6 actitudes que te convierten en un mal padre, aunque creas que no

Amamos a nuestros hijos con todo nuestro ser, pero en cuestiones de crianza, no siempre logramos el efecto deseado.

Fernanda Gonzalez Casafús

Ser padres es una de las cosas más difíciles del mundo. Cuando creemos que vamos por buen camino, de repente se nos presentan dudas y dificultades que hacen replantearnos actitudes y decisiones. Creemos que somos buenos padres, pero no siempre todo lo que hacemos cae en tierra fértil.

Si estás aquí es porque quieres ser un buen padre o una buena madre. Seguramente sientas algunas dudas respecto del rumbo que estás tomando en la crianza de tus hijos. Por ello, presta atención a este listado, pues te ayudará a perfeccionar tu labor

1 Buscar siempre la perfección

Está bien que exijas a tus hijos para que aprenda siempre a superarse, pero todo tiene su límite. Los niños son sensibles a nuestras palabras y son un imán para nuestros ejemplos. Buscar la perfección hará que se frustren pues sentirán que nunca cumplen con tus expectativas.

Si esperas que todas las veces en la escuela sea un “sobresaliente” y no lo alientas ni felicitas cuando trae un “muy bueno”, tu hijo sentirá una gran decepción y dejará de confiar en él mismo. No será más “flojo” porque una vez no haya logrado el 10, y si lo alientas y animas habrá mayores posibilidades de que sus buenas notas vayan en aumento. Usa palabras como “lo estás haciendo muy bien”, “de a poco verás que irás mejorando”, “puedes lograrlo, solo ten paciencia”.

2 Ayudarlos en todo

Los padres “helicóptero” son los que sobrevuelan a sus hijos todo el tiempo y buscan ayudarlos en todo, sin saber que en realidad le están haciendo un gran daño. Está bien que queramos ayudar a nuestros hijos, pero, como dice la frase, no debemos darles el pescado sino enseñarles a pescar.

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“Déjame a mí, que yo sé”, es una de las frases más difíciles de reparar. En cambio, puedes decirle “déjame mostrarte cómo se hace y luego lo harás tú solo”. Si le haces todo y le resuelves todo, será un adulto dependiente no solo de ti sino de todos a su alrededor.

3 Decirles que no tengan miedo

Cuando mis hijos me dicen que tienen miedo, les digo que está bien. De hecho, he tratado de erradicar la frase “no tengas miedo”, pues cuando alguien tiene miedo, simplemente es lo que siente. Pero sí podemos alentarlos a superar ese temor.

“Los valientes también tienen miedo, solo que lo enfrentan”, es lo que le digo a mis hijos cada vez que temen por algo. Por ello, es un error decirles a nuestros hijos que no tengan miedo o reprimirles ese sentimiento. Lo que debemos hacer es validar esa emoción y ayudarlos a transitarla.

4 No dejarles llorar

Llorar es de valientes, ¡sí! Quien llora tiene el valor de dejar aflorar sus emociones. Visto desde ese lado, es gratificante poder darle esa “libertad” a nuestros hijos, cuando en las últimas décadas el llanto fue visto como algo malo.

Llorar hace bien y deja fluir las emociones. hay muchos motivos por los que tus hijos lloran, preguntándole lo averiguarás. Decirles que no lloren, o que llorando no van a solucionar nada, o que llorar es de débiles, solo aumenta su sensación de frustración. Acompañarlos y validar esa manifestación es nuestra misión.

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5 Bromear con su apariencia 

Pensamos que entenderán nuestras bromas, que no se creerán realmente lo que les decimos, o que se reirán con nuestras ocurrencias. Sin embargo, muchas veces herimos sus sentimientos con algo que a nosotros nos divierte.

La forma en la que habla, su apariencia o algo que le guste. Escuchemos a nuestros hijos, y si vemos que no la está pasando bien con nuestras bromas, simplemente paremos. Tampoco permitamos que nadie bromee o haga comparaciones con nuestros hijos, y mucho menos en frente de un grupo.

6 Regañarlos en público

Una vez mi hijo me dijo: “mamá, no me retes delante de mis amigos, no me gusta”. Me rompió el corazón y me culpé por haberlo lastimado tantas veces, sin darme cuenta. Ahora, muchas veces elijo llevarlo aparte y explicarle el porqué de su indebida conducta.

Los elogios se dan en público, y los regaños en privado, esa es una regla que los padres jamás debemos olvidar si queremos que nuestros hijos repliquen el respeto que queremos que aprendan.

Eres lo mejor para tu hijo

A veces nos pasamos la vida queriendo ser las mejores madres o los mejores padres, siendo que nuestro foco debería ser siempre superarnos a nosotros mismos, sin compararnos con los demás.

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Tu hijo te merece, y eres merecedor de su amor. Todo lo que hagas, hazlo con el corazón, escuchando tu interior, y pensando también en cómo repercutirá, y verás que no te equivocarás.

Sigue sembrando la semilla del buen ejemplo y lograrás lo que más anhelas en la vida: que tu hijo sea feliz. ¡Adelante! Vas por buen camino.

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Fernanda Gonzalez Casafús

Fernanda es Licenciada en Periodismo, especialista en Redacción Digital y Community Managment. Editora de contenidos y redactora en Familias.com. Nacida en Argentina y mamá de dos, ama los animales, la danza, la lectura y la vida en familia. Escribir sobre la familia y la maternidad se ha convertido en su pasión.