Cómo enseñar a los hijos a ser obedientes

La obediencia es un principio fundamental que podemos enseñar a nuestros hijos al aplicar estas ideas para que aprendan temprano cómo ser responsables por sus acciones y recibir privilegios en lugar de consecuencias en su vida.

Anders Peterson

Cuando nacen los hijos tenemos muchas esperanzas fundadas de que puedan convertirse en personas que disfruten los resultados de buenas decisiones tomadas. Pero ¿dónde comienza la fuente de toda rectitud? ¿Cómo podemos preparar a nuestros hijos para ser ciudadanos honrados? Todo comienza en un principio fundamental: la obediencia. La clave está en enseñar a nuestros pequeños en el hogar a ser obedientes y ser sus propios agentes en hacer bien. Si logramos esto eficazmente, existen mayores posibilidades de que nuestros hijos puedan encaminar sus vidas en base a la obediencia en el futuro. A continuación propongo algunas maneras de enseñar la obediencia a los hijos:

La importancia de entender que la obediencia recta no es lo mismo que obediencia “ciega”

existe una gran diferencia entre la obediencia sin cuestionar, “ciega”, y la obediencia “en rectitud”. La obediencia ciega nos puede hacer correr el riesgo de hacer algo sin pensar sobre el verdadero propósito de lo que se nos pide. Debemos preparar a nuestros hijos para que sean obedientes reflexionando sobre lo que se les dice que deben hacer, y si es algo bueno o apropiado, entonces pueden proceder para ejercer su libertad haciendo lo que es correcto.

La humildad es un requisito para la obediencia

sin ser humildes es imposible obedecer. Estas dos virtudes van de la mano, por eso una de las ventajas de enseñar esto a los hijos es que pueden entender que necesitan la primera para ejercer la segunda. El ser humildes nos ayuda a ser obedientes porque es lo correcto, aunque nuestro deseo sea hacer lo contrario o satisfacer un capricho personal.

La obediencia resulta en privilegios mientras que la desobediencia acarrea consecuencias

esta verdad es fundamental que los chicos aprendan desde pequeños. Para enseñar esto en nuestro hogar, mi esposa y yo hacemos algo muy a menudo. Cada vez que nuestros hijos toman una decisión acertada, basándose en su obediencia, les felicitamos y les decimos que lo que reciben es un privilegio por haber hecho lo que debían, lo que era correcto. En cambio, cuando desobedecen y reciben la consecuencia, también tomamos provecho de esta oportunidad para dialogar sobre los efectos negativos de la desobediencia, tales como la pérdida de privilegios, la tristeza y la falta de confianza. Estos pequeños y profundos detalles se han convertido en una enseñanza natural para que nuestros hijos aprendan que es mucho mejor obedecer que desobedecer.

La obediencia debe aplicarse en todo lugar, especialmente cuando no somos vistos

este principio ha influenciado el comportamiento de nuestros hijos, porque luego de explicarles que deben ser obedientes en todo momento, pero en especial cuando están fuera de la vista de sus padres, maestros y cualquier adulto responsable, ellos han asumido el compromiso de recordarse mutuamente sobre la importancia de ser obedientes.

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La obediencia trae seguridad personal y familiar

si todas las familias aplicaran el sencillo principio que la obediencia a las leyes morales y cívicas trae como resultado la seguridad de los individuos, y como consecuencia, de la sociedad entera, el mundo sería un lugar muy diferente. Sin embargo, nosotros podemos comenzar a hacer una diferencia al hacer que esa seguridad sea algo real en nuestras vidas, comenzando por enseñarla a nuestros propios hijos.

Al poner en práctica estas sugerencias, puedes ayudar a tus pequeños a lograr no sólo felicidad sino un propósito fidedigno para ser buenos porque es lo correcto y lo que finalmente les llevará a lograr buenas experiencias en la vida.

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Anders Peterson

Anders Peterson is a Spanish language instructor at the University of Arizona and also works as a translator and interpreter . He lives in Tucson with his wife and children.