5 formas de controlar a un niño irrespetuoso

Conoce las mejores maneras para cambiar conductas irrespetuosas en tus hijos, con amor y sin lastimarlos.

Adriana Acosta Bujan

Aunque el principal reto de los padres es la crianza y educación de los hijos, en algunas ocasiones se sienten avergonzados, frustrados y decepcionados cuando sus hijos son irrespetuosos. A pesar de establecer límites, reglas, fomentar los valores y ser un buen ejemplo, pareciera a veces que los niños hacen caso omiso de esas enseñanzas.

Tal vez podemos justificar que los hijos son irrespetuosos por la falta de madurez, por ser pequeños o porque desean llamar la atención de las personas que se encuentran a su alrededor. Sin embargo, ningún padre deberá permitir que su hijo diga groserías, haga berrinches públicos, grite, use la violencia física o que realice travesuras que perjudiquen a los demás; incluso que su mal comportamiento provoque un gran riesgo para su seguridad y vida.

Es totalmente válido que estas situaciones donde los hijos no respetan las reglas provoquen que las emociones se salgan de control, y por obvias razones, se implementen castigos utilizando muchas veces la violencia física y psicológica. Pero hay que tener cuidado con ello, para saber las formas en cómo corregir esas conductas irrespetuosas; de lo contrario, pueden hacer un daño irreversible a los hijos en su vida adulta.

Los niños son el reflejo de los padres

Martha Alicia Chávez, autora del libro Tu hijo, tu espejo”, afirma que los padres en ocasiones proyectan en los hijos sus expectativas y frustraciones, así como también cuestiones sin resolver de la infancia y adolescencia. Inconscientemente, esperan que sus hijos se conviertan en una extensión y que cierren asuntos inconclusos que ellos no lograron.

Tal vez esta es una explicación por las conductas inapropiadas de los hijos, puesto que a veces, la coherencia entre lo que dicen los padres no coordina con las acciones. Es fundamental que todo lo que suceda en el hogar sea beneficioso para su educación, ya que los hijos asimilan como normal lo que ven en casa.

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Sucede muchas veces que las frustraciones, rencores y miedos que los padres cargan a lo largo de su infancia, los hijos lleguen a imitarlas y aprenderlas de manera inconsciente. Así que, por el bien de los hijos es de suma importancia procurar que esos conflictos personales e internos no se reflejen cuando educamos a los hijos.

Niños ¿”maleducados”?

Todos los niños al nacer son nobles, tiernos y cariñosos. Conforme van creciendo y desarrollando su intelecto para razonar, es cuando se pueden convertirse en niños irrespetuosos, todo depende de cómo los padres enseñen a sus hijos.

Hoy día, muchos padres implementan un método de crianza permisivo, positivo, sin ser autoritarios, tal vez porque desconocen qué hacer ante conductas inadecuadas de sus hijos. Por ello, que aquí te dejo estos consejos.

1 Con amor

Seguro te has fijado que cuando te hablan con amor, respeto y cariño, las cosas salen mejor. Es por ello que el amor es una herramienta fundamental para cambiar conductas inadecuadas. Recuerda que si gritas o te alteras, es probable que tu hijo siga con esos comportamientos retadores.

Se trata de explicar de manera tierna y pasiva las consecuencias de sus acciones, cómo una conducta puede afectar a los demás. Utiliza frases motivadoras, estableciendo límites y reglas desde el inicio de su crianza.

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Por ejemplo: “Hijo, eres muy juguetón y eso me encanta, pero no debes romper tus juguetes y dejarlos tirados por todas partes, porque mamá se puede tropezar y lastimar”, “Hijo, sé que tienes una gran voz, pero si tu gritas y lloras, es difícil que pueda entenderte”

2 Entendiendo a los demás

Cuando tu hijo tenga una conducta irrespetuosa, es momento de enseñarle sobre la empatía. Esta se refiere a ponerse en los zapatos de los demás para comprender, apoyar y ayudar. Los niños que sienten empatía están inclinados a pensar en los sentimientos, serán capaces de reconocer cuando sus conductas han lastimado a alguien, y de manera inmediata dirán “lo siento”.

Pregunta directamente a tu hijo cómo es que su comportamiento ha hecho sentir a la otra persona. Háblale sobre los distintos sentimientos y emociones, para que tenga un concepto más amplio y pueda describir con claridad lo que cree que la otra persona siente.

3 Consecuencias y no castigos

Es recomendable eliminar de tu vocabulario la palabra “castigo” y cámbiala por “consecuencia”. Cuando le dices a un niño que lo vas a castigar, inmediatamente relacionará ese concepto como algo malo, doloroso, golpes, miedo, reprenda, lágrimas etcétera. Si le dices que de sus acciones incorrectas tendrá que asumir las consecuencias, lo asimilará como aprendizaje.

Es importante enseñar a los hijos desde que son pequeños, sobre las causas y consecuencias de todas las acciones, sean positivas o negativas. Por ejemplo, si se portan bien, la recompensa será tal cosa que quieran y si se portan mal pues la consecuencia será no ver una película.

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En este punto, cabe resaltar que los padres deben dejar que los hijos enfrenten por sí solos las consecuencias de sus acciones, es decir, no sobre protegerlos o minimizar su sufrimiento, incluso evitar ceder ante sus caprichos.

4 Festejar las buenas acciones

Reconocer y recompensar cuando los hijos se comportan bien los motivará a hacer más cosas buenas que malas. Tal vez puedas comprometerte a llevarlo al cine, comprar un juguete o cualquier otra cosa, con tal de que cumpla con el protocolo de la buena conducta.

5 Comunicación asertiva

Los padres pueden perder el control de sus emociones cuando su hijo no hace caso y es rebelde. Pero nada ganarás con exaltarte, perdiendo la paciencia. Lo ideal es tomar un tiempo para reflexionar sobre los hechos y así tomar decisiones razonables. Descubre el origen de esas malas conductas que provocan que tu hijo se comporte mal, para que puedas anticiparte a sus reacciones.

Tal vez lo único que desea tu hijo es llamar a atención y necesita que pases más tiempo de calidad, que juegues y te involucres en su mundo.

Los hijos son irrespetuosos por la falta de valores en casa, porque imitan conductas que ven en sus padres, porque no viven en un ambiente sano y porque muchas veces, se sienten incomprendidos y poco queridos. Por fortuna los padres pueden cambiar esos comportamientos, con amor, estableciendo límites y comunicándose con sus hijos de manera respetuosa y amorosa.

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Adriana Acosta Bujan

Adriana Acosta estudió comunicación, es madre y abuela, y actualmente se dedica a la enseñanza e investigación a nivel universitario en Puerto Vallarta. Publica sus escritos esperando que ayuden a las personas que leen sus útiles vivencias.