Cómo desarrollar el lenguaje del bebé desde sus primeros meses

Un bebé puede comenzar a balbucear sus primeras palabras tan pronto como a los seis meses, o mucho después de los doce y el progreso dependerá tan solo del estímulo que pueda tener en casa.

Juliana Echeverry

Si bien es cierto que el desarrollo del niño en cualquiera de sus aspectos varía en cada caso, también lo es que cualquier pequeño dentro del rango de normalidad responde de manera positiva y acelerada al esfuerzo y dedicación de la madre, o la persona que esté al cuidado del pequeño.

Si tú eres una madre de tiempo completo y tienes la maravillosa bendición de estar en casa con tu hijo, en primera instancia disfrútalo: valora esa oportunidad que te está dando la vida. Pero sobre todo, aprovecha ese tiempo al máximo para desarrollar, desde muy temprano, el lenguaje del pequeño.

Esto servirá no solo para dar más confianza y seguridad al niño, sino que estrechará de manera muy positiva los lazos entre ambos. ¿Cómo se logra entonces alcanzar este objetivo? A continuación te daré unas pautas sencillas pero bastante efectivas que te ayudarán a conseguirlo, a fin de que incluso disfrutes del proceso:

  • Háblale todo el tiempo. Recuerda que el niño aprende por imitación y su cerebro almacena información por la frecuente repetición de palabras. Debes comenzar a hablarle, incluso desde que está en tu vientre. Una manera muy eficaz de hacerlo es leyéndole en voz alta durante el embarazo.
  • Describe cada una de las actividades que realizas con él. Podrías hacerlo de la siguiente manera. (En el baño): “Te voy a bañar con el jabón cuadrado de color azul, y el patico amarillo, te va a acompañar, cuac, cuac”; (Al vestirlo): “Mira qué linda la camisa verde que vas a usar hoy con los pantalones negros. Mmmmm, qué guapo te ves. Mírate en el espejo”. (En el desayuno): “Vamos a desayunar unos deliciosos huevos revueltos, para que te pongas grande y fuerte. Mmmmm, qué delicia”. Y así sucesivamente. Estos son solo algunos ejemplos de cómo lo puedes hacer. ¿Cuándo empezar? Desde el primer día que lo lleves a casa, todo esto poniéndole emoción y mucha diversión, y verás cómo él lo disfrutará y la unión madre-hijo se hará muy estrecha y fuerte.
  • Sal de paseo a tomar el sol con él y, mientras tanto, descríbele todo lo que veas, utilizando frases largas y bien elaboradas. Recuerda que tal como le hables, él lo hará también cuando esté listo para hacerlo. Jamás utilices frases como “casa blanca” o “perro ladra”, porque esa no es la forma real en la cual nos comunicamos. Cuando le hables hazlo como si lo estuvieras haciendo con otra persona, es decir, con lenguaje sencillo, pero con frases bien estructuradas.
  • Jamás le hables a media lengua, es decir, de manera incorrecta, como por ejemplo: “Mila el pelo”, en vez de “mira el perro”. Recuerda, se aprende por imitación.
  • Cántale canciones infantiles o haz que las escuche. Una de las formas más divertidas y efectivas de aprender, es a través de la música; y si además de cantar, demuestras con acciones lo que dice la canción, sería aún más divertido y provechoso.
  • Utiliza libros con figuras o fotografías de colores brillantes en los cuales se vean claramente las acciones, expresiones faciales, objetos y demás, que te permitan enseñarle. A medida que van apareciendo las figuras puedes explicarle o describirle lo que allí aparece.
  • Permite que vea programas infantiles educativos, tales como Dora la exploradora, Plaza sésamo, o tantos otros que se encuentran en la programación habitual, pero eso sí: asegúrate que sean constructivos. Evita todos aquellos que distorsionan las buenas costumbres, o que exaltan los antivalores, como por ejemplo Los Simpson, y similares, que llenan nuestra televisión en la actualidad, y que son bastante peligrosos para la formación del pequeño.
  • Corrígele con delicadeza las palabras mal pronunciadas. A medida que vaya progresando corrígele con delicadeza las palabras mal pronunciadas, pero sin exigirle demasiado, solo a su ritmo. Su aprendizaje no debe convertirse en una carga para el niño, por el contrario, siempre debe ser divertido.

Estas estrategias son efectivas y comprobadas. Yo, afortunadamente tuve la bendición de ser madre de tiempo completo y como educadora que soy pude experimentar con mis hijos y ambos, a los 18 meses ya se expresaban correctamente con frases bien elaboradas y podían sostener una conversación con cualquier persona. De ahí en adelante su desarrollo fue muy acelerado lo que les permitió desenvolverse bastante bien cuando llegaron a la escuela. Pero lo más valioso de todo, además del aprendizaje y la diversión, fueron los nexos afectivos que se crearon a lo largo del proceso, como base de una excelente comunicación entre los tres. Y tú: ¿tienes alguna otra sugerencia que quisieras compartirnos?

===

Advertisement

NOTA: El punto de vista del autor no necesariamente refleja la opinión editorial.

Toma un momento para compartir ...

Juliana Echeverry

Me gusta escribir, leer, pintar, tejer y compartir con mi familia.