8 frases comunes que usas a diario sin darte cuenta de que son ABUSIVAS

El viento NO se lleva tus palabras, el viento las entierra en el corazón aún de las personas que amas y que lastimas.

Viviana Dominguez

La palabra es un arma de doble filo, por ello hay que aprender a utilizarla.

En toda relación, sea marital, filial (padre-hijos) o laboral, lo que se dice y cómo se dice puede marcar una gran diferencia.

Nadie es perfecto y, a veces, surgen desentendidos o desacuerdos que pueden ser inmediatamente resueltos si ambas partes están abiertas a resolver la situación que ha creado un conflicto.

En una relación abusiva, las palabras y “frases” nocivas dichas y que de ser aceptadas y creídas por el receptor, constituyen el comienzo de un deterioro gradual de la imagen personal y aprobación para futuros abusos físicos.

En la vida diaria y en el hogar, sin embargo, inconsciente o conscientemente se utilizan frases que se consideran comunes pero en el fondo son abusivas, es decir, que producen en el receptor un sentimiento de disminución, o de “no poder”.

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8 frases que sin querer afectan la autoestima de cualquier persona

“No haces nada bien”

Por lo general, esta frase se escucha de los padres cuando uno es pequeño y quiere ayudar. Cuando se es niño y no se tienen desarrolladas las habilidades motrices finas, la torpeza manual es común. Recordemos, sin embargo, que nadie nace sabiendo todo.

“Peligro, mujer al volante”

La idea de que el hombre es mejor en ciertas tareas marca desigualdad y ubica a la mujer en un lugar inferior. Esta frase es nociva aún si no te lo están diciendo a ti, porque lo dicen de otra mujer.

“Realmente te quiero, pero…”

El amor no se explica, se siente, por lo que, se quiere o no. Cuando se utiliza una expresión así, simplemente se quiere obtener algo de la otra persona o se desea situar al otro en un lugar de inseguridad. En una relación así no importa lo que se haga, nunca será suficiente.

“Exageras todo, qué sensibles que eres”

Todo ser humano es sensible a la agresión, el alma responde de inmediato y rechaza cualquier tipo de violencia.

“Eres un inútil”

Frase muy usada que implica que debes ser experto en todo, cuando en verdad cada uno tiene un talento diferente.

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“No sirves para nada”

Esta frase acompaña la anterior como confirmación de la incapacidad de hacer cosas. Cuando se olvida que todo se puede aprender con el tiempo, dedicación y práctica.

“Deberías hacer…”

Esta expresión implica “obligación”, poniendo muchas veces a los hijos o pareja en una situación de que las cosas se “deben” hacer como la otra persona lo solicita. La forma correcta de pedir es si lo “puede” hacer, esta forma brinda la opción de “elegir”.

“Cállate, tú no opines”

Se les dice a los niños que no opinen o no se metan en conversaciones de adultos, pero también se escucha dentro de las conversaciones de una familia, donde es difícil aceptar el consejo u opinión de la pareja, ubicando inmediatamente al otro/a en un lugar de desvalorización.

Cuando la palabra se convierte en abuso emocional

Patricia Evans, en su libro El abuso verbal en las relaciones, aclara cómo funcionan las ideas y emociones en una persona abusiva, explicando que el abusador no puede reconocer sus emociones y, mucho menos, compartirlas con su pareja, por lo que crea un muro para mantener la distancia y la palabra es su mejor “arma” para crear caos, desconcierto, dolor y control en su pareja.

Una vez dentro de una relación abusiva, los comentarios o “frases” pasan a ser alimento diario de control y manipulación. A veces se presentan como inofensivas, en forma de broma u ocultando información, mintiendo y, en el peor de los casos, acusando, criticando y humillando.

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Palabras que edifican

Aprender a expresarnos en forma positiva y asertiva es un compromiso de todos, especialmente de los padres, primeros formadores y proveedores de la imagen que los hijos tendrán de ellos mismos.

La comunidad, por medio de las escuelas y lugares de formación profesional, aportarán lo suyo, enseñando el respeto mutuo y ayudando al ser humano a desarrollar sus habilidades educativas. Y, por último, las personas que nos representan en el gobierno, proveyendo los recursos y programas necesarios de apoyo para el niño, la mujer y la familia.

Hermosillo, ciudad de Sonora, México, ha desarrollado dos programas preventivos: “Haciendo la esperanza”, que da albergue a las mujeres que sufren violencia familiar y “Empodérate, mujer“, un programa de conferencias de les brinda ayuda y apoyo.

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Viviana Dominguez

Viviana es originaria de Argentina, madre y psicopedagoga. Disfruta de pasar tiempo con su familia, escribir, seguir cultivándose y reír.