7 señales que anuncian que tu niño ya no es tan niño (no las dejes pasar por alto)

Es indudable que la infancia es una etapa bastante difícil para muchos. En este artículo descubre cómo alivianar este proceso en tu hijo.

Erika Otero Romero

Como adultos es común que nos quejemos de cuán difícil es la vida, de los constantes retos y cambios que ésta pone a diario, pero metidos en estos vaivenes cotidianos hemos olvidado lo que es ser niño, y esta etapa de la vida sí que es difícil para muchos. Desde el nacimiento el pequeño sufre cambios corporales, cognitivos y de adaptación radicales, y es que pasar de estar cargado en brazos o acostados y ser atendidos en todas nuestras necesidades, a ir a la escuela y darle la cara al mundo, no es que sea “pan comido”. Podría decirse que se trata de otro alumbramiento.

Más aún, los cambios no cesan: hay una etapa entre la infancia y la pre-adolescencia que para muchos padres pasa desapercibida, pero que en los niños marca un fuerte cambio comportamental y mental; la edad a la que me refiero son los 9 años.

No sé si todos lo hicieron, pero a esa edad, por ejemplo, yo sí que puse a prueba a mi mamá. Por años creí que sólo me había pasado a mí, pero no es así: no me sentía querida por mis padres a tal punto que tuve la creencia, por mucho tiempo, de que era adoptada y se los reprochaba a mis padres con furia, pero mi mamá, siempre paciente, me trató de convencer de que las cosas no eran como yo decía.

Esto es sólo una pequeña muestra de los grandes cambios que todos pasamos a los 9 añosy todo porque a esa edad estamos haciéndonos conscientes de nuestro propio ser, nos cuestionamos más que antes sobre las cosas que nos rodean; nos volvemos poco menos que indomables, pero siempre siendo niños y aun necesitando de la guía sabia de nuestros padres.

A continuación enumero otras señales de los cambios por los que con seguridad tus niños y adolescentes están pasando en estos momentos, y que te ayudarán a lidiar con la situación particular que tengan cada uno:

Advertisement

1. Independencia

Empieza a hacerse consciente de su persona, ya no se ve como alguien que depende por entero de papá y mamá, ahora quiere hacer cosas por sí mismo y a su gusto.

Para incentivar esta etapa de manera positiva puedes preguntarle acerca de sus hallazgos y lo que piensa de ellos; además, proveerle películas o libros que incentiven la sana curiosidad por saber.

Relee: ¿Abuso de mis hijos cuando les impongo labores domésticas?

2. “Soy adoptado”

Puede resultar frustrante para los padres escuchar a su hijo preguntar, “¿soy adoptado?”. El cuestionamiento surge debido a la conciencia del yo y no es raro que además te preguntes si lo amas o no; relájate, es nada más una etapa.

3. Inseguridad del YO

Unido al punto anterior, el niño comienza a preguntarse sobre su lugar en el mundo y su relación con todo lo que lo rodea, incluyéndolos a ustedes, sus padres.

Advertisement

4. Cuestionamientos sobre el por qué y cómo de las cosas

Si de pequeños pasaron esa etapa desesperante de a todo preguntar “¿Y por qué?”, pues parece que tiende a repetirse. En esta ocasión, lo que al niño va a interesarle saber es cómo se construyen y funcionan las cosas que les gustan, lo que le apasiona.

5. Desidia

Vas a notar que si le pides que recoja su cuarto o te haga algún favor va a ponerse reticente a obedecer y, en cambio, va a preguntar por qué, o por qué precisamente él, y hasta va a sonar un poco altanero; sí, también va a volverse perezoso.

6. Distante y cercano

Si tu hijo ha sido muy apegado a ti, entonces va a distanciarse y viceversa. Esto resultará doloroso, pero es necesario para que descubra su naturaleza independiente y fortalezca su personalidad y carácter.

Relee: 4 conceptos para entender a tu hijo adolescente.

7. Irritabilidad

Por mínima que parezca una situación, vas a notar que va a enojarse, y con suma facilidad, suscitándose conflictos con quien provocó el enojo, bien sean sus compañeros de escuela o hermanos, e incluso contigo misma.

Advertisement

Tu niño bien puede ajustarse a lo descrito o solamente mostrar algunas señales, pero no te angusties, llénate de paciencia y asume que tu pequeño ya no es tan pequeño y eso lo vas a notar no sólo por lo antes expuesto, sino por el cambio en su mirada, que será más madura y plena de añoranzas. Ponte atenta.

Toma un momento para compartir ...

Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.