Cómo puedes hallar descanso para tus cargas, perdonando

Perdonar es una de las acciones más difíciles de hacer, al grado de que para algunos resulta imposible. Mira algunos consejos que te pueden ayudar a lograrlo.

Erika Gaytán

Hace dieciocho años, los abuelos de una amiga sufrieron un accidente que los privó de su vida. El joven culpable fue aprehendido y su padre rogó el perdón para él, sin conseguir nada. Al principio la familia de esta pareja, como es natural, estaba cegada por el sufrimiento y sólo quería justicia, pero el padre del responsable siguió rogando por su indulto hasta que mi amiga accedió en nombre de la familia. Esto ocasionó un conflicto muy fuerte con sus hermanos, que no estaban de acuerdo con la decisión tomada. A consecuencia de esto todos se dejaron de hablar entre ellos. Años después se reunieron y ella les recordó que sus padres les habían enseñado la importancia del perdón, y que mientras ellos no perdonaran, nunca iban a ser felices. Sus hermanos se sintieron un poco avergonzados por no haber recordado ese legado de sus padres y, además, por contribuir a la separación de la familia por tantos años. En ese momento todos se abrazaron, lloraron y se pidieron perdón.

Es cierto que este es un caso muy extremo, pero al mismo tiempo constituye una lección muy fuerte. Hay momentos en que se viven situaciones más leves y con todo no es fácil olvidar. Así que, si te preguntas cómo puedes llegar a perdonar, te comparto los siguientes pasos:

1. Deja el orgullo de lado

Primero, pregúntate si el agravio o la falta que te hicieron de verdad te afecta a ti o a tu familia de forma grave, y qué consecuencias puede traer. Si afecta únicamente a tu orgullo, llegó entonces el momento de practicar la humildad.

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2. Sigue la regla de oro

Jesús enseñó en Mateo 7:12: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos”. Recuerda que con la vara con que mides, serás medida.

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3. Ponte en los zapatos del otro

Sin que pienses en “Yo sería incapaz de hacer una cosa así”, haz un breve cambio de papeles en el que tú seas quién cometa la falta. A ello le llamamos empatía, y la empatía, si no justifica, al menos nos ayuda a comprender a nuestros semejantes.

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4. Busca ayuda profesional

Si tu caso es más severo porque sabes que no es saludable estar mal con una persona, pero por más que haces no puedes perdonarla, acude con un guía espiritual o con un psicólogo. Ellos sabrán cómo apoyarte. Lo más importante es que quieras hacerlo.

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Observa a la gente que no guarda resentimientos y sabe perdonar, así como a quienes hacen todo lo contrario y después realiza un comparativo sobre quién es más feliz. Es seguro que los primeros viven en armonía. Perdonar no es sencillo; sin embargo, cuando perdonas estás en vías de sentir un gran alivio en tu interior y una paz increíble que te permite ser feliz contigo misma y con los demás; pero el no hacerlo te ata, te hace infeliz, te amarga, lo que no sólo te afecta a ti, sino también a los tuyos.

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Erika Gaytán

Oriunda de la tierra del taco, el mariachi y el folklore. Periodista de profesión y corazón. Por muchos años he tenido la fortuna de colaborar como docente en la educación de niños, adolescentes y jóvenes. La música, la enseñanza, la investigación, lectura y escritura son mis grandes aficiones.