Cómo desahogarnos constructivamente

Cuando abras tu corazón para conseguir descargar tu interior, conviene prestar atención a ciertos aspectos que hagan de este desahogo algo sano y productivo.

Marilú Ochoa Méndez

Dice el sicólogo estadounidense John Gray en su texto “Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus” (1991), que cuando los varones se sienten abrumados necesitan recluirse en su “cueva”, donde son capaces de procesar su mundo interno.

En cambio, las mujeres logramos ver mejor nuestro interior en el espejo de un oído atento que nos ayude a reflejar las emociones que nos perturban.

Pero desahogarnos, sacar nuestro interior para lograr vernos con más claridad, tiene algunas aristas que es preciso detectar, para que la experiencia sea constructiva y sana. De otro modo, en vez de convertirse en aire y fuerza para nuestro interior, contamina y expone.

A continuación, desarrollaremos esas ideas, para invitarte a reflexionar y a procurar la impecabilidad en tus palabras.

¿Por qué buscamos desahogarnos?

En el libro “Los Cuatro Acuerdos”, el doctor Miguel Ruiz nos lanza esta bella e importante invitación: Sé impecable con tus palabras”. Con ello nos invita a considerar su valor. Son importantes: las palabras crean pensamientos, y los pensamientos actitudes, y las actitudes actos o reacciones que definen nuestra vida.

Advertisement

¿Cuál es tu objetivo al compartir lo que te sucede con algún amigo o amiga? ¿Sacar de ti las emociones para mirarlas y procesarlas? ¿hablar mal de los que consideras, hacen tu vida miserable?, ¿lograr que esa persona se concentre en atenderte?

Rectificar la intención

Repasa conmigo por favor las preguntas del párrafo anterior y revisemos juntas cuál de las propuestas realmente sanaría tu interior.

En la primera: sacar las emociones te permites mirar desde fuera lo que te lastima o inquieta, y únicamente las expones.

En la segunda: hablando mal de los que te perturban, estás sacando tu mundo interior, pero lo contaminas mientras lo exteriorizas, elaborando de antemano un juicio que te impedirá (y también a tu interlocutor) verlo claramente.

En la tercera, no te estás concentrando en ti sino en la persona que te escucha. Valoras recibir aprecio y atención, y tal vez eso nuble tu intención de analizarte a fondo.

Advertisement

Utilizar las palabras sanamente

La “impecabilidad” de las palabras me parece un concepto bellísimo. Pueden ser ellas las que nos mantengan encerradas en la autocompasión, el desánimo, la incomprensión o el resentimiento.

En este proceso de desahogo es valiosísimo darnos la oportunidad de observarnos y observar el uso que le damos a nuestras palabras.

Te invito a revisar los verbos que utilizas: “me siento”, “me hicieron”, “soy responsable”, “no puedo con…”, son algunos ejemplos.

Es útil soltar lo que traemos en el alma, pero será también aleccionador observar cómo miramos lo que nos sucede, así lograremos mirarlo con ecuanimidad.

Cuidar a quién le das la llave

Estás a punto de abrir tu interior, y el de los tuyos, a alguien externo. En alguna ocasión escuché una frase preciosa: debemos entrar descalzos al interior de otro ser, porque es terreno sagrado. ¡Me encantó!

Advertisement

¿A quién dejarás entrar a ese mundo tuyo? ¿esa persona tomará tus confidencias amorosa y compasivamente? ¿te ayudará a ser mejor?, ¿tomará alguna represalia contra ti, o contra los tuyos por aquello que escuche de tus labios?

Es muy importante tener cuidado en este sentido, porque -si no nos cuidamos nosotras mismas en este sentido. ¿quién lo hará?

También puedes desahogarte contigo

¡Es verdad! También puedes escribirte cartas, sacar lo que duele y volcarlo en letras y palabras en una hoja de papel. Ahí podrás ver reflejado tu interior sin contenciones ni tapujos, y eso te ayudará a mirarte de una forma más integral.

Este desahogo en papel puede complementar el diálogo con las amigas y seres compasivos que buscarás para que te ayuden a crecer con más estructura y firmeza.

Tu intimidad es un tesoro

Hoy en día, la intimidad está desdibujada. Vemos continuamente cómo artistas, influencers, deportistas y más, exponen sus problemas, discusiones y a veces hasta sus encuentros íntimos o su cuerpo en redes sociales o la televisión.

Advertisement

Muchos lo hacen para ser vistos, pensando que de esa forma valen más o son más apreciados, olvidando que todos necesitamos un espacio personal inviolable y sagrado en el que guardemos nuestros pensamientos y deseos íntimos, nuestros recuerdos.

Esta situación nos despersonaliza, nos va cosificando, porque se olvida que cada uno somos distintos, especiales y únicos, y buscamos destacar por el escándalo, el ruido, el atractivo físico, que nunca muestran nuestra esencia.

Somos mucho más que nuestro cuerpo, mucho más que nuestro atractivo, mucho más que nuestra productividad. Ese es el riesgo que corremos cuando ventilamos de más nuestra interioridad: podemos mercantilizarnos, y promover que nos vean como algo agradable, atractivo, en vez de como alguien.

Tips para valorar nuestra intimidad

1 Reconócete valiosa, única, grande y portadora de valor

2 Tus pensamientos, deseos internos, sueños y anhelos son únicos y válidos, reconoce tu potencial escuchándolos

Advertisement

3 Enseña a los tuyos que la intimidad es un valor grande, que es un espacio personal que es preciso proteger y reconocer

4 Reflexiona conmigo sobre esta bella frase: “La parte más intima de una mujer no la tendrás nunca mientras la desnudas, la tendrás mientras la escuchas. La parte más intima de una mujer, la tendrás cuando toques un punto que nunca nadie más ha tocado así: su alma“.

Con mucho cariño, deseamos para ti que siempre quien toque tu alma, sea consciente del privilegio que le brindas.

Toma un momento para compartir ...

Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.