Cómo preparar y ayudar a tu hija para su primer período

Prepara a tu hija para su primer periodo no solo es una gran oportunidad de enseñarle, es el inicio de una relación de confianza y amor.

Emma E. Sánchez

Voy a comenzar platicándote algunos números interesantes: una mujer, en promedio menstrúa 3.000 días en su vida, ¡esto es más de 8 años de su vida viviendo con su menstruación a diario!

La menstruación es un signo de buena salud, lo cual es una buenísima noticia. Todos nosotros estamos en este planeta gracias a que la menstruación existe, de lo contrario, la vida y la reproducción no existirían.

Hace muchos años y , desafortunadamente hoy en día en algunas culturas, la menstruación es sinónimo de vergüenza, de preocupación o inclusive de descalificación o hasta un incapacitante para la mujer cuando justamente, es todo lo contrario.

He querido iniciar con estas palabras porque, para mi tristeza, ideas muy extrañas y hasta retrógradas siguen prevaleciendo entre los seres humanos, privando a las mujeres de oportunidades de desarrollo y autonomía.

Decidí escribir este artículo a petición de  maestros que atienden preadolescentes y hasta de un guía de campamentos que, como él dice: le ha tocado atender “sorpresas” y por supuesto, a solicitud de madres cuyas hijas no tardan en presentar su primera menstruación pero que sienten una carga demasiado pesada de hacerlo, que no saben cómo hacerlo o que también hay que decirlo, tuvieron una mala experiencia en estos temas y hoy es algo abrumador.

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Entonces, si algo así te pasa o simplemente quieres preparar para ayudar a tu hija, permíteme compartirte estas ideas:

Hay muchas lecciones previas

Algunas personas erróneamente creen que hasta que su hija comienza a menstruar se debe hablar con ella sobre el tema o cualquier otro relacionado a su sexualidad. Se considera un error esto porque tu hija va a experimentar y vivir muchas situaciones que requieren de información correcta inclusive, antes de su primera menstruación, aplazar la entrega de ella, puede generar otras problemáticas, por cierto, desagradables.

A todos tus hijos, sean hombres o mujeres, debes hablarles desde pequeños sobre el cuidado de su cuerpo, sobre quién puede o no tocarlos.

Ellos deben aprender esto:

Sus partes públicas: las partes de su cuerpo que alguien puede tocar, por ejemplo, sus manos, su cabeza o su brazo ¿Quién puede tocarlos en esas partes? Sus compañeros de clase, sus amigos, profesores.

Las partes que pueden tocar con permiso: su estómago, sus piernas o cuello; por ejemplo cuando va al médico, él o tú le piden  permiso o avisa que va a revisar su pancita, esto es muy importante, es una muestra de respeto que ellos asumirán.

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Las partes privadas que nadie debe tocar: su entre pierna, sus genitales y pechos.

El cuidado de su cuerpo, su higiene y seguridad se enseñan desde pequeñitos y continúa hasta su adolescencia. Cada vez tus hijos van a ir entendiendo con mayor claridad las razones de fondo.

Recuerda: la prevención del abuso infantil inicia aquí, esta preparación no se puede postergar.

La gran charla

Siempre le digo a los padres: observen a sus hijos. No lo miren ni caigan embelesados ante el amor que les prodigan, no, obsérvenlos con detenimiento y verán como sus cuerpos comienzan a cambiar pero aún antes de esto, cómo su mente comienza a transformarse, se vuelven irritables, testarudos, tienen más sueño, comienzan a cambiar ante nuestros propios ojos y en un parpadeo, las niñas despuntan en jovencitas.

Cada año, debes revisar con detenimiento los libros de ciencias naturales  que tus hijos llevan a la escuela, esa es una magnífica guía de los temas que tu niño verá en el ciclo escolar. Sí, y que obedece al desarrollo del niño en ese año. Revisa los temas que trata y a partir de ahí y lo que observas en tu hijo pueden ir platicando ¡platicando! No regañando  ni sentenciando.

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Si ves que por ahí, alrededor del 4to grado donde los niños tienen entre 8 y 9 años, tu hija en particular está subiendo un poco de peso o esta creciendo, ya es tiempo de hablar sobre la menstruación.

El abordaje puede ser desde una de esa charlas de sobremesa, de lo más normal, algunas madres han iniciado el tema desde su propio periodo, esto es, comentar que estás en tu periodo, lo que te pasa e instruirle a ella  de manera indirecta, repito, algo muy casual.

Una amiga me compartía que su “gran charla” inició en el supermercado en el pasillo de productos para la higiene y ella me contaba que fue de lo más agradable porque iban haciendo las compras y la niña preguntaba. Ella veía un producto, lo revisaba y le daba tiempo de pensar su respuesta. Me decía que estaban tan a gusto, que luego era solo dar vueltas por los pasillos para que la niña no dejara de hacer preguntas.

Lo que te quiero decir es que no es necesario hacer una gran reunión formal y dar toda una cátedra sobre el tema, verás que el momento menos esperado resultará el mejor, y la otra, es que ese es el pretexto para iniciar una serie de muchas, muchas pláticas.

El canal de comunicación

Hablar de este tema de una manera tranquila, sin prejuicios ni visiones arcaicas, te permitirá iniciar un canal de diálogo, que de cuidarlo y nutrirlo les acompañará toda la vida.

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La menstruación es un proceso natural y normal de la vida y si no podemos hablar de él con tranquilidad y normalidad, ¿qué pasará con los asuntos verdaderamente complejos que vendrán? Cualquier hijo, y en especial las hijas, deben de tener la confianza suficiente para decirle a sus padres lo malo que pudiera ocurrirle, ella sabrá que ante lo más grave que pueda pasar, ella siempre tendrá un lugar a donde regresar donde siempre será bienvenida.

Un paso a la vez

Primero cuidado y aseo de nuestro cuerpo, luego, prevención del abuso o robo de niños, posteriormente menstruación y la siguiente ya puede ser embarazo. Más adelante prevención y actuación ante una violación.

Sí ya sé, aquí el corazón se nos parte, pero es una realidad ineludible tocar estos temas con nuestros hijos, niñas y niños y por igual.  Es nuestro deber enseñarles para que puedan tomar las mejores decisiones porque nosotros no estaremos con ellos siempre.

Un paso a la vez, y entre que lo das, edúcate, busca información, supera tus propios temores y desafíos porque llegado el momento debemos actuar correctamente.

Cuando llega el gran día

Si has estado atendiendo todo lo anterior y has llevado el proceso con naturalidad, el día que llegue su primera menstruación será un día feliz para todos.

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Dentro de la preparación previa, debes enseñarle a tu hija qué hacer si esto ocurre en la escuela o en un viaje. Aquí te paso lo que a mí como madre de tres hijas me funcionó: después de la gran charla y tras observar que el tiempo se acercaba, a cada hija le obsequié una pequeña bolsita con dos toallitas sanitarias pequeñas. De niña, como decía mi hija, toallitas húmedas y un chocolatito que al abrirlo decía ¡felicidades!  El chocolate nunca llegó al gran día, por cierto.

Lo que viene después es la parte más importante

Esta vida es tan hermosa que nos va dando lo que necesitamos para enfrentar cada etapa y cada momento, si comenzamos a tiempo todo irá fluyendo, y si no fue así hoy podemos corregir y hacer lo que nos faltó.

Te invito a establecer una buena relación con tus hijos y tus hijas haciendo algo significativo por ellos hoy.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.