una mala noticia.

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Lo importante en este punto es que no debemos reprimir nuestras emociones como tal, sino más bien controlarlas cuando están afectándonos a nosotros mismos o a las personas que nos rodean. Ser un espejo es precisamente aprender a controlar nuestras emociones para que de esa manera nuestros hijos puedan imitarnos con el ejemplo.

Gritar, golpear cualquier objeto, lastimarse, maldecir, son cosas que hacemos cuando perdemos el control de nuestras emociones; así que piensa bien cómo vas a actuar de ahora en adelante y qué ejemplo quieres enseñar a tus hijos.

2 Leyendo rostros

Ahora bien, ¿cómo enseñar a nuestros hijos a reconocer las emociones que ellos mismos sienten y la de los demás? Con un simple juego de fotografías o ilustraciones, mostrando diferentes rostros que manifiesten distintas emociones como la ira, alegría, felicidad, enojo, entre otras.

Así ellos aprenderán a leer los rostros de las personas que están a su alrededor y podrán comprender mejor las acciones o comportamientos que hacen las personas cuando experimentan ciertas emociones.

Si tus hijos aprenden a identificar sus propias emociones a través de su rostro, podrán optar por mejorarlo y así controlar sus emociones de una manera sencilla. Incluso podrán ser empáticos con los demás.

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3 Imaginación sin límites

La lectura es una herramienta poderosa para ayudar a nuestros hijos a desarrollar su inteligencia emocional, llevándolos a explotar su imaginación con historias fantásticas y cuentos maravillosos. Cuando conviertes la lectura en un hábito será más sencillo lograr que tus hijos comprendan las emociones, ya que después de cada historia podrás conversar con tus hijos preguntando sobre cómo se sentían los personajes o qué sentirán ellos mismos como si fueran los protagonistas.

Incluso, podrás tener la oportunidad de enseñarles la mejor manera de actuar ante diversas situaciones de la vida, con solo un cuento.

4 Todos por un mismo fin

Una manera para hacer que nuestros hijos desarrollen sus emociones positivas es integrándolos a las actividades cotidianas, es decir, lograr que ellos formen parte de las responsabilidades y de las decisiones que se toman en familia. De esa manera, ellos desarrollarán su autoestima, seguridad y confianza en ellos mismos, al sentirse queridos, respetados y tomados en cuenta.

Entre más trabajemos los padres en enseñar las emociones positivas, los hijos tendrán más momentos satisfactorios y felices, sin darle oportunidad a dejar fluir emociones negativas que pueden hacerlos sentir mal.

5 Aprendiendo sobre las consecuencias

Todos tomamos decisiones en la vida ya sean buenas o malas y hemos aprendido que todo tiene una consecuencia que debemos afrontar. Así que tus hijos deberán aprender lo mismo, todo enfocado en las emociones que puedan experimentar al tomar decisiones.

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Es decir, los hijos deben comprender que sentir cualquier emoción tiene consigo una consecuencia buena o mala; por tal razón deben aprender a pensar detenidamente qué elegir hacer en tal situación de la vida. Ahora bien, aunque lleguen a equivocarse deberán aprender que sentir enojo, ira o tristeza, es parte importante de madurar y de llegar a la felicidad; incluso que todo se resuelve con las palabras mágicas como “perdón” o “lo lamento”.

Dejemos que nuestros hijos exploten sus emociones, pero ayudándolos y guiándolos para que estas no afecten su integridad y su amor propio. Siempre tus consejos y acciones serán de utilidad para enseñarles cómo actuar y decidir qué hacer ante cualquier situación de la vida. Recuerda: tú eres el espejo que tus hijos imitarán, así que comienza por ti.

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Adriana Acosta Bujan

Adriana Acosta estudió comunicación, es madre y abuela, y actualmente se dedica a la enseñanza e investigación a nivel universitario en Puerto Vallarta. Publica sus escritos esperando que ayuden a las personas que leen sus útiles vivencias.