Aprendiendo en medio del dolor: el sagrado regalo de la vida
"La vida es un ratico", dice la letra de una canción. A razón de ello, te invito a leer este artículo y valorar más el tiempo con tus seres amados, pues nunca se sabe cuándo dejaremos este mundo.
Erika Otero Romero
Es extraño cómo un día estás gozando de la compañía de tus seres amados, amigos de siempre, mascotas y de tantas otras cosas y, al otro día, todo cambia. La misma naturaleza te enseña —de una de las formas más dolorosas— que todo es momentáneo, que decididamente ninguna de tus posesiones materiales tiene más valor que tus seres amados y el recuerdo que dejas en la existencia de ellos cuando mueres.
“La vida es un ratico”, eso es lo que suelo decirme cada día. Con ello, busco hacerme consciente de que estar bien con mi familia, perdonar a quienes me han lastimado, olvidar las ofensas y vivir cada día al máximo es más valioso que una casa lujosa o una cuenta de banco rimbombante. Eso debería tener más valor en la vida de todo ser humano.
Las enseñanzas en medio del dolor
Ejemplo de lo antes dicho es lo que le ocurrió el 2 de septiembre de 2015 a una amiga de la familia. Su hijo de 15 años murió en un accidente automovilístico junto a dos de sus amigos adolescentes. El joven que iba conduciendo el auto salió ileso, pero con la carga emocional de haber sido considerado el culpable de la muerte de tres de sus amigos.
Quizá suene frío, pero de una u otra manera una catástrofe de ese tamaño deja grandes enseñanzas, tanto para adolescentes como para los padres de los chicos, en constante búsqueda de sensaciones. Por esa razón, acá dejaré algunas de esas enseñanzas que las situaciones trágicas de la vida nos permiten aprender.
Para los jóvenes
Confía en las enseñanzas de tus padres
En la adolescencia esto es, quizá, algo que cuesta mucho trabajo. Esto se debe a que los jóvenes pasan por temporadas de rebeldía y suelen creer que “se las saben todas”. Joven, tus padres saben mucho más que tú, ya que han vivido y padecido más retos en la vida; confía y cree en lo que te enseñan ya que no te engañan y te aman de verdad.
Tus padres son tus mejores amigos
Está bien que tengas muchos amigos, disfruta de tiempo con ellos. Pero recuerda que al final del día serán tus padres las personas más idóneas para buscar guía y consuelo cuando tengas problemas o te circunde la adversidad. Acude a ellos en busca de orientación.
Anda con prudencia
Puede que quieras disfrutar de tu vida al máximo y de todo lo que ofrece, pero recuerda que “del afán no queda más que el cansancio”. Puedes disfrutar igual de tu vida sin tomarte todo a la ligera, con calma seguro que saborearás cada situación con mayor intensidad.
Para los padres
Confía en tus hijos, pero no los descuides
Padres abnegados igual han pasado por la angustia de la pérdida de un hijo. No consiste en estar las 24 horas del día tras ellos —por lo menos no de manera física—, sino de inculcarles desde chicos que sin importar el tiempo y el lugar, siempre pueden recurrir a la guía sabía que sus padres pueden brindarle.
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No los critiques, ni los juzgues
Sin embargo, no dejan de ser tus hijos y tu responsabilidad. Así que si una falta de parte de ellos amerita un castigo, hazlo sin dudarlo, pues el único fin es corregirlos y que sean personas de bien, para ellos mismos y para la sociedad.
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Apoya a tus hijos
Puede que la diferencia generacional los aleje de gustos y metas, pero eso no es impedimento para que sean padres y amigos de sus hijos a la vez. Ustedes son quizá las únicas personas que les pueden orientar de la mejor manera, en las decisiones más importantes de la vida.
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No esperes, por favor, que suceda una tragedia para apreciar el valor de cada miembro de tu familia. Cada día es un buen momento para demostrar cuánto amas y valoras a tu familia; no lo dejes para el final, porque éste llega de sorpresa y en cualquier momento.
Erika Otero Romero
Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.
