¿Asumes el papel de víctima? Es momento de decirle adiós

"El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional". Buda Gautama

Erika Patricia Otero

Todos en algún momento hemos asumido el papel de víctima en búsqueda de atención y piedad. Sí, a veces llamar la atención para que otros nos atiendan y cuiden puede ser agradable. El problema es que asumir esa actitud se vuelve un vicio que aleja a las personas de nuestro lado. Aparte de eso, hacernos las víctimas va a llevarnos paulatinamente a vivir en la queja constante.

Si hay algo más agotador que pasar por un momento duro, es tener que tolerar 24/7 a una persona victimista. Yo lo fui y no estoy orgullosa de eso.

Estar cerca de alguien que solo ve el vaso medio vacío, drena todo optimismo y buena vibra que puedas tener. Además, parece que atrae toda suerte de malas experiencias; tanto así, que cada día se sumerge más en la espesa negatividad arrastrando a todos a su alrededor.

Puede ser que no podamos elegir muchos eventos que nos sucedan en la vida; aún así, siempre podemos escoger cómo les damos la cara.

Aprendiendo a pasar del victimismo a la resiliencia

Como todo en la vida, se necesita querer hacer el cambio y constancia para lograrlo. Todo cambio que una persona desee hacer para su beneficio requiere que empiece a vivir una vida consiente.

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Justo por eso hay que aprender a reconocer si somos quejumbrosos o no. Darnos cuenta que estamos atados a la queja y pesimismo resulta conflictivo. Nadie quiere reconocer que puede ser un “bulto” de malas vibras, pero es necesario para superarlo.

Cuando admites que tiendes a ver todo como una ruina, que siempre te lamentas y pretendes que te tengan lástima; entonces, es momento de empezar a buscar la forma de cambiar.

Cambiar la actitud es el secreto

Todos podemos lograr ese cambio. Es cuestión de buscar la manera. La primera y más fácil opción es cambiar la actitud con la que percibes la vida.

Cuando me di cuenta que mi actitud era victimista, opté por empezar a observar a personas que admiraba. Di con una antigua compañera de universidad que siempre percibí como alguien feliz. Yo sabía que la vida de ella cuando éramos compañeras de estudio no había sido muy agradable; sin embargo, jamás perdió la sonrisa.

La seguía en varias redes sociales y en cada foto ella se veía genuinamente feliz. Leía sus publicaciones y en estas se detectaba siempre un evidente optimismo. Este no era una “pose” para dar una imagen fingida de ella; yo pude detectar que todo en su forma de ser era honesto. Entonces supe que eso era lo que debía hacer: cambiar mi actitud.

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Pasos que te ayudarán a dejar el rol de víctima

Te enumeraré lo que hice yo. Empecé de a poco y lentamente.

Sonreír

Me obligué a forzar una sonrisa apenas levantarme. Me sentía mal por fingirme adrede, pero luego de un tiempo, esa sonrisa se volvió genuina.

Así cada mañana me levantaba feliz solo por haber podido despertar con salud y rodeada por mis seres amados.

Agradecer

Luego dí el segundo paso: volverme agradecida. Cuando empecé a levantarme con una actitud positiva, me hice consiente de que era dueña de cientos de bendiciones.

Esto me llevó a volverme agradecida; fue así como mi vida empezó a cambiar. Desde el mismo momento en que abría los ojos, en mi mente decía: “Gracias por un nuevo día de vida”. Sí, porque no todos tienen esa misma oportunidad.

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Ver a mi familia me hacía sentirme tranquila; de nuevo agradecía tenerlos a mi lado. Así con los alimentos, porque muchas personas no tienen qué comer. Todo fue en aumento; ni mi positivismo era fingido, ni mi agradecimiento una mentira. Todo lo empecé a sentir en mi corazón; esto dio paso a que la tristeza, las quejas y la amargura salieran de mi vida.

Si lo ves detenidamente, debemos ser agradecidos y disfrutar de lo que poseemos; porque un día lo tenemos, pero otro día puede que no.

Prestar servicio

No necesitas ser millonario para ayudar a quien lo necesita. Basta con querer hacerlo y eso es todo. No importa si es un menesteroso con hambre o alguien en el bus que necesita un lugar para sentarse. El punto importante es hacer las cosas de corazón y no por ganar likes y vistas en una red social.

De la misma manera que puedes un día limpiar el jardín de un vecino; también puedes donar alimentos a una familia necesitada.

No importa el tamaño de la obra, lo que interesa es que te nazca del corazón.

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No te fijes en el qué dirán

Cuando una persona está preocupada por lo que otras personas puedan opinar de su vida, va a ver solo críticas.

Lo que los demás digan de ti no te define. Las sugerencias “bien intencionadas de los demás” lo que pretenden es que tú les complazcas, no tu felicidad.

Además, nadie sabe el camino que has tenido que recorrer para llegar a donde estás. Es justo por esto que debes ignorar cualquier discurso que intente quitarle importancia a tus logros.

Solo me queda por decir que en el mismo momento que decidas cambiar tu actitud hacia la vida, esta cambiará del cielo a la tierra.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.