Cómo mi vida cambió, luego de perder mi embarazo

Perder un hijo durante el embarazo puede llegar a transformar la vida de la mujer y de toda una familia. ¿Qué hacer para que esa transformación sea positiva?

Emma E. Sánchez

Saberse embarazada es una mezcla de sentimientos: miedo, nerviosismo, muchas ilusiones, pero sobre todo mucha felicidad. Estos sentimientos vienen incluso cuando el embarazo nos toma por sorpresa: el simple hecho de imaginar y saber que una personita se desarrolla dentro de nosotras, es un milagro increíble.

La mente comienza a imaginar cómo será, si se trata de una niña o un niño, si se va a parecer a papá o a mamá, tal vez como la abuela, o el tío y miles de preguntas surgen. Pero son muchos más los cuestionamientos que nos hacemos a nosotras mismas si seremos capaces de enfrentar el parto, dónde daremos a luz, dónde estudiará, la carrera que querrá estudiar y lo que estaremos dispuestas a hacer para que sus sueños y metas se cumplan.

Y entonces nuestra vida se transforma y la ponemos como garantía por nuestro pequeño en el vientre. Pero hay casos terribles en donde en un segundo todo se destruye, cuando alguien nos dice que hemos perdido a nuestro bebé, que no nacerá, que no crecerá o que nunca le tendremos en nuestros brazos.

No es posible explicar lo que se siente perder un embarazo y perder un bebé muy deseado, esperado y querido. Si tú estás pasando por esta terrible situación permíteme decirte que hay vida después del trago tan amargo y que es posible y necesario que recobres el ánimo y la esperanza. ¿Me permites compartirte algunos aprendizajes?

1. Eres una mujer más fuerte

Levantarse de un golpe como éste, es admirable. Ahora puedes enfrentarlo todo. Ya no hay nada que a ti pueda derribarte. Tal vez no lo creas en este momento, pero la mayoría de las mujeres que sobrelleva este desafío, se convierten en personas sumamente resilientes, positivas, solidarias y transforman su vida profundamente. Cruzaste el valle de la muerte y saliste entera. Recuérdalo siempre.

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2. Ahora tú sabes lo que verdaderamente significan las palabras amor, resignación y esperanza

El amor que te dieron tus familiares, amigos y de quien menos lo esperabas te reconfortó, pero sobre todo el amor que tú desarrollaste por alguien más. Entendiste y aceptaste el desafío que te tocó vivir y te sometiste a la prueba con humildad, buscando que los que amas no sufrieran más por ti, porque ahora tú entiendes lo que significa sufrir.

Curiosamente, ante la pérdida, nace la esperanza en muchos sentidos: en la vida, en las relaciones, en criar una familia y en el volver a intentar ser madre.

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3. Eres el aliciente para otras mujeres que pasarán por la misma experiencia

Si has perdido un embarazo, tendrás el conocimiento que solo da la experiencia. Eso es mucho muy valioso para las muchas mujeres que pasarán por tu vida, pues se verán altamente favorecidas por tus palabras y ejemplo de vida.

4. Eres una gran madre

Una gran tía, una gran mujer completa y tus dones divinos de mujer y madre se manifestarán hacia todos los niños que tengas la oportunidad de formar, cuidar y, sobre todo, amar.

5. Ahora conoces a Dios

Conoces de la fe, del amor y del cuidado que Él tiene por ti y tu hijo. La oración ha sido tu refugio y ahora eres mucho más sensible a Su tierna voz y dispuesta a lo que Él tenga reservado para ti.

En tu mente, pero sobre todo en tu corazón, algo te dice que esto no es el final que hay algo y alguien muy especial para ti esperándote en algún lugar.

Llegar a estos aprendizajes nunca es fácil. Cuestan muchas, muchas lágrimas y largas noches de reflexión, duda y angustia. Pero el amanecer que nos da la esperanza llegó a tu vida poco a poco y, cual crisálida, un día te diste cuenta que te has convertido en una mujer maravillosa, completa y refinada en lo más profundo y real de tu ser.

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Perder un embarazo o un hijo, siempre transforma la vida de una mujer. Busca que esa transformación sea de fortaleza y todo tomará su sitio. Solo así encontrarás las razones que tanto buscas. Confía en Dios, en que todo saldrá muy bien.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.