A mi hijo lo golpean en la escuela y ya puso la otra mejilla. ¿Cómo le enseño a defenderse?

Es en la infancia donde cada uno de nosotros aprendemos a hacer amigos, que no todas las personas nos agradan y que nosotros tampoco les agradamos a todos; por lo tanto, también debemos aprender a decir ¡no! y a saber defendernos.

Emma E. Sánchez

En una especie de introducción al tema me gustaría preguntarte antes, ¿cuál fue tu experiencia en la escuela básica cuando eras niño?, ¿te molestaban mucho?, ¿alguien te golpeaba, te quitaba tu dinero o se burlaba de ti? O peor aún, ¿eras tú quien le pagaba a sus compañeros?

Te pregunto todo esto porque, de alguna manera, nuestra experiencia personal será la base para ayudar a nuestros hijos a resolver estas experiencias de vida, desagradables, sí, pero necesarias para sobrevivir en este mundo.

Lo primero que como padres debemos tener presente es que por más que queramos, no podemos (y aunque pudiéramos, no debemos) estar presentes todo el tiempo y a cada momento de su vida, tampoco podemos ni debemos protegerlos por más que nuestros sentimientos nos indiquen hacerlo.

Entonces, te preguntarás, ¿cómo ayudo a mi hijo a que se defienda solo? Revisa conmigo estas siete reflexiones:

1. Hay gente buena, pero también mala

Por más feo que se escuche, es necesario que tus hijos sepan y tengan claro que no todas las personas que están a su alrededor desean lo bueno para ellos y, por lo tanto, deben de estar muy alertas y nunca confiarse a cualquiera.

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2. Oídos sordos a las palabras de los niños

En la escuela, en su salón o en el patio de juegos los niños están expuestos al contacto con sus pares cuya escala de valores y educación puede ser abismalmente diferente a la de tu hijo; inclusive en los mejores colegios particulares, donde se espera que el nivel socioeconómico y cultural sea medianamente similar, la violencia aparece, a veces con mayor impacto.

Los niños deben entender, en las conversaciones que sostengas con ellos, que se encontrarán con otros que buscarán tratarlos mal, ofenderlos y agredirlos de diversas maneras, y que ellos no deberán hacer caso a las cosas duras, crueles y hasta hirientes que les digan porque simplemente no son verdad.

Trata de explicar y enseñar a tu pequeño que quien trata así a sus semejantes nada más está buscando hacer sentir a otros lo mismo que él está sintiendo. Un niño golpeador, con mucha frecuencia es un niño que recibe golpes en su casa y quien ofende, por lo general, ha sido, y es muy ofendido. Por lo tanto, hay que mirarlos con otros ojos y no entrar en su círculo de violencia.

3. Pedir ayuda a un adulto

En la escuela y en todo lugar donde haya niños siempre está presente un adulto o una autoridad a la que se debe hacer saber que alguien está molestando a otro, inclusive a niños que no conozcan pero que vean que son agredidos, y con mucha más razón cuando se trata de uno mismo. Siempre hay que buscar a un adulto y si no ayuda, buscar a otro.

4. Evitar a adultos y niños agresivos

A veces pensamos que los niños no deberían preocuparse por estos temas, que deberían disfrutar de una infancia feliz y libre de estos problemas. Pero la realidad nos dice que debemos estar un paso adelante y prepararlos y enseñarles para que sepan defenderse desde pequeños y nadie abuse de ellos ni hoy, ni nunca.

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Parte de este aprendizaje es poder identificar a las personas agresivas, groseras, violentas y aprender a leer las intenciones de alguien. Desarrollar estas habilidades de seguridad personal puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte, como adultos lo sabemos y vivimos alertas.

5. Buscar a otras amistades

Infortunadamente, hay muchos niños cuyos padres no se han tomado el tiempo para acompañarlos a sus actividades escolares, escuchar sus pláticas y observarlos a la distancia con sus amigos, y por consiguiente no llegan a darse cuenta de quiénes son sus amigos reales.

Hay padres que no se dan cuenta de que sus hijos andan solos, que nadie los acepta, o peor aún, ven las señales de violencia y aislamiento y cierran los ojos pensando en que “son cosas de niños”, que “ya pasará”, que “debe aprenderlo, no hay de otra” y minimizan lo que sucede, tanto en si el niño es abusado o si él es el abusivo.

6. Decir ¡NO!

La seguridad y entereza para ponerse de pie y gritar ¡no!, empujar o alejar al abusivo no es algo que un niño logre con solo desearlo o decirle que lo haga. Es todo un proceso de autoconfianza y seguridad hecho en casa y a mano por los padres, y luego por el niño mismo. Dar esa voz de fortaleza es un logro muy importante, una conquista enorme que debe ser aplaudida, reconocida y motivada siempre.

7. Platicar con los padres

Tu hijo debe tener la suficiente confianza en ti para decirte que alguien lo está molestando en algún lugar de manera reiterada y tú, como adulto responsable y padre consciente, deberás dar oído, no minimizar nunca y hacer lo conducente. El niño verá que te importa, que le crees y que lo respaldas.

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Si es necesario ve a la escuela y habla con tantos maestros o directores debas hablar; si es necesario habla con los padres del niño agresor, cambia tú también de amistades si los hijos de éstos están lastimando a tu hijo y nunca los justifiques, haz lo que se deba y si es necesario hacer una denuncia pública, no te detengas, hazla, tú no sabes si dando hoy una buena lección podrás detener en el futuro el abuso implacable de muchos.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.