8 problemas que todos deberíamos resolver antes de tener hijos

Si vas a traer un hijo al mundo, por favor, procura antes resolver tus problemas individuales y de pareja. El futuro de tus hijos está en tus manos.

Emma E. Sánchez

Una vez, cuando yo era niña, mi papá me explicó que los motores de los carros nuevos no eran precisamente nuevos, que antes de ponerlos en un vehículo nuevo para salir a la venta, los motores ya tenían muchos kilómetros recorridos, porque los probaban para buscar errores o problemas. Cuando funcionaban correctamente, estaban listos para salir al mercado en un flamante carro nuevo.

Entender esto fue muy revelador para mí, pues en mi inocencia, creía que el motor se armaba y hasta que el dueño ponía la llave y lo encendía, todas las piezas funcionaban por vez primera.

Esta historia  nunca la he olvidado y cuando pienso en la familia y los hijos desearía que las cosas fueran un poco parecidas a los motores:  que nuestras fallas y errores como padres salieran antes de “estrenarnos” en la paternidad.

Pero la vida es tan sorprendente, que la gran mayoría de las veces no nos damos cuenta que tenemos problemas no resueltos, hasta que un pequeño muy parecido a nosotros, nos lo hace ver.

Si este artículo llamó tu atención, podría ser por dos razones:

Porque un ya tienes hijos  y te has estado dando cuenta que tienes algunas problemáticas sin resolver.

O porque estás pensando ser padre o madre dentro de poco tiempo y quisieras prepararte mejor y evitar sufrimientos a tus futuros hijos.

Y puede haber una posible tercera: ya eres mayor, posiblemente abuelo y te das cuenta que tus hijos tienen problemas o no están criando de la mejor manera a sus hijos, y te preocupa.

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Entonces, acompáñame a revisar algunas situaciones que podemos comenzar a corregir o buscar enmendar.

Sospechas de problemas congénitos

Hace algunos años tuve la oportunidad de trabajar con una familia cuyo padre e hijos eran personas pequeñas y la mamá era la única integrante de estatura regular, de hecho, es una mujer alta.  Cierto día, al platicar sobre las historias de nuestras familias, ella me habló acerca de cómo se enamoró de su esposo que era su compañero de trabajo y luego cómo él no quería casarse por temor a tener hijos como él. Ya comprometidos, fueron al médico y tras varias pruebas, recibieron las noticias: si ellos tenían hijos, serían, muy seguramente, pequeños.

Pero como dicen por ahí “el amor lo vence todo” y ellos se casaron y no dudaron en ser padres. La vida les bendijo con dos hermosos hijos, de talla pequeña, que les han llenado de orgullo y mucha felicidad.

La historia se escucha muy bonita pero detrás, pero hubo horas de terapia, lágrimas, enojo, y mucha frustración por parte del padre, que no terminaron hasta que los niños ya cursaban la educación secundaria.

Como este caso, hay miles de personas que temen  transmitir sus problemas genéticos y te digo algo: muchas veces ni son problemas ni son genéticos o hereditarios y pasan la vida llenos de miedo y sufrimiento.

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Abuso o violencia vividos en la infancia

Pocas cosas destruyen tanto una vida como el abuso vivido en la infancia. Entre quienes lo vivieron, internamente hay un gran temor de no saber criar a un niño o inclusive llegar a lastimar a sus propios hijos.  Son vidas llenas de soledad, tristeza, rechazo personal y con una gran necesidad de amor y aceptación.

Este tipo de casos debe conducirse sin lugar a dudas con un especialista y créeme, hay muchas esperanzas y sanación, pero hay que dar el primer paso.

Abuso de drogas

Cualquier sustancia adictiva es preciso tratarlas y dejarlas antes de pensar siquiera en concebir un hijo. Al tratarse de químicos  y otras sustancias, el cuerpo lo resiente a profundidad, al grado de provocar malformaciones en los fetos, deficiencias en el desarrollo mental del bebé, bajo peso y otras problemáticas serias.

Alejarse de las drogas por un tiempo no es suficiente, se requiere de un periodo de desintoxicación y limpieza del cuerpo, luego un proceso de nutrición y algunas pruebas para descartar consecuencias en el futuro ser. Terapia de respaldo es fundamental, porque se ataca el problema de origen.

Carencias emocionales, trastornos y deficiencias

Ausencia de la madre, abandono del padre, exhibicionismo, fobias, problemáticas para relacionarse con otros, cuestiones de género, deben ser atendidos con especialistas. No hay otra opción.  Puedes recibir ayuda con terapeutas, religiosos y consejeros, todo abona y es bueno, pero la terapia y muchas veces la medicación, es necesaria.

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Rechazo a la maternidad o a la paternidad

Este es un tema muy complejo: muchos dicen querer ser padres o madres, pero en su interior hay rechazo a esta idea. No lo quieren, pero la presión social y familiar es tal, que contra sus deseos y sentimientos tienen hijos y con esto se viene una avalancha de sufrimiento para todos.

Hay otra historia también: la depresión post parto, que no es lo mismo que el rechazo, pero que debe cuidarse para que la madre no vaya a colapsar y todo pase lo mejor que se pueda.

Problemas legales

Malos negocios, demandas, pagos de impuestos y vamos a decirlo así: errores del pasado, pueden alcanzar tu presente y destruirlo.

Revisa tus asuntos y busca corregir, arreglar, poner en orden; finalmente es tu paz y la de los que amas y amarás.

Problemas económicos

Es imposible tener una situación holgada que garantice que tus hijos tendrán todo siempre, pero podemos prepararnos un poco para recibirlos.

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Lo ideal, claro, sería tener todo listo y pagado. Inclusive un ahorro para emergencias, pero si esto no es posible, por lo menos asegúrate de no tener deudas.

Deseos de formar una familia

Parece una obviedad pero no es así, todos deberíamos sincerarnos y entender el por qué queremos ser papá o mamá de un nuevo ser humano, reconocer el origen de nuestro deseo ¿es amor o una necesidad? ¿un capricho? ¿soledad? ¿por qué o para qué quieres tener un hijo? ¿Tu pareja piensa como tú? ¿ambos lo desean?

La paternidad y la maternidad son dones, son compromisos de por vida que te llenarán de dicha, te harán crecer y desarrollarte como nunca lo imaginaste. De ahí que es la oportunidad de mejora, de cambio y de felicidad.

Los hijos son una bendición, por eso hay que merecerlo, desearlo y trabajar por ello.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.