Algunas ideas para enseñar a tu hijo a pensar (segunda parte)

Una persona que piensa, es una persona que sabe sentir mejor, entender la vida mejor, vivir mejor. En este artículo continúo dándo algunos consejos que pueden ayudarte a hacer que tus hijos alcancen todo su potencial.

Oscar Pech

“Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”, reza el refrán. Y es cierto: muchas veces vemos en la vida a personas que nunca lograron “despertar” por completo y que, por lo mismo, las circunstancias pudieron más que ellos. La solución muchas veces habría sido simplemente enseñarles a pensar en su más tierna infancia. A continuación, sigo con esa lista de ideas que pueden ayudarte a enseñar a tus hijos a desarrollar más su intelecto. Los consejos:

Ser críticos

Es fundamental, si tus hijos van a pensar, que sean críticos. Que aprendan a dudar de todo lo que reciban, salvo de aquellas cosas que tú consideras vitales. Los principios religiosos, por ejemplo. Pero es importante que cuestionen los comerciales, lo que hacen los superhéroes, lo que dicen los libros de texto, lo que dicen sus amiguitos, de lo que el entorno quiere imponerles como moda, sí, incluso como moda de pensamiento. Y sí, por cierto, a veces es bueno que también cuestionen lo que dices tú. Es importante no que sean criticones, ni que aprendan a no creer nada, sino que aprendan que, antes de creer, hay que poner a prueba las cosas para saber si son verdad, y una vez que tengan certezas, que aprendan a aferrarse a ellas.

Lee, y utiliza la lectura como herramienta

Como alguna vez dijo sabiamente Gordon B. Hinckley, nunca hay que forzar a un niño a leer, pero siempre hay que tener buenos libros, libros interesantes, al alcance de su mano. Si uno pone a un niño en un contexto que favorezca la lectura, es mucho más fácil que él llegue a ser un buen lector. Ahora, yo conozco mucha gente que lee mucho, pero de lo que lee casi todo son bestsellers, y eso en realidad no deja mucho en la mente. No hace pensar, no deja cultura, es muy parecido a ver la televisión. Siempre será mejor leer los clásicos: ellos dejarán ideas en la mente de tus hijos; los harán pensar y, para hacer que sean todavía más de provecho, comenta con tus hijos lo que lees y lo que ellos leen. Eso de veras va a potenciar el efecto de la lectura de esos buenos libros.

Delibera con tus hijos

Dialoga con ellos, plantéales problemas, comunícate con ellos, cuestiona su punto de vista y permite que ellos te cuestionen a ti. No se trata de discutir por discutir, sino que ellos aprendan no a imponer su punto de vista, sino a buscar que quien gobierne su vida, siempre sea la razón, y también a que aprendan a no quedarse callados cuando en la vida o en la escuela se cometa una injusticia contra ellos. Discutir no es pelear ni tomar las armas, uno puede discutir y hacerlo con civilización, pero es fundamental que tus hijos aprendan a sostener y fundamentar sus puntos de vista. Lo cual tiene que ver con los siguientes puntos:

Permitirle que tome decisiones

Es claro que no van a decidir si van o no a la escuela, o si se unen a una pandilla o no, o si hacen o no la tarea. Pero poco a poco uno puede permitir que ellos vayan aprendiendo a tomar decisiones y, conforme aprendan a hacerlo bien y con responsabilidad, uno les irá soltando la rienda.

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Fomentar la sana estrategia de preguntar continuamente

Sí, un niño lo pregunta todo, lo quiere saber todo, y nosotros, los adultos, poco a poco vamos matando esa sana curiosidad. No estaría por demás recordar las palabras de Kipling: “Seis honrados servidores me enseñaron cuanto sé. Sus nombres son cómo, cuándo, dónde, qué, quién y por qué”.

Aprender a utilizar la TV

Sí, casi todo lo que transmite la TV es malo. Pero si como padres nos sentamos a ver los programas que nuestros hijos quieren ver por causa de sus amiguitos, y cuando apagamos la tele los comentamos, entonces la tele se vuelve un instrumento educativo: se vuelve el-intruso-desenmascarado. Nuestros hijos le creerán menos, la verán menos atractiva, y pensarán más al verla.

Hasta aquí los consejos. Por muchos años se consideró que la inteligencia con que una persona nacía, era la misma inteligencia con la que dicha persona moría: que la inteligencia no se podía incrementar. Ahora sabemos que no es así, que el aprender a pensar tiene que ver con un aumento de creatividad, con un incremento de la capacidad de solución de problemas, con una mayor capacidad de razonamiento. Todo niño es arcilla moldeable en las manos de sus padres, y en éstos radica la capacidad y la responsabilidad de trabajar con la naturaleza de sus hijos, para que puedan llegar a ser todo lo bueno que puedan ser.

Si has llegado a este artículo antes de leer la primera parte, te invito a que leas los primeros consejos aquí.

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Oscar Pech

Oscar Pech ha dedicado su vida a la enseñanza, la lectura, la escritura y la capacitación en diferentes partes de la República mexicana. Es una persona profundamente comprometida con la familia y los valores morales.