Comida: aromas que unen a la familia

La costumbre de sentarse a comer en familia es algo que se ha estado perdiendo. Los beneficios son demasiados para permitir que se pierda, sentarse a comer juntos provee lecciones y memorias que vale la pena planear.

Denhi Chaney

En los tiempos de nuestra abuelita las comidas eran preparadas desde la mañana, se planeaba con consideración, y todos los miembros de la familia se sentaban a comer la comida caliente con el aroma de hogar, y el sabor que solamente nuestro sazón puede traer. Esta costumbre siguió por generaciones en donde la cocina así como el comedor eran los centros de atención familiar. Si nos ponemos a pensar, muchas de nuestras memorias más significativas de nuestra niñez provienen de ver a nuestra mamá cocinar, disfrutar de la comida en familia, y luego conversar a gusto antes de levantar la mesa. Los aromas y los sabores de esa cocina realmente unían a nuestra familia y nos ayudaban a detenernos un poco de nuestras tareas para disfrutar de la compañía.

Desafortunadamente, esta tradición de generaciones se está perdiendo. Las horas de trabajo, acompañadas con las miles de actividades afuera del hogar, y las necesidades de cada familia hacen que muy pocas veces – o ninguna vez – a la semana toda la familia se junte en el comedor para disfrutar de una comida. Aunque es entendible que las circunstancias familiares han cambiado y que la rutina familiar no es la misma que en los tiempos de nuestras abuelitas, un esfuerzo enfocado en comer juntos lo más que se pueda es indispensable, pues lo que no ha cambiado son los beneficios de tal hábito.

Como profesional creo firmemente que muchas de las cosas con que lidiamos como padres se podrían atenuar si intentamos comer en familia por lo menos dos veces a la semana, o más si es posible. Muchos de los problemas que veo en mi oficina están directamente relacionados con el anhelo que todo niño y adolescente tiene de pasar tiempo de calidad con mamá y papá, y también de momentos positivos de interacción el uno con el otro. Los beneficios son demasiados para enumerarlos en un artículo tan corto, pero algunos de los muchos beneficios son los siguientes.

1) Oportunidad para conversar

Este es posiblemente uno de los beneficios más importantes, pues como padres es esencial que nos tomemos el tiempo de simplemente hablar con nuestros niños. Durante la comida, en una conversación informal, es donde aprendemos lo que pasa en sus días, lo que piensan, de sus amigos, intereses y demás. En esta sociedad hace falta más comunicación entre la familia.

2) Crear costumbres y tradiciones

La hora de la comida es una buena oportunidad de crear costumbres y tradiciones que se pasan de generación en generación. Ayuda explicar que así cocinamos el arroz porque así lo cocinaba su abuelita, o que ésta receta es de la bisabuela. O simplemente decir que esa receta les gusta tanto que es individualmente nuestra.

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3) Crear cultura familiar

Es imperativo que tanto los niños como los adolescentes sientan que pertenecen a algo, no es suficiente saber que nacimos dentro de la familia sino que tenemos que sentir que pertenecemos a esta familia, y que como familia esto es lo que nosotros hacemos. Cuando los niños se sienten orgullosos de su familia y de los valores que aprenden dentro de ella, es mucho más difícil que actúen en contra de tal cultura familiar porque la entienden y la internalizan.

4) Relación en pareja

Da una oportunidad perfecta de que los niños y adolescentes observen la interacción entre pareja de papá y mamá. Si ellos observan cómo se ayudan mutuamente, esto les enseña de los roles de cada uno y más que nada les indica que todo está bien en la familia. Cuando los papás están bien, los niños se sienten seguros.

Comer en familia no es fácil con los diferentes horarios y deberes que tenemos que hacer, pero cuando entendemos los beneficios haremos lo posible por hacer de esa hora una hora sagrada en donde nos sentamos para dejar que los sabores y los aromas nos unan como familia. Es por eso que una comida familiar es mucho más que la comida en sí, es una hora en donde podemos solidificar nuestras relaciones familiares y mejorarlas aun con tenedores en el piso, servilletas sucias, y niños quejándose, pues esto no es lo que ellos recordarán sino los sabores, las risas, y ver a mamá y papá sentados juntos.

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Denhi Chaney

Denhi Chaney es egresada de la Universidad de Brigham Young con maestría en Terapia de Matrimonio y Familiar. Denhi también es esposa y madre de un niño. Puedes contactarla en .